Roma.— La Iglesia católica enfrenta una “guerra civil” y requiere de un Papa “remendador”, que cure la división, a la vez que atienda los problemas sociales y promueva la paz.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Marco Politi, uno de los periodistas italianos más prestigiados y conocedores de la materia vaticana y en particular de los cónclaves, considera que no habrá un Francisco 2, porque se requiere un trabajo “de restauración”. Politi, colaborador de medios como ABC, CNN, BBC, y autor de libros como Francisco entre los lobos. El secreto de una revolución, y La revolución incompleta. La Iglesia después de Francisco, explica que los cardenales ultraconservadores que participarán en el cónclave “saben que no pueden imponer el nombre del futuro Papa y por ello deberán buscar un moderado, un poco conservador, un “frenador” de reformas.

Algunos cardenales sostienen que la elección del nuevo Papa será más bien rápida, pese al elevado número de electores (133) y la universalización de estos. ¿Compartes esta idea?

—Creo que todavía no se puede decir cuánto durará el cónclave, porque no conocemos con exactitud qué grupo de votantes están detrás de los candidatos. Hay muchos y no se tiene conocimiento de quiénes y cuántos están dispuestos a votarlos.

Vistas las emergencias que deberá enfrentar el nuevo Papa: guerras, crisis económicas y democracias que se tambalean, ¿es realmente importante la región del mundo de donde provienen los candidatos o más bien su experiencia pastoral y diplomática?

—Entre las tantas emergencias hay una que Francisco recordó con dramatismo su último viacrucis, al referirse a la gran división que existe en la Iglesia. Textualmente dijo que el vestido de la Iglesia estaba desgarrado y que sus discípulos estaban divididos y por ello pidió a Dios paz y unidad. A esta emergencia se unen los problemas mundiales, justicia, paz, etc., pero el primer problema que deben afrontar los cardenales en este precónclave es el de rearmar los pedazos en los que se encuentran la iglesia, que ha tenido 10 años de guerra civil. Conservadores y ultraconservadores han combatido a Francisco por sus iniciativas sobre la comunión a los divorciados, la posibilidad de que las mujeres pudieran ser diáconos, por la igualdad con la que trató a los homosexuales y por haberles impartido la bendición. Esta guerra civil ha dejado una gran división y por ello el nuevo Papa deberá ser un “remendador”, uno que cose los pedazos rotos, visto que la mayoría de los cardenales está convencida de que es necesario continuar con la política de Francisco, esto es, seguir atendiendo los problemas sociales, la justicia, la lucha contra un capitalismo salvaje, el degrado de la naturaleza, pero sin olvidar la dignidad del migrante y la paz en el mundo.

¿Las Congregaciones Generales conseguirán diseñar el perfil del nuevo Papa y las prioridades de su pontificado?

—Las Congregaciones sirven justamente para delinear las plataformas del futuro pontificado: hace 12 años su gran demanda fue limpiar o sanar el banco del Vaticano, cosa que Francisco hizo puntualmente. En esta ocasión la primera exigencia en el precónclave es reconstruir la unidad de la Iglesia, continuar con su política social, pero también ocuparse de la crisis de las vocaciones, de la poca participación en las misas, así como del porqué los jóvenes se han alejado de la religión. Revitalizar el cristianismo es un tema fundamental para el próximo precónclave.

No obstante los constantes y duros ataques contra Francisco, venidos del interior de la Iglesia, ¿es posible que el nuevo Papa pueda dar continuidad a su pontificado?

—Yo creo que sí. El gran desafío es continuar la vía de reforma de Francisco, pero no habrá un Francisco 2, porque el Papa argentino abrió muchas grietas en la paredes de la fortaleza vaticana. Ahora es el momento de hacer un trabajo orgánico de restauración, razón por la cual no puede ganar el extremismo conservador, pero sí puede influir haciendo más lento y cauto el proceso de reforma.

¿Quiénes son en tu opinión los verdaderos papables, los candidatos de conservadores, progresistas y centristas con el mayor consenso en el Colegio Cardinalicio?

—Por el momento es difícil decirlo, por los muchos nombres de un alto nivel que suenan. Hablamos del secretario de Estado, Pietro Parolin; de Matteo Zuppi, presidente del episcopado italiano; del Patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa; de Jean-Marc Aveline, cardenal de Marsella; de Juan José Omella, cardenal de Barcelona, todos ellos de orientación reformadora, mientras que entre los conservadores tenemos sólo al cardenal de Budapest, Péter Erdő. .

Con esto quiero subrayar que hay muchos candidatos y hasta ahora no se sabe cuál de ellos tiene asegurado un consistente número de votos. Parolin al parecer cuenta con 40 o 50 votos, pero para ganar deberá llegar a 89 votos, un altísimo número que nunca antes había sido necesario para ganar en un cónclave. Otra novedad es que no se ve en el horizonte un candidato fuerte del ala utraconservadora. Estos saben que no pueden imponer el nombre del futuro Papa y por ello deberán buscar un moderado, un poco conservador, un “frenador” de las reformas que, hasta ahora, no se ve.

Ya que has hablado de Parolin, los medios locales y también parte de la curia romana hablan de la necesidad del regreso de un italiano, no por nacionalismo, sino porque los italianos cuentan con una larga experiencia en la curia, que no tienen los electores de otros continentes, así como en las cuestiones teológicas y administrativas.

—Hoy menos que nunca se puede agitar en la Iglesia una bandera étnica o nacional, pero a decir verdad la mayoría de los candidatos son europeos y lógicamente italianos, porque en una fase de transformación, de grandes desafíos y de superación de las divisiones en el interior de la Iglesia, es importante elegir a un Papa que conozca bien el aparato y el funcionamiento de la curia romana y también el papel que juega la Santa Sede en el mundo. Desde este punto de vista, los cardenales italianos y europeos cuentan con mayor experiencia.

De todos los nombres de electores que has mencionado, ¿cuál es el que está más en regla para salir de la Sixtina como Papa?

—No puedo mencionar ninguno, porque en el último cónclave todos decían que el elegido era el cardenal [italiano Angelo] Scola, pero después de que [el argentino Jorge Mario] Bergoglio hizo su histórico discurso fue quien ganó la elección. Al respecto me parece bastante real, hablando metafóricamente, lo que apareció en la película Cónclave: hizo ver cómo era dura la lucha de las varias corrientes y también cómo surgió el outsider carismático. En las Congregaciones que están teniendo lugar en el Vaticano, hasta el momento no ha surgido un personaje carismático y es posible que no surja.

¿Es posible un regreso al pasado con el nuevo Papa?

—No, no es posible un regreso reaccionario al pasado, porque no es posible frenar el movimiento de reforma iniciado por Francisco.

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