
Doña Lupita ha arreglado relojes durante 57 años en la calle de Palma, en el Centro Histórico —donde maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han permanecido por 17 días en plantón—, y asegura que nunca habían bajado tanto sus ventas.
“Siempre en el Día del Maestro se ponen, pero nunca habían estado tanto tiempo y nunca se me habían ido tanto mis ventas. A veces me voy con un trabajito en todo el día, me persigno y lo valoro mucho”, relata mientras coloca una lupa en su ojo y revisa el único reloj que ha recibido en el día.
Indica que todos los días espera no irse con las manos vacías, lo cual no sería raro tomando en cuenta que a veces sólo llegan uno o dos clientes, quienes normalmente sólo cotizan.
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“A veces uno o dos clientes, gracias a Dios que dentro de todo pues yo agradezco, porque tengo compañeros de aquí mismo de la Palma que me dicen ‘Lupita, eres muy afortunada, porque hoy me fui con las manos vacías’”, expresa.
Desde el 15 de mayo maestros de la CNTE se instalaron en el Zócalo y calles aledañas, en la alcaldía Cuauhtémoc, para pedir que se abrogue la Ley del ISSSTE de 2007 y un incremento salarial.
Lupita platica que lo único que ha hecho durante estas dos semanas, debido a la falta de trabajo por el plantón de la CNTE, han sido pendientes y trabajos que le solicitan por pedido; sin embargo, señala que no los cobra.
“Lo que pasa es que sí estamos haciendo los trabajos que teníamos ahí, gastamos en piezas, pero cuando les llamo para decirles que ya están o que vengan por los relojes, pues nos dicen ‘¿todavía siguen los maestros, doña Lupita?; mejor vamos luego o cuando se quiten’”, dice.
Mientras tanto, al exterior del local de doña Lupita permanecen decenas de casas de campaña, lazos atravesados por el aire, cajas de cartón y restos de comida.