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El Gobierno capitalino ya cuenta con su propia planta trituradora de residuos de la construcción, la cual tiene capacidad para recibir diariamente 500 toneladas de cascajo, que serán procesadas y transformadas en concreto ecológico y bloques reciclados, que se usarán en banquetas y corredores de senderos seguros, entre otras obras.
La planta está ubicada en un espacio del parque lineal La Brecha, entre Tláhuac y Xochimilco, a donde acudió el jefe de Gobierno, Martí Batres, para inaugurar la maquinaria, cuya inversión fue de 39 millones de pesos y ocupa una superficie de 3 mil 500 metros cuadrados sobre un terreno de más de 7 mil 500 metros cuadrados.
El secretario de Obras y Servicios, Jesús Esteva, explicó que esta es la primera planta recicladora de cascajo del gobierno local, ya que existen otras en la zona del Bordo Poniente, las cuales pertenecen a la iniciativa privada.
La secretaría únicamente contaba con máquinas trituradoras portátiles que llevaban a los puntos donde detectaban residuos de material para construcción que debía ser retirado de la vía pública.
“Esta planta tiene una capacidad para procesar 600 metros cúbicos al día de concreto ecológico, tiene una capacidad de recepción de 500 toneladas por día y de fabricación de bloques de 2 mil piezas, que equivalen como a 400 metros cuadrados de superficie al día” detalló el funcionario.
El jefe de Gobierno refirió que a la planta trituradora de residuos de la construcción va a llegar el cascajo que está disperso por diversas partes de la capital, por lo que será de gran ayuda al cuidado del medio ambiente.
“La sola construcción de esta planta ya es una regeneración del suelo, porque era de esas partes que estaban en las zonas fronterizas con riesgo de invasión, deterioradas y todo esto se regeneró (...)”, añadió el mandatario.
La principal fuente de abastecimiento de material para la nueva planta trituradora es la Laguna de San Gregorio, donde se estima que hay alrededor de 14 millones de metros cúbicos de cascajo que se derivaron de las construcciones caídas y derrumbadas después de los temblores de 1985, y para lo cual buscarán acuerdos con los habitantes de la zona, a efecto de reutilizar dichos residuos.