Washington.— El cierre gubernamental más largo de la historia de Estados Unidos llegó ayer a su fin, en su día 43, en la Cámara de Representantes, donde la mayoría republicana logró esquivar las demandas más exigentes de los demócratas.

La votación final fue 222-209. Tras la aprobación en la Cámara Baja, el mandatario firmó más tarde el proyecto de ley en la Casa Blanca.

“Hace 43 días les dijimos, por pura experiencia, que los cierres del gobierno no funcionan”, declaró el representante Tom Cole, líder republicano del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes. “Nunca logran el objetivo que anuncian. ¿Y saben qué? Todavía no lo han logrado, ni lo van a lograr”.

Tras seis semanas de bloqueo, el Senado votó el lunes a favor de acabar con el cierre, gracias a la participación de ocho demócratas y la oposición de un solo republicano.

Los esfuerzos titánicos de los demócratas para intentar reabrir toda la gran discusión sobre los subsidios para la cobertura sanitaria acabaron frustrados. El Senado votó por reenviar a la Cámara de Representantes un texto que no compromete a nada en ese frente.

Los republicanos se limitaron a prometer un debate separado, a corto plazo, sobre las ayudas a millones de estadounidenses para pagar su cobertura sanitaria.

“Volveremos a abrir nuestro país, que nunca debería haber cerrado”, celebró Trump.

Sus aliados en el Congreso, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y el líder de la mayoría en el Senado, John Thune, demostraron temple a lo largo de semanas de enorme presión, que incluyeron cancelaciones de vuelos en todo el país por la falta de controladores aéreos, que no cobraron sueldo durante casi dos meses.

El líder de la minoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer, votó en contra de la reapertura. La polémica yace en el denominado Obamacare, la reforma sanitaria aprobada durante la presidencia demócrata de Barack Obama, que suponía un primer intento de introducir una cobertura sanitaria pública universal en todo el país.

Durante los agrios debates en torno al cierre gubernamental, los republicanos acusaron también a los demócratas de querer beneficiar a millones de indocumentados con esos subsidios.

Los sondeos demostraron que la mayoría de la población achacaba a Trump y los republicanos la responsabilidad del cierre, puesto que dominan la Casa Blanca y el Congreso. Pero su unidad se mantuvo casi sin fisuras, mientras que el enojo crecía en la opinión pública.

El nerviosismo acabó pesando más en las filas demócratas, que la semana pasada celebraban victorias en sus feudos electorales, incluida la elección del alcalde Zohran Mamdani que se autodeclara socialista, en Nueva York. El relevo generacional se acelera en ese partido. La veterana líder en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció su retirada la semana pasada.

El cierre de gobierno tuvo un duro impacto para empleados federales que dejaron de recibir su sueldo. En particular, el cierre se notó en la cancelación de miles de vuelos, por la ausencia de controladores aéreos. Agencias

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