San José. – Una mancha con figura de tabletas o pastillas, en polvo y en líquido prosiguió con su peligrosa expansión —incontenible, voraz, cada día menos silenciosa y ya con señales de alarma—por el mapa de América Latina y el Caribe en 2023.
Con variados tonos, la sucia marca en cualquier representación gráfica regional ya cubre a República Dominicana, Costa Rica, Honduras, Panamá, Venezuela, Chile, Argentina, Brasil o Paraguay… y se sigue corriendo en una avalancha hacia otros países en alerta, como El Salvador, Perú y Uruguay. Estados Unidos ubicó el mes pasado a México, Guatemala, Colombia y Ecuador como ejes del fenómeno.
El manchurrón tiene nombre: fentanilo, opioide sintético que ya dejó los primeros rastros de muertes en la zona como ocurrió, en un trayecto que se prolongó al menos por los últimos 55 años, con la cocaína y el “crack”, su derivado en piedra, con la marihuana y la heroína y con las primeras drogas sintéticas que invadieron la región en los inicios del siglo XXI.
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Pero la historia latinoamericana y caribeña del fentanilo apenas comenzó a escribirse. Las fuentes policiales, militares, judiciales, criminólogas y sanitarias consultadas por EL UNIVERSAL insistieron en describir el proceso de la rápida penetración del fentanilo en el área con la imagen de las hormigas guerreras, legionarias o marabuntas, que se adentran en bosques con agresividad y, en masa, atacan a sus víctimas.
Y otra imagen expondrá las devastadoras consecuencias de la droga en los seres humanos en América Latina y el Caribe como una copia de lo que ya se desató en múltiples sitios de EU: los zombies, adictos que, caídos en su uso extremo, quedan atrapados en la saturación, al borde del colapso por sobredosis y sin control mental, sumidos en un mayor, constante y generalizado deterioro físico y en el límite del final sin retorno.
“Es fentanilo, es la droga zombie, es la droga que mata”, denunció —casi a gritos— el gobernador del occidental estado venezolano de Táchira, Félix Bernal, para lanzar una alerta nacional en Venezuela por la confirmación de un hallazgo de la droga, el 4 de septiembre pasado, en esa zona limítrofe con Colombia.
“Estemos pendientes de nuestros muchachos. Vamos a hacer varios controles a las discotecas en sus entradas, en San Cristóbal (capital de Táchira) y en las demás ciudades del estado para evitar que entre esta droga mortal”, informó, tras el decomiso de 45 dosis de fentanilo en lo que se consideró un peligroso y nuevo síntoma de la crisis del narcotráfico en América.
El conflicto con el opioide exhibió a Guatemala como punto neurálgico del negocio, al ser país receptor de los precursores químicos procedentes de China, India, Turquía y Países Bajos que son utilizados en laboratorios clandestinos en suelo guatemalteco para elaborar fentanilo y exportar a México, de donde se reenvía a EU.
Otra ruta que EU denunció colocó a Guatemala como trampolín directo a México de los ingredientes, para procesarlos en laboratorios clandestinos en territorio mexicano, donde se confecciona el fentanilo y reexporta al mercado estadounidense, el de mayor consumo de esa sustancia mortífera. EU reveló este año que, por sobredosis de esa droga, unos 110 mil estadounidenses murieron en 2022.
El fentanilo se convirtió en foco de choques diplomáticos entre México, China y EU, en un cruce de ataques, acusaciones y desmentidos sobre las naciones orígenes, tránsito y destino de la droga. Pero los impactos sanitarios, socioeconómicos, políticos y de seguridad del fentanilo saltaron fronteras y salpicaron a otros países latinoamericanos y caribeños.
Como medicamento controlado que reduce el dolor, integra la lista de estupefacientes y sicotrópicos bajo fiscalización sanitaria en la zona.
La propagación
A las dificultades con el fentanilo que ya hay en México, Guatemala, Colombia y Ecuador como posiciones cruciales que cumplen tareas diversas para producirlo, distribuirlo y comerciarlo, se fueron uniendo otros miembros del vecindario del hemisferio occidental.
“El fentanilo no es un riesgo latente, sino que es una amenaza que ya estamos enfrentando”, dijo la criminóloga costarricense Heldren Solórzano, director del (estatal) Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD).
“Ya hay” alertas de la presencia del fentanilo en el mercado de Costa Rica y existe “preocupación”, reconoció Solórzano, en una entrevista el 3 de este mes con el programa televisivo y radiofónico Amelia Rueda, de la capital costarricense.
Las diferentes presentaciones en pastillas o tabletas, polvos y líquidos del fentanilo “facilitan” su transporte para las actividades ilícitas, mientras que las mezclas “inadecuadas” de esa droga “con otros elementos” producen “la muerte o graves consecuencias”, con un producto sensible al manipular y de “´peligro de inhalación”, alertó.
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“Es una amenaza latente”, recalcó.
Recuentos oficiales judiciales de Costa Rica confirmaron que, en sus variadas ofertas líquidas, cápsulas o en partículas, ya fueron decomisados más de mil dosis al menos desde 2022 y que se evidenció un comercio que avanzó en una sola ruta: incrementarse y posicionarse.
El temor ya tocó a Perú, segundo productor mundial de cocaína después de Colombia, pero frontera con tres países claves en el conflicto del fentanilo: Colombia, Ecuador y Brasil.
“Sería un error pensar que no va a llegar a Perú”, sugirió el sicólogo peruano Milton Rojas, responsable de salud mental de Cedro, organización peruana no estatal que, desde hace 35 años, promueve la vida saludable, el desarrollo comunitario y la cultura de la legalidad.
“No hay reportes formales de pacientes que estén acudiendo a centros de tratamiento por fentanilo, pero no sería una sorpresa que en algún momento aparezcan”, aclaró Rojas a EL UNIVERSAL.
Un problema es la falta de experiencia médica en trato a víctimas de opioides, destacó, al recordar que en Perú todavía “no tenemos casos de consumo de fentanilo reportados formalmente al sistema de salud”.
Una caldera
Brasil, primer consumidor mundial de “crack”, se confirmó este año como destino del fentanilo mediante una técnica nueva: los “conejillos de indias”.
Como clientes tradicionales de las mafias brasileñas para comprar marihuana y cocaína, son utilizados —sin su conocimiento—por esas mismas redes criminales para experimentar con fentanilo, según Atlántico, un centro global de análisis de inteligencia con presencia en Brasil.
Los vendedores internacionales de fentanilo aportan dinero y líneas de abastecimiento y las contrapartes de la delincuencia brasileña suministran laboratorios, cocineros y los “conejillos de indias” o víctimas, agregó el centro.
Los surorientales estados brasileños de Espíritu Santo, Minas Gerais y Río de Janeiro y el sureño de Sao Paulo fueron colocados en la mira inicial del operativo mafioso, precisó.
La alarma resonó en Argentina en febrero de 2022 por la muerte de 24 personas por el opioide sintético carfentanilo, que es cocaína adulterada con fentanilo y que se utiliza en zoológicos con fines veterinarios para adormecer a elefantes, osos, rinocerontes y otros animales ya que es 10 mil veces más potente que la morfina… y 100 más que el fentanilo.
El 6 de julio de este año, Argentina interceptó 500 ampollas de fentanilo dentro de encomiendas en un camión de carga de una empresa de paquetería en la ciudad de Posadas, capital de la nororiental provincia (estado) de Misiones, fronteriza con Paraguay y sobre la margen izquierda del río Paraná.
Paraguay confirmó en septiembre de 2022 que el fentanilo se vende sin necesidad de recetas en farmacias de ese país. Al llamar la atención por ese mecanismo, la Fiscalía Antidrogas de Paraguay reportó ese mes a medios paraguayos que “el costo es muy bajo”, ya que cada ampolla costó menos de un dólar hace un año.
Por la crisis en sus vecinos—Argentina al oeste y suroeste y Brasil al noreste--, Uruguay reforzó sus alertas. La Policía de Investigaciones de Chile hizo en 2017 los primeros decomisos de fentanilo introducido para uso farmacéutico y robado de una cadena de producción, con 71 ampollas localizadas en 2023.
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La embajada de EU en Panamá confirmó que ayuda a indagar la pérdida de unas 19 mil dosis de fentanilo en un hospital de la capital panameña. El Salvador confiscó 499 ampollas en agosto pasado en el oriente de la frontera con Honduras.
La Fiscalía General de Honduras convocó el 22 de julio de este año a una urgente cita de unas 30 instancias estatales y no estatales para enfrentarse al contrabando de fentanilo, tras detectarse su consumo especialmente entre jóvenes.
República Dominicana se afianzó en 2023 como una plaza del opioide. El periódico Listín Diario, de Santo Domingo, relató una plática de su reportera Carolina Pichardo con dos adictos en rehabilitación en julio de este año.
--Dicen que no hay fentanilo en las calles de aquí, por eso les quise entrevistar, les comentó Pichardo a los hombres.
“Ambos sonrieron”, narró.
“Con la aprobación del otro”, agregó, uno confesó: “Somos la prueba de que aquí hay fentanilo; nosotros lo usábamos”.