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En México, los productos que encontramos en el supermercado tienen una etiqueta con la fecha de caducidad. Se cree que después de dicho periodo ya no se pueden consumir, pero ¿qué hay de cierto en esto?
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), la vida de un producto en nuestra despensa puede extenderse siempre y cuando se conserve en buenas condiciones, es decir, que no presente bacterias u hongos.
En Menú te compartimos un truco con el que podrás identificar si tus alimentos pueden ingerirse o no, aun cuando hayan cumplido la fecha de consumo en el etiquetado.
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¿Cuál es la diferencia entre fecha de caducidad y consumo preferente?
Empecemos por lo básico. La fecha de caducidad nos indica el límite en que se considera que las características sanitarias y de calidad de un producto siguen vigentes, posterior a ello ya no deben comercializarse ni consumirse.
Por otra parte, la fecha de consumo preferente hace referencia al día en que el producto expira y, si se mantiene en determinadas condiciones de almacenamiento, es posible comerlo, explica Profeco.
Ambos etiquetados nos sirven para administrar la alacena y no desperdiciar alimentos, especialmente porque se cree que una vez vencidos ya no pueden comerse y terminan en el bote de la basura.
¿Cómo saber cuándo un producto ya está vencido?
Hay productos que son más “perecederos” que otros, por ejemplo, las harinas y polvos para hornear difícilmente se echan a perder en la fecha del etiquetado. Almacenados en espacios libres de humedad, extienden su tiempo de vida.
Un caso similar ocurre con los aceites sellados y el vinagre. Aunque te recomendamos no consumirlos en caso de notar un olor rancio, si se encuentran en botellas de vidrio o si tienen signos de deterioro en el envase.
Otros alimentos que se pueden comer una vez que rebasan su fecha de caducidad son el arroz, frijoles, galletas, pan de caja, pastas y legumbres, indica la Organización de Consumidores y Usuarios. Aquí la sugerencia es revisar que no hayan sido abiertos o expuestos a temperaturas de calor y humedad.
Es importante puntualizar que, si bien los anteriores alimentos tienen menos probabilidades de echarse a perder, tampoco se puede abusar de su ingesta. Por ejemplo, si caducaron hace meses o años será necesario revisar el estado en el que se encuentran.
A continuación, te compartimos otros consejos que te resultarán útiles:
- Utiliza el sentido del olfato y la vista para identificar cambios en la consistencia, olor y textura de los productos.
- Presta atención al moho, manchas o pequeñas partículas que puedan ser sospechosas.
- Para lácteos, huevo, pollo, carne o pescado es preferente apegarse a la fecha de consumo. Comerlos en mal estado podría derivar en intoxicación alimentaria.
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