La mayoría de los ambulantes de la Alameda Central, en la alcaldía Cuauhtémoc, que maneja algún tipo de aceite ya cuenta con un extintor para prevenir incendios y un tapete para contener los residuos de la freidora.
Esto, luego de que el jueves pasado personal de la Secretaría de Gobierno (Secgob) les diera como plazo hasta hoy para que aquellos que vendan papas fritas, a la francesa, elotes, carnes, empanadas o algún otro alimento caliente cumplieran con este protocolo, de lo contrario, “sí nos podrían prohibir la venta”.
“Pues creo que es bueno, porque pasan muchos turistas, mexicanos, niños y puede llegar a ser peligroso y tener pérdidas. Me parecen muy buenas medidas y hay que obedecer, principalmente”, dijo Becky, vendedora de banderillas en la zona, quien el pasado viernes adquirió un extintor.
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Explicó que las autoridades capitalinas les aseguraron que se trata de una decisión por la seguridad, higiene y cuidado del parque público y que no hubo especificaciones acerca de los extintores, “con que sirviera y tuviera las medidas de protección”, ni de los tapetes.
En este sentido, Becky expuso que inmediatamente su empleador le dio el dinero para adquirir un extintor, con el que “yo me siento más segura y protegida, como los mismos clientes, que a final se puede decir que nosotros trabajamos y les debemos a ellos”.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL se pudo constatar que la mayoría de los puestos ambulantes de la Alameda Central que cocinan en aceite sí tienen extintor, algunos hasta en su plástico todavía, colocado en una de las esquinas traseras de las freidoras.
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“Por lo menos si mi puesto se me va a incendiar, pues saber cómo lo apago. Con la fuente no lo voy a apagar, eso va a ser imposible, y ya con el extinguidor me evito tener una pérdida más grande”, manifestó Juan Carlos, quien vende hamburguesas frente a la fuente de Neptuno, y dijo estar de acuerdo con esta nueva regla.
De distintos tamaños, tanto de altura como de anchura, algunos vendedores compraron estos artefactos nuevos y otros optaron por rellenarlos, pues adquirirlos en una tienda cuesta 6 mil pesos.
Expusieron que la Secgob no les ofreció un curso de “cómo usar esto (extintor), eso nos gustaría y sería bueno. Yo lo sé usar y qué hacer, pero qué tal que hay algunos que no”, indicó Becky, vendedora de banderillas.
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La mayoría de los puestos ambulantes que ofrecen comida caliente, también cuentan con un tapete de plástico y hule (que se utiliza en las cocinas) y que abarca aproximadamente 20 centímetros de perímetro más que los propios carritos.
Juan Carlos, quien vende hamburguesas y hot dogs, explicó que este fue pedido con el fin de “cuidar el piso y la higiene, para no dejar aceite en el piso. Ya se supone que va a ser más fácil; nada más cuando nos vayamos lo recogemos, limpiamos y como si nada pasara”.
Los ambulantes refirieron que hoy pasará personal del Gobierno capitalino a cerciorarse que se cumpla con este requisito de higiene y seguridad.