San José.— Empoderado desde 2019 como un nuevo emblema petrolero mundial, ubicado en el norte de Sudamérica, al este de territorio venezolano, al oeste de suelo guyanés y frente al mar Caribe, el Esequibo se afianzó este mes como sitio de alto riesgo político y militar en América Latina y el Caribe al arreciar una vieja pelea por su dominio entre Venezuela y Guyana.

En un escenario sensible, las amenazas proliferaron en Caracas tras un referendo sobre el futuro de la región que se realizó el domingo anterior en Venezuela, sin rango vinculante fuera de sus fronteras y al que Guyana tildó de “amenaza”.

Venezuela comenzó una “nueva etapa histórica para luchar” por el Esequibo y “lograr recuperar” esa área de unos 160 mil kilómetros cuadrados que está bajo control de Guyana, proclamó anteayer el cuestionado presidente venezolano, el izquierdista Nicolás Maduro, sin revelar las medidas que adoptará para conseguirlo luego de la consulta.

“Deja que Guyana y Venezuela, en paz, resolvamos este asunto. ¡Fuera de aquí!”, advirtió Maduro a Estados Unidos, porque Washington, cuya industria petrolera tiene fuertes intereses en el Esequibo, se pronunció a favor de Guyana, que mide 214 mil 969 kilómetros cuadrados y el sector en puja corresponde al 74.3% de su extensión. “Iremos a la recuperación del Esequibo”, alertó ese día el también izquierdista venezolano Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y número tres del régimen de Caracas, después del plebiscito.

Sin bajar la guardia ni intimidarse, las respuestas surgieron en Georgetown. El presidente de Guyana, el izquierdista Mohamed Irfaan Ali, alegó anteayer que “si Maduro toma el camino de ignorar el orden internacional (...), será una gran injusticia para el pueblo de Venezuela”, porque se le podrían imponer nuevas sanciones económicas a Caracas que prolongarían la honda crisis socioeconómica venezolana.

Guyana anunció ayer que acudiría al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) si se agrava la disputa con Venezuela, por lo que “exploraremos todas las vías disponibles y obviamente esa es una vía”, informó el fiscal general guyanés, Anil Nandlall, a AFP.

“Cualquier acción o intento de tomar cualquier acción en virtud del referéndum requerirá recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU como parte perjudicada”, anticipó.

Sin que ningún bando haya sonado tambores de guerra, Venezuela tomó la iniciativa con la votación del domingo pasado con cinco preguntas. Caracas reportó que votaron más de 10 millones y medio de venezolanos y que más de 95% respondió “Sí” a crear el estado de Guayana Esequiba, que es la parte hoy bajo mando de Guyana, y a conferirles la nacionalidad de Venezuela a los 125 mil habitantes de esa región.

Los venezolanos dijeron “Sí” a rechazar el Laudo Arbitral de París de 1899, proceso pactado en 1897 para resolver la contienda entre Estados Unidos, en representación de Venezuela, y Reino Unido, que fue dueño desde 1814 de lo que hoy es Guyana, antes Guayana Británica, hasta que en 1966 le otorgó la independencia.

También votaron “Sí” a favor de un pacto de 1966 (antes de la independencia) suscrito en Ginebra, Suiza, por Venezuela, Reino Unido y Guayana Británica para reconocer el reclamo venezolano y alcanzar un arreglo satisfactorio para ambos vecinos. Asimismo, contestaron “Sí” a la decisión de Venezuela de desconocer la jurisdicción en este caso de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo órgano judicial de la ONU.

Venezuela, que protestó sólo verbalmente en 1899 por el resultado del Laudo de París y, de manera formal, a partir de 1962, reclamó la soberanía del Esequibo, que equivale a 70% del territorio de Guyana, con 800 mil habitantes. Guyana se apegó al laudo, que definió las actuales fronteras. Para el historiador y relacionista internacional brasileño Ricardo Seitenfus, veterano diplomático con honda experiencia en crisis interamericanas, si Maduro “decide poner en marcha la voluntad” expresada en las urnas, un camino sería lanzar “una operación militar para invadir el Esequibo. Obviamente, será una gira militar” o paseo de las tropas de Venezuela por su superioridad bélica sobre Guyana.

A consulta de EL UNIVERSAL, Seitenfus planteó que a Maduro le inquieta el escenario interno, ya que podría perder en los comicios presidenciales de 2024. “Maduro pretende perpetuarse en el poder y como se arriesga con una posible derrota en 2024, intenta revertir la situación a su favor identificando a un enemigo externo” en Guyana, añadió.

Las importaciones de armas de Venezuela sumaron 13 mil 86 millones de 1950 a 2022, y las de Guyana llegaron a 98 millones de dólares de 1966 a 2022, según cifras oficiales.

Otro camino de Maduro sería “continuar el diálogo político” bajo la ONU con el acuerdo de Ginebra de 1966, pero al gobernante “le va a costar ignorar el resultado de la consulta y por lo tanto va a tener que innovar. ¿Cómo?”, subrayó.

Si ataca a Guyana, “habrá numerosas reacciones negativas internacionales. EU, por razones estratégicas, económicas y jurídicas, no permanecerá inerte, así como Reino Unido, que tiene vínculos, afinidades y responsabilidades históricas con Guyana”, agregó. Guyana firmó, en enero de 2021, un pacto de cooperación militar con Washington.

Firmas petroleras de EU y China iniciaron en 2008 la búsqueda de crudo con aval guyanés en el Esequibo, jungla tropical abundante en petróleo, madera y minerales, y en las aguas del Caribe frente al territorio; las operaciones fructificaron en diciembre de 2019 para lanzar en 2020 a Guyana al rango de botín petrolero mundial.

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