“Nunca van a terminar, ahí hay de todo, si buscan bien encuentran y ojalá que sean sus familiares porque está canijo no saber dónde están, no tienes ni a quién rezarle o quien llorarle”, sentencia don Concho, un ejidatario que tiene su parcela ubicada en medio de la Sierra de Guadalupe, en los límites de la y el municipio mexiquense de Tlalnepantla, quien dice ser testigo mudo y sordo de lo que ahí sucede.

En ese punto se reunieron , “solidarios” (gente que se acerca a ayudar en los rastreos), policías de las tres esferas de gobierno y bomberos, como parte de la tercera jornada de búsqueda que organizaron colectivos buscadores y la Comisión de Búsqueda a nivel federal, y que en los próximos días irá al Cerro del Chiquihuite y en el punto conocido como el Cerro del Guerrero.

“Un día me encontré una zapatilla y más adelante, una mujer. Otra estaba en una bolsa negra, luego otro día encontré a tres quemados en un coche, se veían y olían bien feo, luego en otra ocasión, encontré a otros tres ahí en los arcos —la entrada a ese zona boscosa—, ahí mismo los mataron porque ahí estaban los casquillos”, continúa narrando el hombre de 75 años.

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“Un positivo, un positivo”, se escucha a lo lejos. Era una mano completa que se encontró en uno de los puntos donde el martes encontraron osamentas, por lo que los restos, especulan, serían de la misma persona. Todo fue embalado y resguardado para su posterior identificación.

Ahora las búsquedas están organizadas y coordinadas, salen en grupos, cada uno lleva un antropólogo, un perito y muchas manos para rascar y peinar la zona. Los bomberos o personal de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), son los encargados de quitar las piedras, basura y maleza; al tiempo van encontrando ropa, identificaciones, es ahí cuando entra en acción Anubis, un perro pastor belga de la Policía Municipal de Tlalnepantla, especialista en encontrar “positivos”.

“Desde el martes estamos aquí y ha encontrado varios positivos. Eso no significa que sea huesos humanos o que sean de las personas que están buscando, pero así como lo ves, ayuda mucho”, dice el policía que trabajaba con el can mientras le da su pelota favorita y un “premio”, pues encontró la mano del desconocido.

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Con esta coordinación se avanza mejor, ahora, dicen las madres buscadoras pues ya no tienen que esperar a un perito o a un antropólogo forense. “Antes no teníamos nada, solo un fierro que hundimos donde sabíamos que podía haber algo, olíamos, escarbamos con la mano y era más difícil, si aún con todo esta ayuda es complicado, imagínate antes que no había nada”, dice la señora Regina, quien tiene 10 años buscando a su hijo.

“Antes ni comíamos, no teníamos agua, llegábamos solas y con miedo. Ahora ve, hay policías, tenemos comida, agua, suero, ponen carpas para que descansemos, nos llevan, nos traen. Eso es mucha ayuda, no quita el dolor pero mantiene las esperanzas”, dice Alicia, quien busca a su hijo Pedro, en esa zona, pues ahí hace un año encontraron sus prendas.

El objetivo diario de los colectivos y autoridades es peinar por lo menos 30 mil metros cuadrados de la Sierra de Guadalupe. Durante el recorrido del jueves pasado se encontraron dos positivos, que se sumaron a los cinco encontrados el martes de esa misma semana.

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