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El espíritu de la Llorona regresó a los canales de Xochimilco por medio del espectáculo La Llorona: Semillas del Mañana, que estará en escena hasta el 2 de noviembre en el embarcadero Cuemanco.
Esta puesta en escena se presenta desde hace 31 años, previo a la celebración del Día de Muertos, para evocar una de las leyendas más antiguas de México lo que atrae a miles de visitantes cada año.
“Ser la Llorona es una gran responsabilidad y con todo el elenco y mis compañeros, llevamos horas de trabajo y esfuerzo para traer a todos quienes quieren ver, escuchar y conocer la verdadera historia detrás de este personaje”, dijo Nayeli Cortés quien interpreta a la protagonista de la leyenda que mata a sus hijos.
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El escritor y actor Luis Infante, quien también interpreta uno de los papeles principales en la obra, comentó sobre la relevancia de la leyenda hoy en día: “La historia de la Llorona no es solo un mito antiguo, es un reflejo del dolor que muchas mujeres en México siguen viviendo hoy. Madres que han perdido a sus hijos por distintas causas, desde la violencia hasta la migración, siguen llorándolos día tras día”, dijo.
Además del espectáculo, el evento tiene un fuerte componente educativo y cultural. Muchos asistentes, especialmente turistas y jóvenes, acuden no solo por la experiencia teatral, sino también para aprender más sobre las tradiciones mexicanas y las raíces históricas de leyendas, explicó Luis Infante la hablar sobre este tradicional espectáculo.
Los organizadores del evento han incluido elementos pedagógicos en la obra, como el uso del náhuatl en diálogos y canciones, así como referencias a prácticas ceremoniales y creencias religiosas prehispánicas.
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El viaje
La oscuridad y el agua tranquila de los canales de Xochimilco sirven de telón de fondo para revivir el lamento eterno de La Llorona.
El evento comienza a las 7 de la noche, cuando los espectadores abordan las trajineras que los llevarán al islote, donde se desarrollará la representación de la obra que evoca el dolor de una madre.
Cuando las embarcaciones llegan y se acomodan alrededor de la isla, la tercera llamada marca el inicio del espectáculo. Desde la cima de una pirámide iluminada por antorchas y luces, decenas de danzantes emergen, interpretando rituales y cantos tradicionales que cuentan la historia ancestral de Xochimilco.
Llega el momento culminante cuando entona en náhuatl la canción Llorona, mientras camina con un largo velo blanco a través de los canales, dejando escapar el desgarrador grito de “¡Ay, mis hijos!” que resuena en la oscuridad.