
El Cairo.- El ayatola Ali Khamenei, el líder supremo de Irán quien ha aplastado repetidamente las amenazas internas durante sus más de tres décadas en el poder, enfrenta ahora su mayor desafío hasta la fecha: la escalada con Israel y una posible intervención militar de Estados Unidos en el conflicto.
Según The New York Times, Khameneí habría nombrado desde un búnker en el que se encuentra refugiado a tres posibles sucesores en caso de morir en un ataque israelí o estadounidense.
Israel, su archienemigo, se ha asegurado vía libre sobre los cielos iraníes y diezma el liderazgo militar y el programa nuclear del país con su severa campaña aérea. También ha amenazado su vida: el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, dijo que Khamenei “no puede seguir existiendo”.
El líder de 86 años enfrenta una disyuntiva: podría intensificar las represalias de Irán contra Israel y arriesgarse a sufrir daños aún mayores por los bombardeos israelíes. O podría buscar una solución diplomática que mantenga a Estados Unidos fuera del conflicto y arriesgarse a tener que renunciar al programa nuclear que él ha puesto en el centro de la política iraní durante años.
En un discurso en video el miércoles, se mostró desafiante, aseguró que “la nación iraní no es una que se rinda” y advirtió que, si Estados Unidos interviene, les causará “daños irreparables a ellos”.
Ello luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump afirmara que su país sabe "exactamente" dónde se encuentra el líder supremo iraní, pero que "no vamos a matarlo, al menos no por ahora".
Esto es lo que se sabe de Alí Khamenei:
Cuando llegó al poder en 1989, Khamenei tuvo que superar profundas dudas sobre su autoridad al suceder al ayatola Ruhollah Jomeini —el líder de la Revolución islámica. Clérigo de bajo rango en ese momento, Khamenei carecía de las credenciales religiosas de su predecesor. Con sus gafas gruesas y su estilo lento, tampoco poseía su carisma ardiente.
Pero Khamenei ha gobernado el triple de tiempo que el difunto Jomeini y ha moldeado la República Islámica de Irán quizá de una manera aún más drástica.
Consolidó el sistema de gobierno de los “mulás”, o clérigos musulmanes chiíes. Eso le aseguró un lugar como la autoridad incuestionable ante los ojos de la línea dura —sólo por debajo de Dios. Al mismo tiempo, Khamenei convirtió a la Guardia Revolucionaria —un grupo paramilitar— en la fuerza dominante tanto en el ejército como en la política interna de Irán.
La Guardia presume a los militares de élite iraníes y supervisa su programa de misiles balísticos. Su brazo internacional, la Fuerza Quds, consolidó el “Eje de la Resistencia”: el conjunto de aliados proiraníes que se extienden desde Yemen hasta Líbano y que durante años dieron a Irán un poder considerable en la región. Khamenei también dio vía libre a la Guardia Revolucionaria para construir una red de negocios que le permitió dominar la economía iraní.
A cambio, la Guardia se convirtió en su fiel fuerza de choque.
La primera gran amenaza para el control de Khamenei fue el movimiento reformista que se hizo de la mayoría parlamentaria y la presidencia poco después de que él se convirtiera en líder supremo. El movimiento abogaba por otorgar mayor poder a los funcionarios electos —algo que los partidarios más radicales de Khamenei temían que llevara al desmantelamiento del sistema de la República Islámica—.
Khamenei obstaculizó a los reformistas al movilizar a la cúpula clerical. Organismos no electos, dirigidos por los mulás, consiguieron frenar reformas importantes e impedir que candidatos reformistas se presentaran a las elecciones.
La Guardia Revolucionaria y otras agencias de seguridad iraníes reprimieron las olas de protestas que siguieron al fracaso del movimiento reformista. Enormes protestas estallaron a nivel nacional por acusaciones de fraude electoral, en 2009. Bajo el peso de las sanciones, se produjeron protestas por la economía en 2017 y 2019. En 2022, estallaron más protestas a nivel nacional por la muerte de Mahsa Amini, luego de que la policía la detuvo por no usar correctamente el hiyab obligatorio.
Cientos de personas murieron en la represión de las protestas y cientos más fueron arrestadas entre informes de detenidos torturados hasta la muerte o violados en prisión.
No obstante, las protestas sucesivas mostraron las tensiones del sistema teocrático iraní y pusieron de manifiesto el resentimiento generalizado contra el gobierno clerical, la corrupción y los problemas económicos. En un intento por calmar la ira, las autoridades con frecuencia flexibilizaron la aplicación de algunas de las restricciones sociales de la República Islámica.
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Cuando Khamenei asumió el poder, Irán apenas salía de su larga guerra con Irak —la cual dejó al país asolado y aislado.
A lo largo de las tres décadas siguientes, Khamenei transformó a Irán en una potencia asertiva con influencia en todo Oriente Medio. Un impulso importante se dio cuando Estados Unidos derrocó a Saddam Hussein en 2003, lo que finalmente llevó al poder en Irak a políticos y milicias chiíes aliados de Irán.
Irak se convirtió en un elemento unificador del Eje de Resistencia de Irán, que agrupaba a la Siria de Bashar al-Assad; a Hezbollah, en el Líbano; al grupo extremista palestino Hamás; y a los rebeldes hutíes, en Yemen. Para 2015, la alianza estaba en su apogeo y puso a Irán a las puertas de Israel.
Los últimos dos años trajeron un cambio drástico
El ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra el sur de Israel provocó una represalia masiva de Israel en la Franja de Gaza. También supuso un giro radical en la política israelí. Tras años de intentar defenderse y contener a los aliados de Irán, Israel se propuso aplastarlos como objetivo. Hamás ha sido incapacitado, aunque no eliminado, incluso a costa de diezmar a Gaza.
Israel también ha marginado al grupo político-paramilitar Hezbollah —al menos por el momento— con semanas de bombardeos a Líbano el año pasado, junto con un dramático ataque mediante bípers y walkie-talkies con explosivos que tomó por sorpresa al grupo. Un golpe aún más duro para Hezbollah fue la caída de Assad en diciembre, cuando rebeldes suníes marcharon hasta la capital y lo derrocaron. Ahora, un gobierno hostil a Irán y a Hezbollah gobierna en Damasco.
El Eje de Resistencia de Irán está en su nivel más bajo de la historia.
mcc
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