Berlín.— El bloque conservador de , ganador de las elecciones generales del domingo y los grandes perdedores de la jornada, los socialdemócratas del canciller saliente, , se mostraron dispuestos a entablar pronto los primeros contactos para explorar la formación de una “gran coalición”. Pero el desafío es grande.

“Cuando miro la distribución de escaños en el Bundestag [Cámara Baja] alemán, tenemos entre la Unión Cristianodemocrata (CDU) y la Unión Socialcristiana [CSU, de Baviera] 208 escaños (...) y, junto a los escaños de los socialdemócratas (SPD), que tienen 120 diputados, estaremos con 328 escaños de 630 por supuesto en condiciones de formar gobierno”, señaló Merz en rueda de prensa. “Eso es exactamente lo que queremos”, aseguró, y dijo que la dirección del partido ya le ha otorgado su pleno respaldo para esta iniciativa.

Merz insistió en que una alianza con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), convertida en segunda fuerza política del país (obtuvo más de 20% de los votos), está descartada. Señaló que las negociaciones durarán, “inevitablemente”, unas semanas. Y advirtió del riesgo de no alcanzar un acuerdo. Una “parálisis”, dijo, sería el peor escenario en momentos en que el presidente estadounidense, Donald Trump, está trastocando el orden internacional.

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No es sólo Trump; la economía alemana está en recesión y las elecciones exhibieron la división que existe en la sociedad. Un ejemplo: en todos los estados federados de la extinta República Democrática Alemana (RDA) con excepción de la ciudad-estado de Berlín, se impuso la AfD. “Sin duda todos los que aman la libertad en este país no pudieron dormir bien anoche [domingo] tras ver todo el mapa del este de Alemania pintado de azul”, dijo la todavía ministra de Exteriores, Annalena Baerbock.

Los expertos advirtieron que estos resultados muestran la necesidad de que el futuro gobierno ponga más atención a una región donde muchos de los problemas estructurales del país —de la escasez de médicos a las carencias en infraestructura— se sienten con especial fuerza, en parte por la misma historia del este alemán. El historiador Ilko-Sascha Kowalczuk, especialista en la historia de la RDA, ve un caldo de cultivo del éxito de la AfD en la frustración de muchas esperanzas que hubo tras la reunificación.

“Cuando se produjo la reunificación en 1990, hubo una promesa central hecha por el gobierno federal de entonces y por todos los políticos alemanes. Se dijo: ‘en tres o cinco años, ustedes, como alemanes del este, estarán tan bien como sus hermanos y hermanas de Hamburgo o Múnich’”, manifestó Kowalczuk en una entrevista con EFE. Sin embargo, añadió, “esa es una promesa que nunca se cumplió, ni siquiera hoy se cumple a pesar de que Alemania del Este es una región muy próspera”.

Pero antes de poder siquiera implementar las lecciones que dejaron las urnas, lo primero será que los líderes de la CDU, CSU y del SPD se pongan de acuerdo. No será sencillo. Particularmente en el tema migratorio, en el que los conservadores viraron más a la derecha, existen diferencias marcadas de opinión sobre cómo debe gestionarse el problema. La economía es el otro tema en el que conservadores y socialdemócratas tienen posiciones antagónicas.

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Los socialdemócratas de Scholz quieren asumir más deuda para poder financiar inversiones y subvenciones para atraer a empresas extranjeras con el objetivo de reactivar la economía, mientras que Merz apuesta por bajar los impuestos y reducir los costes. Por el momento, la única ventaja es que conservadores y socialdemócratas no tendrían que tratar de unir al Partido Verde con ellos. Esta agrupación política pelea por la electrificación de la industria, algo que los otros rechazan.

Merz apuntó a que los contactos se centrarán en tres grandes temas, uno de los cuales es la política exterior y de seguridad, en un momento en el que Europa debe ser capaz de actuar “muy rápidamente”, por lo que esta cuestión tiene “prioridad absoluta”. Para Europa, la postura de Trump deja claro que es hora de impulsar, en grande, la idea de una defensa comunitaria que les permita independizarse de Estados Unidos y no ser tan frágiles frente a las amenazas del mandatario de salirse de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Merz advirtió de otro riesgo de que las negociaciones fracasen: los avances de AfD. Las elecciones, dijo, han sido una “última advertencia para los partidos del centro democrático”. En nuevas elecciones, la historia podría ser muy distinta.

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