Bogotá.— Medios colombianos reportaron ayer la muerte de Luciano Marín, alias Iván Márquez, debido a lesiones que sufrió en un atentado contra su campamento, el año pasado. Sin embargo, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, aclaró que la información no está confirmada y se están haciendo verificaciones necesarias.

El primer dato sobre la muerte de Márquez lo publicó Noticentro CM& asegurando que el deceso se produjo por las secuelas que le dejó el atentado a su campamento en territorio venezolano.

El diario El Tiempo señaló después que fuentes del gobierno habían confirmado la muerte, pero por la noche Velásquez llamó a la calma y a permitir la verificación de los hechos.

Aunque todo alrededor del atentado quedó envuelto en misterio, se sabe que el exjefe guerrillero perdió un brazo, tenía herida una pierna y le quedó una herida en el cerebro.

Temido líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a Márquez se le atribuyen numerosos delitos. En las negociaciones de los acuerdos de paz (2012-2016) con el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos, Márquez fue el jefe de la delegación de paz y portavoz del proceso durante los últimos meses, a la par del comandante en jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko.

Desaparecidas las FARC, Márquez se convirtió en miembro fundador del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común y logró ser elegido senador, pero la detención de Jesús Santrich, uno de los hombres más cercanos a Márquez, lo enfureció y terminó regresando a las armas, en la denominada Segunda Marquetalia. Se convirtió así en el líder de las disidencias de las FARC.

Temeroso siempre de un ataque, Márquez, con cientos de órdenes de captura, se refugió en la frontera de Venezuela con Colombia. Fue en su campamento instalado ahí donde fue atacado el año pasado. Desde entonces se encontraba en un hospital venezolano. Estados Unidos lo tenía en la mira por narcotráfico.

Tregua con el ELN

El anuncio de su muerte se produjo el mismo día en que el gobierno colombiano de Gustavo Petro y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) suspendieron desde las operaciones ofensivas contra la otra parte, casi un mes antes del inicio formal del cese el fuego bilateral de 180 días, y ante un incremento de acciones violentas de la guerrilla.

Los negociadores del gobierno colombiano y la guerrilla han convocado a los países garantes y a los acompañantes permanentes a La Habana para tratar de firmar en los próximos días la letra pequeña del cese al fuego y la participación de la sociedad civil en el proceso de paz. Así, el gobierno suspende, hasta el 29 de enero de 2024, “las operaciones ofensivas de la fuerza pública en contra de los integrantes del ELN”.

El ELN cesa “todas las acciones militares ofensivas contra las Fuerzas Militares y de Policía en todo el territorio nacional, incluyendo las acciones de inteligencia”.

A pesar de que así queda oficializado el comienzo de esta fase de transición hacia el cese al fuego bilateral más largo pactado con la guerrilla, las últimas acciones del ELN despiertan inquietudes sobre lo que pueda venir.

El mismo día que el ELN daba la orden, el frente que opera en el Catatumbo asesinaba a tiros a tres policías en el departamento de Norte de Santander. Además, el Frente Domingo Laín, uno de los más poderosos de la guerrilla, secuestraba a una sargento y sus dos hijos, de seis y ocho años, uno de ellos con condición autista, en Arauca.

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