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Cientos de familias se dieron cita en algunos de los embarcaderos de Xochimilco para festejar el Día del Padre. Desde el mediodía de ayer, esposas, hijas, nueras y sobrinos acordaron llegar al tradicional sitio para celebrar al jefe de familia. La comida, el sombrero y los lentes para cubrirse del sol —que caía a plomo— fueron indispensables, al igual que las cervezas.
Cualquier pretexto era bueno para caminar con michelada en mano. “Mira, el clima, el sol y todo se presta para celebrar a papá. Llegamos temprano para que nos alcance el día; traemos de todo, botana, cerveza, refresco para los niños y bueno, es un poco de lo que podemos ofrecer a nuestro papá y al abuelo, que fueron los que nos sacaron adelante”, dijo Rigo, quien mostró su hielera y las latas de cervezas que, confió, aguantarían el recorrido en los canales de Xochimilco.
Por el festejo del Día del Padre, la Secretaría de Seguridad Ciudadana implementó un operativo para resguardar a todos. Con cuatrimotos, en bicicleta y caminando, los guardianes del orden vigilaban los embarcaderos. Se concentraron en Cuemanco y Nativitas, donde aseguraron que “siempre llega más gente”.
“Ahora nos tocó trabajar, el festejo viene después”, contó un elemento, quien no encontraba dónde cubrirse del sol durante sus rondines; su uniforme y las fortineras hacían que el calor se sintiera al doble.
Tras algunos incidentes que se difundieron en redes sociales entre clientes y prestadores de servicio, los propios comerciantes y trajineros atendieron a los clientes de la mejor manera.
“Siempre ha estado muy tranquilo aquí, luego pasan cosas, pero no son cada fin de semana como se cree. Mira, ya hay policías y hablamos con todos para evitar problemas. Los precios están muy claros, no se cobra de más ni nada”, explicó Romina, encargada de despachar los viajes en las trajineras de Cuemanco.
Los trajineros recibieron la instrucción de no ingerir alcohol para evitar conflictos con los clientes. También los instruyeron para tener las góndolas limpias, con botes de basura y listos para prestar —todo el domingo— de entre tres a cuatro vueltas cada una.
“Para nosotros nada de chelita ni nada. Ni modo, nos toca aguantar y remar un rato en el solesote, lana es lana.
“Los escándalos de hace unos meses, sí nos pegó. La gente dejó de venir y los que venían, ya estaban como enojados con nosotros o cuidándose de todo, pero ahora, desde que llegan se les dice cuánto cuesta la vuelta que quieren y que a nosotros no nos deben pagar nada y al final, dependiendo del trato, si quieren dar una propina está bien y si no, ni modo, pero nosotros no cobramos de más”, detalló Remigio.