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“Estamos en un desierto de pocas ventas y poca información”, expresó Félix, comerciante afectado por el incendio ocurrido el pasado 9 de febrero en las naves 1 y 4 de Flores y Hortalizas de la Central de Abasto (Ceda), en la alcaldía Iztapalapa. A cuatro meses del siniestro, el cual consumió más de 70 locales, los comerciantes exigen respuestas claras y un apoyo real por parte de las autoridades capitalinas.
La zona afectada permanece cercada con vallas metálicas tipo rompeolas, resguardada por una grúa amarilla y vigilancia permanente de elementos de la policía capitalina. Es la zona cero, como le llaman los locatarios que aún recuerdan con angustia la madrugada en la que el fuego arrasó sus negocios.
Uno de ellos es Félix, quien trabajaba en el local 140, propiedad de su tío, dedicado a la venta de rosas encapsuladas al mayoreo.
“Los clientes no van para allá arriba, seguimos con las pérdidas desde la temporada del 14 de febrero”, afirmó a EL UNIVERSAL.
Ahora, su negocio se reduce a una mesa de plástico y un estante improvisado en un espacio de menos de un metro cuadrado, gracias al apoyo de vecinos comerciantes que le cedieron un rincón para vender.
La falta de visibilidad y ubicación estratégica ha impactado gravemente las ventas de los locatarios reubicados. “No es lo mismo tener tu lugar que andar como arrimados. Las ventas no se dan porque no te ubican”, señaló Félix.
Los comerciantes afectados comentaron que han incrementado sus deudas y luchan por sostenerse en condiciones precarias.
Durante un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, se constató que la zona provisional donde operan los comerciantes afectados —un antiguo estacionamiento en el área de Abarrotes y Víveres 1A— carece de infraestructura adecuada.
Los locales consisten en carpas montadas sobre tierra y piedra, algunas con pisos improvisados de madera o plástico.
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No hay anuncios ni lonas visibles que indiquen los comercios establecidos ahí, así que muchos quedan ocultos entre puestos ambulantes y estructuras informales.
Ante esta situación, la directora general de la Central de Abasto, Mónica Pacheco, aseguró a este diario que la reconstrucción “va perfecta y a tiempo”.
La funcionaria detalló que ya se concluyeron los trabajos de demolición, cuentan con los dictámenes estructurales y pruebas químicas de materiales, y que la siguiente semana comenzará formalmente la reconstrucción, que incluirá la instalación de tres nuevos arco techos para proteger la zona.
Sobre el costo del proyecto, indicó que aún no se tiene una cifra final, pero que parte será cubierta por el seguro y otra parte con apoyo del Gobierno de la Ciudad de México.
Mónica Pacheco afirmó que también “se ha brindado todo el apoyo económico y logístico desde un principio”, y la mayoría de los comerciantes se han reubicado con éxito dentro o en los alrededores del mercado.
Agregó que los comerciantes que actualmente se encuentran en el estacionamiento son los menos, y que, en algunos casos, ese espacio se usa como bodega.
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En contraste, los comerciantes afectados por el siniestro manifestaron que la información ha sido escasa y los apoyos, insuficientes. Mientras tanto, ellos continúan enfrentando pérdidas y sobreviviendo en condiciones desfavorables.
“Queremos certeza, no promesas. Necesitamos volver a nuestros espacios y reactivar nuestros negocios”, concluyó Félix, con la esperanza de que su voz y la de muchos otros no quede enterrada bajo las cenizas.