Cuautitlán Izcalli, Méx.— “No podía caminar bien y ahora ya hasta el bastón se me olvida”, dijo Tina, una mujer de 76 años quien como otros adultos mayores practican todos los días artes marciales en el DIF municipal y en la Concha Acústica de Cuautitlán Izcalli.
“El taichí para mí ha sido la renovación de mi ser, porque decaí totalmente luego de que mi hijo murió en la pandemia de Covid”, relató Faustina Ángeles Petra, a quien sus compañeros llaman Tina.
Esta disciplina “es equilibrio, concentración mental y hasta recuperé mi movilidad”, contó Tina al mostrar las lesiones que sufrió en una pierna en un caída, por lo que estaba obligada a usar bastón.
“Al principio me ponían una silla para apoyarme y no perder el equilibrio, pero ahora ya no la necesito”, dijo con orgullo Faustina, quien en el grupo de artes marciales tiene compañeras de 88 y 89 años.
En el Estado de México hay un millón 919 mil adultos mayores, de acuerdo con el Inegi, quienes representan 11.3% del total de la población estatal.
El taichí es un arte marcial de origen chino esencialmente no agresivo que nos ayuda a evitar conflictos de cualquier índole. Desde el saludo recordamos el principio de la fuerza y la inteligencia, es decir, se busca el equilibrio entre la mente, el cuerpo y espíritu, dijo el instructor Óscar Neave Flores.
La práctica constante de esta disciplina fortalece todas las partes del cuerpo y ayuda al sistema inmune, indicó el maestro que imparte esta disciplina en instalaciones del DIF y en la Concha Acústica.
Muchas personas, aun antes de jubilarse, optan por una vida sedentaria, caminar lo mínimo, ya no salir de casa, sentarse en un sillón a ver muchas horas la televisión o realizar labores domésticas y de jardinería, lo que va debilitando los músculos, apuntó Leticia, quien promueve y apoya la actividad física en el DIF de Cuautitlán Izcalli.
“Han llegado con andaderas y bastones con más de 88 años de edad, agarradas de sus familiares y a medida que practican esta disciplina nos han sorprendido, por la movilidad que recuperan”, relató.
“Nos ayuda a tener más concentración, movilidad, flexibilidad y equilibrio, que se va perdiendo con una vida sedentaria. Se ve una actividad lenta y hasta dicen ‘eso es para los abuelitos’, pero con nueve meses he bajado 10 kilos”, explicó Leticia.