Miami.— Los de la droga no pueden ser tratados como simples pandillas, advirtió recientemente el secretario estadounidense de Estado, Marco Rubio. “Tienen armamento similar al que poseen los terroristas y, en algunos casos, los ejércitos”, explicó.

Los narcos mexicanos no sólo se han adaptado para traficar las drogas que son más fáciles de producir, y las más rentables, como las sintéticas, sino que también se han modernizado en términos del armamento que utilizan. , en cambio, no ha logrado adaptar sus leyes, o su estrategia, a esta nueva realidad. “Básicamente nuestra desventaja por el momento es normativa; estamos camino a reforzar las redes donde compran piezas, kits y componentes sin dejar rastro; pronto vamos a cerrar ese hueco y a neutralizar los drones, solo es cuestión de tiempo” señala a EL UNIVERSAL un exagente de la DEA.

El 14 de marzo de 2024, el general Gregory M. Guillot, comandante del Comando Norte (Northcom) y del Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (Norad), compareció ante el Comité de Servicios Armados del Senado de Estados Unidos e informó que las organizaciones criminales mexicanas vigilan con drones a las autoridades federales estadounidenses en la frontera sur. “Vemos probablemente más de mil incursiones de sistemas aéreos no tripulados al mes sobre la frontera sur”, añadió, sin poder detallar el número exacto.

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Entre 2022 y junio de este año, de acuerdo con datos de la Patrulla Fronteriza, había registro de unos 155 mil drones utilizados por el crimen organizado en la frontera sur de EU.

“En el terreno lo viven nuestros agentes de la Patrulla Fronteriza, cada patrulla asume que está bajo observación y no solo con drones, a la distancia del lado mexicano; saberlo nos da la ventaja de mostrar lo que queremos que vean” dice la fuente de la DEA.

Documentos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) obtenidos en febrero pasado por medios como The New York Post encendieron las alertas, al señalar que los cárteles mexicanos aparentemente habían autorizado el uso de drones armados contra los agentes fronterizos estadounidenses. “El 1 de febrero de 2025, el Centro de Inteligencia y Operaciones del Sector El Paso (EPT-IOC) recibió información que indicaba que los líderes de los cárteles mexicanos habían autorizado el despliegue de drones equipados con explosivos para utilizarlos contra los agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y el personal militar estadounidense que actualmente trabaja en la frontera con México”, decía uno de los documentos citados por el Post.

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“Ese tipo de avisos los tratamos como amenazas serias; se elevan protocolos de protección, se endurecen rutas y se despliegan inhibidores donde la ley lo permite; la prioridad es que ningún agente sea sorprendido por un aparato armado” subraya el exagente al Gran Diario de México.

De acuerdo con la fundación Insight Crime, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y la Familia Michoacana han incorporado los drones a sus arsenales. “Los drones cumplen múltiples funciones, incluyendo inteligencia, vigilancia y reconocimiento, así como mando y control en enfrentamientos entre cárteles, contra las fuerzas estatales mexicanas o incluso contra grupos de autodefensa. También se han utilizado para bombardeos aéreos, ataques directos y operaciones de propaganda o guerra sicológica”, afirmó a la fundación Robert Bunker, cofundador de Small Wars Journal. Para 2023, la Secretaría de la Defensa Nacional contabilizaba más de 260 ataques con drones armados.

El CJNG incluso creó un grupo llamado “Operadores Droneros” para operar en Michoacán y Jalisco, que aprendió a producir sus propios explosivos y operar los drones, de acuerdo con un reporte de 2023 de la corporación C/O Futures.

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La fuente de la DEA reconoce que todo eso “nos deja saber que hay un entrenamiento previo, una cadena de insumos y pruebas constantes”. Advierte que “ todo se convierte en objetivos prioritarios, igual que los químicos y los lavadores de dinero”.

Desde 2009 hay reportes que miembros del Cártel de Sinaloa han buscado comprar misiles tierra-aire, lanzacohetes, bazucas y otro tipo de armas. “Buscaron ese arsenal y de alguna manera lo siguen buscando, pero hay que tomar en cuenta que mantenerlo operativo y abastecido es algo muy distinto; de cualquier manera, nuestra tarea es impedir que crucen ese punto” explica el contacto a este medio.

Tres miembros del cártel intentaron hacerlo, pero los compradores resultaron ser agentes encubiertos de la DEA. “Detener esas compras con operaciones encubiertas han salvado vidas, además de reducir su capacidad de acción” comenta el exagente.

La secretaria de Seguridad Nacional de EU, Kristi Noem, durante una visita a la frontera. Foto: Departamento de Seguridad Nacional
La secretaria de Seguridad Nacional de EU, Kristi Noem, durante una visita a la frontera. Foto: Departamento de Seguridad Nacional

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El uso de tecnología no se limita al combate nada más. Los cárteles utilizan cámaras trampa en caminos rurales, visores nocturnos, rastreadores GPS y repetidores clandestinos para construir un sistema de inteligencia de proximidad. Las incautaciones en el norte del país incluyen antenas camufladas alimentadas con paneles solares.

Siendo jefe de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de EU, Thomas Brandon alertó que “las organizaciones criminales y los cárteles de la droga con sede en México siguen considerando a Estados Unidos como una fuente de suministro de armas de fuego y, en este caso, de armas de uso militar, como granadas, ametralladoras y sistemas portátiles de defensa antiaérea”. De entonces a ahora, los cárteles han adquirido un gran arsenal armamentista: los drones, por ejemplo, ya no sólo contienen explosivos, sino también sustancias químicas y veneno, para atacar al enemigo.

Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), el 74% de las armas incautadas en México proviene de Estados Unidos, principalmente rifles AR-15, AK-47 y pistolas semiautomáticas, a las que se suman armas “fantasma” fabricadas sin número de serie y piezas impresas en 3D.

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El repertorio pesado incluye fusiles Barrett calibre .50, capaces de perforar blindajes y ametralladoras Browning M2, de las cuales el gobierno mexicano ha asegurado más de 200. “Controlar y, en su caso, detener a mayoristas, a los talleres y a los compradores prestanombres es tan urgente como capturar a un jefe de plaza” señala la fuente de la DEA.

Se suman lanzagranadas calibre 40 mm, RPG-7, granadas de fragmentación y morteros artesanales, junto con minas Claymore y granadas propulsadas por cohetes RPG-7 y una ola de artefactos explosivos improvisados (IED) y minas antipersona, como la que mató a seis guardias nacionales en mayo en Michoacán.

Los cárteles también han construido vehículos blindados artesanales conocidos como “monstruos”. Más de 190 han sido decomisados solo en 2025.

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Con esa capacidad de fuego y adaptabilidad sin precedentes en América Latina, los cárteles mexicanos pueden derribar helicópteros, resistir operativos militares y sostener una guerra irregular de largo aliento. “Nuestra tarea es quitarles las ventajas que han desarrollado, proteger nuestra fuerza, desarticular su cadena de mando y estrangularles la logística de armas y precursores” describe el especialista a este diario.

Pero el marco legal estadounidense corre detrás de la tecnología de los cárteles. Las facultades para detectar, neutralizar o interferir drones, conocidas como C-UAS (Counter-Unmanned Aerial Systems), vencieron el 20 de diciembre de 2024 y el Congreso estadounidense aún debatía su reautorización. “Las medidas contra drones requieren una renovación urgente”, advirtió el Comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes.

“El fácil acceso a esta tecnología y el uso de drones explosivos no harán más que aumentar, lo que pondrá aún más de relieve la constante evolución de la delincuencia organizada y complicará los esfuerzos en materia de seguridad”, advirtió, en un artículo publicado en Inkstick Media, Gabriel Mondragón Toledo, miembro del Centro de Investigación para una Sociedad Sostenible de la Universidad de Hamburgo. Señaló que resulta “esencial adoptar tecnologías y estrategias adaptativas para contrarrestar el uso de drones”.

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Aunque recalcó que ya existe tecnología antidrones que los gobiernos pueden utilizar, como los inhibidores de radiofrecuencia, los sistemas de detección de drones o los algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático, añadió que “es esencial reforzar la cooperación entre las autoridades locales y federales para aplicar estrategias coordinadas. Al mismo tiempo, deben abordarse las causas subyacentes del reclutamiento por parte de los cárteles mediante la continuación y el refuerzo de los programas sociales”.

La modernización del narco se volvió multidimensional; armamentista, tecnológica, logística y financiera. El cártel contemporáneo es, a la vez, milicia y conglomerado. “Por eso apuntamos a objetivos muy específicos: vamos por técnicos de drones, químicos y financieros. Quebrar esos tres engranes desarma al resto de la maquinaria” prevé el experto de la DEA.

Para Estados Unidos, el riesgo es claro. El presidente Donald Trump inició una guerra contra los cárteles desde su regreso a la Casa Blanca que ha incluido atacar embarcaciones que, alega, transportan droga a EU. Sin embargo, Trump ha advertido que lo que sigue es atacar a los cárteles por tierra, y medios estadounidenses han señalado, citando a fuentes del gobierno, que los planes ya están listos para lanzar ataques contra los cárteles en México, pero que la administración aún no ha tomado una decisión al respecto.

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“Si la política estadounidense se intensificara hasta llegar a ataques cinéticos habituales contra los cárteles —una posibilidad que la administración Trump ha puesto en práctica recientemente—, los FPV [drones con visión en primera persona] podrían redirigirse rápidamente hacia el personal y las infraestructuras estadounidenses. Las patrullas fronterizas, las bases de operaciones avanzadas o incluso los nodos críticos en entornos urbanos podrían volverse vulnerables a los ataques en masa”, alertó Stephen Honan, exoficial de desactivación de artefactos explosivos de la Marina de EU, en un artículo para la organización The Atlantic Council, donde es miembro del Proyecto Antiterrorista. Los cárteles, señaló, “ya no son meras organizaciones criminales, sino que cada vez se asemejan más a entidades híbridas que combinan el crimen organizado, la fuerza paramilitar y las tácticas terroristas”.

Por ello, Honan llamó a incrementar la cooperación de inteligencia entre México y EU y a invertir en sistemas de defensa antidrones. Al mismo tiempo, reconociendo que Estados Unidos es proveedor del armamento que hoy usan los cárteles, señaló que es necesario ir contra las cadenas de suministro.

“Las dos claves son cooperación real con México y una responsabilidad doméstica; es decir, cortar rutas de armas y precursores, eso les duele y les reduce el negocio más que cualquier golpe vistoso a una célula” concluye el exagente de la DEA.

A fines de octubre, dos hombres fueron detenidos con casi 400 armas al interior de tráileres que se dirigían a México. De acuerdo con las autoridades mexicanas, cada año se introducen de contrabando en el país hasta medio millón de armas de fuego. “La cuestión no es si los cárteles, o las multinacionales del narcotráfico, experimentarán con los FPV, ya lo están haciendo. La cuestión es con qué rapidez EU y sus socios pueden adaptarse, anticiparse y contrarrestar esta amenaza emergente”, advirtió Honan.

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