Leidimar, migrante venezolana de 19 años, está a una semana de dar a luz a su primera hija. Tenía la idea original de hacerlo, con ayuda de sus connacionales, en una casa improvisada de cartón y madera, pero se derrumbó y ahora lo hará en un hospital público de la CDMX.
Ella es una de las aproximadamente 270 personas de origen extranjero que viven en el campamento migrante de la colonia Vallejo en la alcaldía Gustavo A. Madero, de acuerdo con el conteo realizado por la Comisión para la Atención a la Movilidad Humana de la Ciudad de México, que realizó un primer censo en este lugar el pasado domingo 2 de marzo.
“Salí de Venezuela sabiendo que estaba embarazada, pero no tenía otra opción, no podía tener a mi hija en mi país y tuve que venir en caravana. Tardamos cuatro meses en llegar a la Ciudad de México y apenas llevo un mes”, dijo.
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Para ayudarle a dar a luz, su familia y otros compañeros migrantes del campamento construyeron una pequeña choza con pedazos de maderas, algunas sábanas y lonas de plástico, pero este lugar se derrumbó tras una fuerte lluvia hace pocos días.
Por ello, Leidimar acudió a un hospital público cercano para dar a luz allí, petición que fue aceptada sin costo, afirmó.
“Se va a llamar Josiainis y espero que viva una buena vida y mucha felicidad, pero a veces me da miedo no poder dársela. Mi esposo no trabaja en este momento y no tenemos a donde irnos”, comentó.
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Leidimar y su familia afirmaron que no han considerado mudarse a un refugio para migrantes debido a las malas experiencias que han sufrido en otros albergues del país.
“Ya estuvimos en un albergue en Tula y eso no es un albergue, eso era una prisión. Puede que los de acá no sean malos pero ya no tenemos esa confianza”, explicó.
En el campamento de Vallejo hay al menos otras dos mujeres embarazadas, ambas menores de edad. “Yo tengo tres meses de embarazo, por eso siento que aún estoy a tiempo de regresar a mi país y le he estado pensando, pero me da miedo que algo le vaya a pasar a mi bebé en el camino”, dijo otra joven de 17 años.