Algunos llevan días sorteando los peligros de carreteras, el calor y el frío. A pie o de rodillas siguen su devoción para encontrarse, como cada 12 de diciembre y aunque sea por unos segundos, con la . También están aquellos que regalan un taco o un poco de agua para calmar el hambre y la sed de los visitantes, y como muestra de agradecimiento por los milagros recibidos.

“Mientras uno vaya con amor, se hace fácil”

Nezahualcóyotl, Méx.— Todos los caminos llevan a la Basílica de Guadalupe. Y eso lo saben los habitantes de comunidades del oriente del Valle de México, así como de Tlaxcala y Puebla, que utilizan los senderos posibles para llegar al templo.

Miles de ellos se van por las vías del tren, por ese camino sinuoso en el que abundan piedras, polvo y por el que en algún momento pasa el ferrocarril de carga, lo que aumenta el riesgo.

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Caminan los que vienen de comunidades de Tlaxcala y Puebla y se les unen los de Chimalhuacán y Neza. Juntos hacen caravanas para acompañarse y protegerse de los peligros que existen por esa ruta.

“Es un poco complicado [caminar por las vías], pero mientras vaya uno con amor, se hace fácil”, expresó Ricardo Santana, quien le pedirá a la Virgen de Guadalupe salud para él y su familia.

“Soy de San Pablo del Monte, Tlaxcala, llevamos dos días y medio de camino, nos venimos por toda la autopista, luego por Los Reyes La Paz y ahora sólo nos falta este pedazo de las vías para llegar con nuestra madre María. Venimos 20 personas y ahí vamos poco a poco”, compartió Germán Rojas Méndez.

Cuando pasan por la intersección de las vías del tren con el Periférico Oriente aumenta el riesgo para ellos porque tienen que librar Río Churubusco y el río de La Compañía, pero dicen que los acompaña La Morenita y a ella se encomiendan para que nada malo les ocurra en su periplo.

Peregrinos de la zona oriente del Edomex y de otros estados caminan por las vías del tren. Foto: Luis Camacho | El Universal
Peregrinos de la zona oriente del Edomex y de otros estados caminan por las vías del tren. Foto: Luis Camacho | El Universal

Hambrientos y sedientos, llegan perros a La Villa

Con los miles de peregrinos que arribaron a la Basílica de Guadalupe para rendir sus respetos a la madre de Cristo, también llegaron decenas de perros a las calles de la alcaldía Gustavo A. Madero hambrientos, sedientos y cansados luego de caminar por horas e incluso días.

En las escalinatas de la Basílica, muchos perros buscaron un poco de sombra para refrescarse, otros se quedaron en el atrio, a un lado de las puertas o junto a algún grupo de peregrinos.

Los caninos también recorrían las calles aledañas a la calzada de Guadalupe en búsqueda de comida, agua o un lugar para descansar; algunos recibieron ayuda de samaritanos.

Sin embargo, muchos de estos perros estaban fatigados, exhaustos y en algunos casos con aparentes golpes de calor, inhalando y exhalando de forma agitada para recuperar el aliento.

El Gobierno capitalino instaló un módulo de la Agencia de Atención Animal para brindar cuidados, atención veterinaria, comida y agua para los animales.

“Lo que pasa es que muchos perritos se pegan a los peregrinos en el camino, porque les dan algo de comer o agua y los vienen siguiendo hasta acá, y luego los peregrinos se regresan en camión o en transporte y los dejan en la zona y se nos llena de perros”, explicó Nathaly Portilla, de la Agencia de Atención Animal.

Agregó que los perros que sean rescatados serán llevados a albergues de Gustavo A Madero para que no se queden en la calle.

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Los perros que llegaban a la Basílica buscaban comida, agua y descanso. Foto: Jorge Medellín | El Universal
Los perros que llegaban a la Basílica buscaban comida, agua y descanso. Foto: Jorge Medellín | El Universal

“Son 13 años trayendo carnitas a los peregrinos”

Como cada 11 de diciembre, desde hace 13 años, Carlos Tovar y su familia instalan su puesto de carnitas sobre la calzada de Guadalupe, a unas calles de la Basílica, para regalar un taco a los peregrinos.

“Traemos 600 kilos de carnitas, pero no nos dedicamos a este negocio, tenemos otros trabajos y nos va bien; esto lo hacemos por gusto, año tras año. Llevamos 13 años trayendo carnitas a los peregrinos. Antes, mi mamá me preparaba tamales y me decía que los trajera a repartir. Ahora lo hacemos por nuestra cuenta, en honor a mi mamá y mi tío”, comentó Carlos, proveniente de Ojo de Agua, en el municipio mexiquense de Tecámac.

Eran casi las 13:00 horas, el calor caía a plomo en la zona de la Basílica y adentro del puesto que instaló la familia Tovar, el olor a grasa y manteca emanaba de un gran cazo de aluminio, donde se cocía a fuego lento la carne de cerdo.

Para que ese platillo quedara listo a la hora de la comida, en que la concentración de peregrinos es más nutrida, la familia Tovar llegó desde las 5 de la mañana.

“Nos gastamos alrededor de 70 mil pesos, pero alcanza para mucha gente. Siempre nos inculcó mi madre eso de regalar algo a la gente y en nuestro trabajo nos va bien. Es una satisfacción hacerlo, es algo muy bonito recibir bendiciones de toda la gente, eso no lo pagamos ni lo compramos con nada”, expresó Carlos.

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Carlos Tovar y su familia llevaron 600 kilos de carnitas para brindar un taco a los feligreses. Foto: Gabriel Pano | El Universal
Carlos Tovar y su familia llevaron 600 kilos de carnitas para brindar un taco a los feligreses. Foto: Gabriel Pano | El Universal

“Le pedí que ayudara a mi hermana y ya está mejor”

De entre miles de peregrinos destaca un adulto mayor que avanza de rodillas sobre la calzada de Guadalupe.

Un bastón y la mano de su esposa son su apoyo. Los acompaña un niño de 13 años que cuidadosamente coloca trapos doblados frente al señor para amortiguar el dolor y lo caliente del piso.

Se trata de Rosalío, quien a pesar de las dos cirugías de rodillas que ha recibido, sus más de 60 años y el fuerte calor, decidió llegar de rodillas al atrio principal de la Basílica para darle gracias a la Virgen de Guadalupe por la salud de su hermana menor, quien hace poco fue operada de los pulmones y estuvo una semana entubada.

“Es para darle gracias a la Virgen, porque yo le pedí que ayudara a mi hermana en su operación y gracias a ella ya está mejor y ya hasta pudo volver a trabajar, por eso no importa qué tanto me cueste llegar, lo tengo que hacer. Todo sea por ella”, expresó Rosalío.

Adela comentó que su esposo planeaba hacer esta peregrinación solo, ya que decidió caminar desde Tulyehualco a la Basílica para posteriormente llegar a la entrada de rodillas, una travesía que le tomó más de ocho horas seguidas de esfuerzo y cansancio.

“Él quería venir solito, pero le dije: ‘No hijo, cómo crees, yo te acompaño’. Y fue cuando mi nieto también sintió preocupación y dijo que nos iba a acompañar. Entonces nos vinimos los tres solitos desde allá caminando y aquí seguimos”, contó Adela.

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Rosalío, Adela y su nieto caminaron desde Tulyehualco, y por manda el señor entró de rodillas. Foto: Jorge Medellín | El Universal
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