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La secretaria de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, Myriam Urzúa, informó que están en curso tres carpetas de investigación por parte de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ) por el huachicoleo en tres tomas clandestinas de turbosina ubicadas en las colonias CTM Aragón y Narciso Bassols, en la alcaldía Gustavo A. Madero, donde en días pasados vecinos reportaron un intenso olor a combustible en el alcantarillado.
En entrevista en la zona, detalló que se trata de tres carpetas, una por cada toma clandestina de turbosina ubicadas y clausuradas a finales de mayo pasado.
La titular de Protección Civil indicó que desde febrero del año pasado se empezaron a recibir denuncias, mismas que fueron atendidas inmediatamente por personal de Petróleos Mexicanos (Pemex), quienes rastrearon el olor mediante una prueba de hermeticidad del ducto de turbosina que corre por avenida 604 y que va al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Explicó que para su búsqueda se utiliza un diablito en un escenario de hermeticidad, el cual permite a los ingenieros de Pemex saber si las paredes del ducto han disminuido. “Si disminuyen, tenemos la posibilidad de que existan tomas clandestinas”.
Urzúa agregó que a finales de mayo pasado estas tres tomas clandestinas fueron selladas e inhabilitadas mediante un capuchón, por lo que en este momento no hay ninguna toma activa y “no hay riesgo alguno, de ningún tipo, para la población. Únicamente estamos haciendo acciones de mitigación”.
Señaló que fueron encontradas dos tomas clandestinas más, mismas que ya estaban prácticamente listas para empezar a operar; sin embargo, los responsables aún no habían encontrado la manera de ingresar al ducto, por lo que simplemente fue retirada la preparación y clausurada la toma.
La secretaria informó que la limpieza de drenajes de las colonias CTM Aragón, Narciso Bassols y Cuchilla del Tesoro tiene un avance de 70% y que podría concluirse la próxima semana.
La funcionaria resaltó que Pemex ya trabaja para absorber el hidrocarburo impregnado en el suelo, a través de un pozo indio, un tubo que se coloca a cuatro metros de profundidad y que capta todo el líquido que podría haber ahí.
“Realmente no es mucho, es muy poca la cantidad de turbosina, cada vez es menor, prácticamente es una capa”, concluyó.