Además de pretender ser una guía, este texto comete el propósito de orientarlo con mi experiencia ligeramente estresante en un restaurante de hot pot, para que usted no padezca la misma miseria. El hot pot, olla mongola o caldero chino, se trata de un recipiente cóncavo que resguarda uno –o varios– caldos calientes, en el que usted cuece sus alimentos. ¿Suena fácil? No tanto…
Un poco de contexto. No es de sorprender la polémica en torno a su origen, pero se dice que los soldados mongoles se reunían en círculos alrededor del fuego a comer, y “se ha sugerido” que utilizaban sus cascos para hervir el agua. Ciertamente, el plato tiene trazas asiáticas y dependiendo la región de China, la variedad de ingredientes que predomina en la carta, como: carne, mariscos, tofu, vegetales y hongos. A continuación un decálogo útil:
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1. Invite usted un grupo de tres amigos a convivir alrededor de la mesa, habrá mucha comida y alcohol involucrado, difícilmente recibirá una negativa.
2. No vista de blanco. A menos que quiera terminar como cuadro de Pollock o usar un peto o mandil negro de tela que le proporcionan. Hasta el más experimentado puede quedar con trazas de su comida.
3. No le tema a la experiencia. Roma no se construyó en un solo día y el hot pot es como un juego de destreza que lo ayudará a integrarse con sus acompañantes.
4. Si es su primera vez, pruebe al menos tres bases de caldo: una de tomate, una de gallina y la de cerdo picante –grado 0–, aunque le digan que no pica, vaya que lo hace.
5. Al momento de elegir los ingredientes, pida un par de charolas de carne y un par más de paquetes ya armados de vegetales, es lo menos estresante. Si se siente aventurero (y trae la cartera llena), ordene todo de forma individual.
6. En el lugar que fui, se ordena en una página web a través del teléfono, si no lo entiende, pregunte, los meseros están acostumbrados al desconocimiento del cliente.
7. Sin salsa, no hay hot pot; incluya en su orden una por persona. Hay que prepararla en un plato hondo con ingredientes variados. No se agobie, en la pared hay algunas sugerencias. Mi elección fue: soya, vinagre, aceite de ajonjolí, cebollín, jengibre y chile. Y para picar me serví un gran bowl de kimchi de pepino (fermentado con picante).
8. ¡Momento de divertirse! Depende del ingrediente, será su tiempo de cocción. Desde 30 segundos por productos como hongos, hasta 5 minutos o más por trozos de carne o papas. Algunos restaurantes tienen cartas de sugerencias, aquí no hay tal, así que aplicamos el método prueba y error.
9. Para sumergir su comida, cocerla y llevarla a su boca, cuenta con dos instrumentos: palillos y un par de cucharones, uno de estos colador. Si no es hábil con los palillos, sea honesto y pida un tenedor, se ahorrará frustraciones. Nota: aquí es cuando le hablo de confianza, pues todos ingresan los palillos al mismo caldo.
10. ¿Recuerda la salsa? Es momento de usarla. Una vez que su ingrediente está cocido, lo toma con los palillos –pensemos en carne–, lo remoja en la salsa, lo lleva a la boca y repite. Magia.
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Para completar la experiencia pida de beber soju –un destilado coreano–, hay de sabores como toronja, uva, fresa o ciruela. Si opta por algo sin alcohol, un té frío es una buena opción.
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