Bruselas. Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, preparó el terreno para el día de la votación del cónclave que elegirá a su sucesor.
Los preparativos realizados al paso de los años, en dirección a la reunión a celebrar por el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir al nuevo Papa, no fueron teniendo un nombre específico en mente del sucesor de san Pedro, ni una región del mundo en particular.
La formulación de los cardenales electores y candidatos fue conformándose en un contexto de un papado que fue excepcional, al haber sido el primero del hemisferio sur y con un énfasis particular en los pobres, los migrantes, el clima, la periferia y el diálogo.
“El papa Francisco estuvo trabajando de alguna manera en su sucesión. La mayoría del Colegio de Cardenales fue creado por él. Ese es uno de los privilegios del Papa, la de crear cardenales, y por supuesto eligen a los que quieren”.
“En ese sentido, sí preparó el terreno. Pero todos los Papas lo hacen. Aunque no pienso que el papa Francisco lo haya hecho teniendo a alguien en particular en la mente”, dice a EL UNIVERSAL Jan De Volder, profesor en la Facultad de Teología y Ciencias Religiosas de la Universidad Católica de Lovaina.
De acuerdo con el vaticanista Tom Zwaenepoel, el 8 de diciembre de 2024 fue la décima ocasión en la que el Papa Francisco creó cardenales, 21 nuevos. Con ello, el Colegio Cardenalicio alcanzó los 135 carnales menores de 80 años, es decir, con derecho a voto. Casi cuatro de cada cinco cardenales del colegio fueron creados por el que un día fuera Arzobispo de Buenos Aires.
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“Si un cardenal obtiene una mayoría de dos tercios en una votación, es el nuevo Papa. Debido a que un gran número de cardenales fueron creados por Francisco, las posibilidades son muy altas de que su sucesor sea alguien que piense, hable y actúe como Francisco. Con los múltiples nombramientos durante su pontificado, Francisco aseguró su legado”.
Para tener un panorama más amplio de la trasformación de la composición del colegio cardenalicio heredado por el Pontífice, el catedrático de la Universidad de Gante, hace un comparativo entre 2013, que asumió el cargo, y el consistorio de 2024.
El bloque de América del Norte, en donde el Pontífice enfrentó críticas y se le llegó a acusar de ser “un comunista” que presta más atención al islam que a los “verdaderos católicos”, se redujo, pasó de 12.2% a 9.9%.
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El sudamericano, a pesar de que en algún momento se llegó a pensar que se vería favorecido por la llegada de un argentino, prácticamente se mantuvo a tablas, 11.3% y 12.8%; mientras que la región de Centroamérica tuvo un ligero descenso, de 5.2% a 4.3%.
Por el contrario, Asia, en donde la Iglesia católica romana florece y donde el papa Francisco veía el futuro, creció exponencialmente, de 7.8% a 16.3%; al igual que África, aunque no en los números que algunos hubieran esperado, probablemente porque entre los cardenales africanos, hay mucho pensamiento conservador sobre los llamados expedientes éticos y la moral sexual. Aun así, aumentó de 9.6% a 12.8%.
Al analizar los cardenales y posibles candidatos al papado creados por Francisco, los estudiosos identifican una serie de constantes. Una de ellas es que proceden de la periferia, de los confines del mundo.
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“Aprovechó la creación cardenalicia para apoyar a Iglesias que son una pequeña minoría o que se enfrentan a la opresión, como en Irán, Irak, Siria, Tierra Santa, Argelia y Egipto. Ya no es algo natural ser creado cardenal, se acabaron los días de las certezas. Ciertos arzobispos solían convertirse automáticamente en cardenales, eso fue cosa del pasado para Francisco”, indica Zwaenepoel.
Otro distintivo del Colegio Cardenalicio es la internacionalización: más de 90 países están representados. “Esto tiene el inconveniente de que muchos cardenales no se conocen. Durante el cónclave, esto puede jugar en detrimento de muchos cardenales. Las posibilidades de que un cardenal desconocido de un país tan pequeño, de la periferia, se convierta en Papa son muy escasas”.
Una tercera característica es la vocación social, hay compromiso con los pobres y los oprimidos, conciencia de lo que dice el Evangelio y de lo que representa Jesús.
“Son 'cristianos auténticos' y se oponen al clericalismo. Están abiertos al diálogo, especialmente con el Islam. También son buenos comunicadores y no se encierran en una 'torre de marfil', buscan el diálogo con los laicos, los cristianos de a pie, son más pastores que teólogos”, señala.
El estudioso sostiene que el sucesor puede que deje intactas las puertas entreabiertas o las abrirá aún más. Pero de lo que sí está seguro, es que continuará el diálogo iniciado, con el principio de la “Iglesia sinodal”, una Iglesia que escucha.
“Los dos sínodos sobre la sinodalidad han proporcionado mucha inspiración para el nuevo Papa. Es un texto visionario de cómo debería ser la Iglesia después de Francisco. Se trata, ante todo, de una Iglesia auténtica y verdadera. Una Iglesia que no solo habla, también da ejemplo. También en el nuevo pontificado se confirmará el papel cada vez más importante de la Conferencia Episcopal y de las Iglesias locales”.
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Descarta el retorno a un pontificado muy conservador, que borre los “pequeños” pasos de Francisco, porque supondría un golpe mortal para la Iglesia, especialmente en Europa.
“Sospecho que el nuevo Papa continuará las líneas maestras de Francisco: una Iglesia pobre para los pobres, creíble y auténtica, que ya no esté lastrada por el clericalismo, una Iglesia transparente que juegue cartas abiertas en temas difíciles y delicados (como el abuso infantil), abierta que no excluya a nadie y reciba a todos con los brazos abiertos, una Iglesia que enfatice que Dios perdona a todos y todo, que es misericordioso y siempre ofrece nuevas oportunidades”.
“Una Iglesia que considera también como su deber trabajar por la paz mundial, una paz mediante el diálogo y la diplomacia discreta. En resumen: un Papa que no solo es un líder espiritual, sino también una fuente de inspiración para la paz mundial”.
No descarta que el próximo Papa proceda de Europa: los números favorecen a este bloque, 39% del colegio cardenalicio. También ve alta la posibilidad de que sea un asiático; mientras que dice que dentro de la iglesia hay la idea de que aún no ha llegado el momento de un africano, además de que en este grupo, el porcentaje de cardenales progresistas y de mentalidad abierta es limitado.
“Mi predicción, y es algo personal, es que el próximo Papa será alguien pastoral, como él ha sido. Será muy difícil el nombramiento de alguien muy conservador, porque no habría mayoría en el futuro cónclave”, señala Jan De Volder.
“Pienso que podría ser un italiano. Si los italianos logran ponerse de acuerdo y encontrar a alguien entre ellos, podrían ser capaces de convencer a otros. Si no es Italia, buscarán en otro lado”.
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Recuerda que el Papado ha sido italiano por muchos siglos y no fue en 2013 porque el cónclave era anti-italiano, por corrupción y escándalos.
“Pero hay más ese sentimiento, ha habido una reforma y la curia romana trabaja mejor. Si no es un Papa italiano, puede que sea uno de Asia, África o Europa. Pienso que después de un argentino, no será de Sudamérica, con excepción de que sea un mexicano, un país grande e importante entre los católicos”.
Entre los italianos que más suenan está el Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolín; Pierbattista Pizzaballa, italiano, patriarca de Jerusalén; y Matteo Maria Zuppi, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. De tierras lejanas, se habla de Luis Antonio Tagle de Filipinas y Fridolin Ambongo Besungu, Arzobispo de Kinsasa, República Democrática del Congo.
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Para De Volder, los cardenales buscarán alguien que sepa cómo trabaja el centro de la Iglesia católica, entienda los tiempos difíciles por los que transita el mundo y la rapidez con la que cambia. “Por lo que pienso que los italianos tendrán una ventaja”, reitera.
“Ciertamente nombró a muchos cardenales y amplió el colegio cardenalicio, ahora es muy diverso en términos de nacionalidades y orígenes. Pero no hay un candidato favorito claro para su sucesión”, asegura a este diario, Massimo Faggioli, Profesor de Teología Histórica de la Villanova University.
Tampoco, agrega, se puede hablar de conservador o progresista, porque son categorías que no contribuyen a explicar la elección del Papa. Asegura que influyen diversas cuestiones. Por ejemplo, los cardenales tienen posturas diferentes y no necesariamente son manifestadas en los distintos partidos. Además, existe la posibilidad de crear alianzas que pueden cambiar de forma impredecible.
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“Todo depende de la agenda del cónclave, es decir, de qué tipo de conversaciones mantienen los cardenales antes de empezar a votar. Es la agenda la que hace a los candidatos, no al revés”.
El que sea eventualmente europeo, asiático o africano dependerá también de la situación internacional en el cónclave. “Se está redefiniendo todo el orden mundial y esto podría generar posibilidades para algunas decisiones inusuales”, asegura Faggioli.