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La pasada decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela de inhabilitar a la opositora Corina Machado para las elecciones presidenciales es el mejor ejemplo del grave retroceso democrático que vive nuestra región.
América Latina ha tenido que recorrer un largo y tortuoso camino para lograr consolidar su democracia y cuando parecía que se superaban esos tiempos aciagos de horror y violencia que dejaron las dictaduras y que eran posibles nuevos procesos y propuestas políticas progresistas, es con el nuevo siglo que encontramos en los gobiernos de Nicaragua y de Venezuela que aparece de nueva cuenta el fantasma del autoritarismo. Cimentados en una errónea idea del socialismo y más en función de fortalecer un culto enfermizo a la personalidad, los gobernantes de estos países persiguen, agreden y encarcelan opositores, niegan procesos electorales libres y transparentes, al igual que violan sus derechos humanos. Desde estos dos regímenes, emerge entonces una tiranía. Hoy es Venezuela, Nicaragua, pero mañana puede ser cualquier país a nombre de cualquier ideología.
Fernando Neira Orjuela. Investigador del CIALC-UNAM