Atizapán de Zaragoza, Méx.— “Me duele mucho vivir un 10 de mayo sin mis hijos, sin él”, afirma Sonia al pedir justicia y la detención de Emiliano, quien era “el mejor amigo de mi hijo y lo asesinó” dentro de su casa en Condado de Sayavedra y ahora está prófugo.
Kevin Atzin Miranda Fonseca de 17 años, fue asesinado el 11 de noviembre de 2018, cuando como jugador de futbol americano acudió a celebrar el triunfo en la semifinal entre Redskins y Bucaneros al exclusivo fraccionamiento Condado de Sayavedra, invitado por su amigo Emiliano.
A las 23:15 horas del sábado 10 de noviembre de 2018 “recibí el último mensaje de mi hijo”, quien me envió una foto de que estaba en compañía de El Pirri, como llamaba a Emiliano, quien también tenía 17 años.
Fue hasta el domingo 11 de noviembre cuando recibieron una llamada del papá de Emiliano diciendo que Kevin Atzin “no estaba bien”, que había recibido un balazo.
Al llegar a la casa de Emiliano, “mi hijo pequeño de entonces 11 años corrió y pasó por debajo del cordón que colocó la policía, buscando y llamando a gritos a su hermano”, recuerda Sonia.
Ese 11 de noviembre de 2018 EL UNIVERSAL reportó el homicidio de un joven de 17 años en la calle Boulevard de La Torre, dentro del exclusivo fraccionamiento Condado de Sayavedra, luego de que vecinos habían escuchado la detonación de un arma de fuego y presenciaron la llegada de policías, en lo que en ese momento pensaron habría sido un intento de robo y que se desconocía con claridad quién era la víctima.
Kevin fue encontrado por sus padres con un disparo en la sien, recostado de lado en posición fetal, sobre la cama de Emiliano, quien de forma fría dijo que había sido “un accidente”, pero un accidente con un arma ocurre a más de un metro de distancia no como en este caso con un tiro directo pegado a su cabeza, señala Gerardo, su padre.
Emiliano sólo permaneció detenido unos meses en la Quinta del Bosque, Centro de Internamiento para Adolescentes, en el municipio de Zinacantepec, pues sus abogados lograron un amparo para que su juicio lo llevara a cabo en libertad y bajo la custodia de sus padres.
Luego de más de seis años de juicio oral, amparos y apelaciones a la sentencia de un juez que determinó la culpabilidad de Emiliano en el homicidio de Kevin, finalmente el pasado 2 de abril una jueza de ejecución especializada en el Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes dio un plazo de cinco días para que Emiliano, quien ahora tiene 24 años, asistiera de forma voluntaria al Centro de Internamiento para Adolescentes Quinta del Bosque, en Zinacantepec, para cumplir la sentencia de cuatro años, cuatro meses, 15 días.
Esto, porque en el Estado de México el delito de homicidio sólo se castiga con una sentencia máxima de cinco años para los homicidas menores de 18 años.
Sin embargo Emiliano ya está prófugo, pues “no se presentó de forma voluntaria, por lo que sabemos ya existe una orden de detención en su contra y una ficha roja a la Interpol, para evitar que el homicida salga del país”, afirma Gerardo al mostrar la notificación de la resolución del expediente 48/2021 del Juzgado de Ejecución de Sentencias Especializado en el Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes del Distrito Judicial de Toluca.
Kevin era el 58 Redskins
“Durante seis años estuve callada por recomendación de la fiscalía y abogados que me prohibieron hablar para no violar los derechos humanos del asesino y para no entorpecer el debido proceso”, pero ahora ya hay una sentencia ratificada en tribunales de que “Emiliano es el asesino de mi hijo, quien debe ser detenido, porque está prófugo” enfatiza Sonia.
Ella abraza y acaricia el casco de futbol americano de Redskins que usó Kevin y en presencia de EL UNIVERSAL decidió abrir una caja envuelta como un regalo que desde 2018 le dieron los amigos de su hijo que no había tenido el valor de ver.
“Hoy la abro porque ¡quiero justicia!”, reitera Sonia con lágrimas mientras abría la caja de la que emergió el número 58 que era el que portó Kevin como jugador de Redskins y que su padre se tatuó en el pecho.
Decenas, quizá un centenar de cartas escritas en hojas de colores, acompañados con fotos y el nombre de Kevin con mensajes de cariño escritos por amigas y amigos de la preparatoria, así como por compañeros de Redskins y una playera de futbol americano estaban en la caja envuelta como un regalo que permaneció cerrado por más de seis años.
“¡Quiero Justicia para que encuentren al asesino y pague por lo que hizo!”, reitera Sonia. “Para mí ya no hay 10 de mayo, ninguna fecha bonita, ni siquiera su cumpleaños”.
Han pasado más de seis años y el dolor sigue presente en la familia Miranda Fonseca, especialmente en Sonia, a quien le partieron el corazón “pues una madre nunca piensa en perder un hijo”.