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Bruselas.— El año electoral más importante de la historia, con la convocatoria a las urnas en 64 países a escala planetaria, será inaugurado este 13 de enero por Taiwán, un foco rojo que puede socavar severamente la paz y la estabilidad regional, así como poner en peligro la prosperidad mundial.
Un total de 19.5 millones de taiwaneses están llamados a las urnas para elegir nuevo presidente y la composición de la próxima Legislatura de la planta tecnológica que alimenta de chips al mundo. Produce más de 60% de los semiconductores del planeta y más de 90% de los más avanzados, de ahí que su estabilidad sea de trascendencia universal.
La jefatura del Estado se la disputa el Partido Democrático Progresista (PPD), que se llevó la presidencia en los comicios de 2016 y 2020 bajo el liderazgo de Tsai Ing-wen, y el Kuomintang (Partido Nacionalista Chino o KTM), que no gana en las urnas desde 2012.
En las últimas elecciones la participación fue de 75% y resultaron en un segundo mandato para Tsai Ing-wen, la primera mujer presidenta. Si las encuestas no fallan, el partido gobernante favorable de la autonomía taiwanesa frente al gigante asiático se encamina a ganar su tercer mandato consecutivo. La encuesta de opinión divulgada por My Formosa pone al candidato del PPD, Lai Ching-te, también conocido como William Lai, con una ventaja de 11 puntos.
El sondeo realizado entre el 27 y 29 de diciembre, un día antes del único debate televisivo de la campaña, vaticina para el partido del vicepresidente en ejercicio 39.6% votos, mientras que el aspirante opositor del Kuomintang, Hou Yu-ih, obtendría 28.5%. En tercer lugar figura el Partido Popular de Taiwán (TPP) de Ko Wen-je, con 18.9%.
Wen-Ti Sung y Lev Nachman, estudiosos del Atlantic Council, afirman que de resultar vencedor el médico taiwanés y antiguo primer ministro (2017-2019), Ching-te, no habrá cambios en la política exterior y las relaciones con EU, el mayor garante de la seguridad de la isla ante el riesgo de que China ponga fin a la fórmula de “un país, dos sistemas”. Básicamente será una presidencia versión 2.0 del gobierno de Tsai Ing-wen.
Como es habitual en la política taiwanesa, la relación con China fue uno de los grandes temas del debate electoral, según un análisis elaborado por Richard Bush, investigador, del Center for East Asia Policy Studies (CEAP) del Brookings Institution con sede en Washington.
El KMT intentó argumentar que la política del PPD hacia China es demasiado peligrosa y se esforzó en promover la idea de que esta elección es una entre la paz y la guerra. Hou Yu-ih promete maximizar los beneficios de una relación con China y al mismo tiempo proteger los intereses de Taiwán.
El candidato presidencial del PPD, Lai, sostuvo que no buscará la independencia como acusa el KMT, sino que continuará la política equilibrada de la presidenta Tsai Ing-wen, fortaleciendo las relaciones con los aliados y las capacidades militares disuasorias.
Aunque al votante de pie le preocupan más otros asuntos que la cuestión china, dice Bush. Por ejemplo, sostiene que los jóvenes que no están empleados en el sector de la tecnología de la información temen que por su situación no podrán conseguir buenos trabajos, casarse y tener familia.
“Por lo tanto, los problemas sobre la calidad de vida destacan más de lo que alguna vez lo fue China. Para decirlo de otra manera, China y las preocupaciones internas siempre están entrelazadas de manera complicada. Cada uno de los candidatos presidenciales, a su manera, intenta tranquilizar a los votantes respecto a China, prometiendo al mismo tiempo políticas para mejorar la calidad de vida”.
Al margen de quién resulte vencedor, Taiwán seguirá siendo un punto álgido en el tablero geopolítico. Beijing ha sido franca acerca de sus ambiciosos objetivos respecto a la isla: debe reunificarse con el resto de la nación de manera pacífica o por la fuerza.
Sin embargo, persisten incertidumbres con respecto al calendario. En 2021, Taiwán afirmó que China alcanzaría en 2025 la capacidad militar necesaria para lanzar una invasión a gran escala de Taiwán. Altos oficiales militares estadounidenses han planteado la posibilidad de invasión para 2027, que coincide con el centenario del Ejército Popular de Liberación (EPL) y el próximo Congreso Nacional del Partido Comunista (PCC), donde el mandatario chino debe rendir cuentas sobre los avances en la “cuestión de Taiwán”.
La última vez que el Pentágono advirtió sobre una invasión militar de un país tercero acertó. En 2021 dijo que Moscú se preparaba para agredir militarmente a Ucrania. En febrero de 2022 Rusia inició el asalto a gran escala. International Crisis Group sostiene, en su lista de los 10 conflictos a tener en cuenta en 2024, que es poco probable que China invada pronto Taiwán.
Aunque el cálculo podría cambiar si el presidente chino Xi Jinping llegara a percibir que la política de “una sola China” está en riesgo por las políticas del nuevo gobierno de Taipéi. Un error de cálculo por parte del nuevo gobierno podría desencadenar una confrontación directa entre grandes potencias.
El mayor riesgo por ahora, alerta ICG, no está en el eventual arribo al poder del vicepresidente, William Lai, a quien China califica de separatista, sino en un probable incidente entre las fuerzas navales y aéreas que patrullan la zona.
Según el Pentágono, el número de incidentes peligrosos con las fuerzas chinas registrados en los últimos dos años supera el de las últimas dos décadas.
La organización señala que la atmósfera que prevaleció en la última reunión entre Xi Jinping y el presidente estadounidense Joe Biden supone un “amortiguador” que resiste hasta cierto punto. Un percance que implique víctimas difícilmente podrá resolverse con una llamada por el teléfono rojo.
Recuerda que el último incidente de este tipo, registrado en 2001, cuando dos aviones chocaron y murió un piloto chino, las partes tuvieron que recurrir a delicadas conversaciones para encontrar una solución que permitiera a ambos salvar las apariencias.
“Hoy en día es difícil ver espacio para ese tipo de diplomacia”, indica el análisis elaborado por la presidenta y vicepresidente de ICG, Comfort Ero y Richard Atwood.
De acuerdo con el informe del Servicio de Información del Parlamento Europeo sobre las “próximas tormentas a sortear” (Future Shocks), un conflicto armado entre China y sus vecinos o EU por Taiwán, en los próximos cinco a 10 años, podría tener enormes implicaciones para la UE y el mundo.