En la más reciente entrega de su columna Vinícola en Tinta, Carlos Borboa le cuenta a los lectores de Menú sobre Gaja, una bodega familiar italiana que fusiona el respeto por la tradición con una mirada visionaria hacia el futuro.
Pilar indiscutible en el mundo del vino, Gaja evoca tradición, innovación y excelencia. Fundada en 1859 en Barbaresco, Italia, por Giovanni Gaja, esta bodega familiar ha sido liderada por cinco generaciones que han transformado el panorama del vino italiano. Bajo el liderazgo de Angelo Gaja, la bodega experimentó un cambio radical hacia finales del siglo pasado. Angelo introdujo técnicas vanguardistas como el uso de barricas nuevas de roble francés y la reducción de los rendimientos en viñedo, desafiando las normas de la época y posicionando a Gaja como sinónimo de calidad y vanguardia en la vitivinicultura mundial.
Hoy, la familia opera no sólo en Piamonte, su cuna, sino también en Toscana y Sicilia. Actualmente, Giovanni Gaja y sus hermanas Rossana y Gaia lideran la empresa con un enfoque que combina respeto por la tradición y una mirada visionaria hacia el futuro. Hace algunos días, durante una visita a Hermitage organizada por Ángel Salinas, de ECM, tuve la oportunidad de probar un puñado de icónicas etiquetas de las bodegas operativas de Gaja junto a Giovanni: la histórica, en Barbaresco; Ca' Marcanda, en Bolgheri, y el proyecto Idda, en las faldas del Etna.
Leer también: Cinco vinos para descubrir la otra Italia
A mi juicio, dos aspectos son fundamentales para entender a Gaja hoy. Primero, su filosofía de sostenibilidad e innovación… Uso de cover crops en sus viñedos para mejorar la estructura del suelo, aumentar su capacidad de retención hídrica y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; cosechas más y más tempranas, con el propósito de preservar la frescura de la fruta; reducción del aclareo de racimos y un ambicioso proyecto de selección masal para preservar las mejores características genéticas de sus viñedos. Estos avances no sólo refuerzan el compromiso de la bodega con la adaptación en pro de la calidad, sino que también sientan las bases para su legado en las próximas décadas.
Segundo… A pesar de su arraigo en la tradición, Gaja mira al futuro con un enfoque global y dinámico. La familia no sólo busca mantener su liderazgo en la producción de vinos de alta gama, sino también adaptarse a las cambiantes demandas del mercado internacional, incluyendo un creciente interés por vinos más accesibles y de consumo temprano, como lo demuestra el Sito Moresco 2021, un blend de Nebbiolo y Barbera que pretende ser puerta de entrada al propio Nebbiolo y a la propia Gaja. En voz de Giovanni: “un tinto con más aromas que estructura, sencillo para beber, delicado, pleno…”.
Entre lo más relevante de la charla con Giovanni está el proyecto Idda, en Sicilia. Desarrollado por Gaja en asociación con Alberto Graci, Idda se centra en 22 hectáreas de viñedos en las faldas del Etna. Con actividad volcánica constante, el Etna ofrece un terroir único que renueva sus suelos de manera continua –anualmente el suelo de la región aumenta su capa más superficial en casi 3 centímetros, debido a la caída de cenizas–. Estas condiciones permiten un enfoque hacia la viticultura extrema, destacando el potencial de uvas autóctonas como la Carricante y la Nerello Mascalese. La primera, es la variedad principal de Idda, elegida por su afinidad con el entorno y su capacidad de expresar las características minerales y ácidas del terroir volcánico.
Idda también destaca por su integración de tecnología en la viticultura y su compromiso con la exploración científica del terroir. Con esto, Gaja no sólo diversifica su presencia geográfica en Italia, sino que también establece un modelo para el desarrollo de proyectos en regiones marginales, posicionando a Sicilia como un referente en el mercado global.
Leer también: El vino a las faldas del volcán Etna, en Sicilia, Italia
IDDA BIANCO SICILIA
Precio: $3,819.00
Dónde comprar: Vid Mexicana
Cepa: Carricante
Zona de producción: DOP Sicilia, Italia
Vista: amarillo limón, bien luminoso y limpio
Nariz: intensos aromas de melón maduro y membrillo, con un delicado fondo de miel, levadura fresca, salvia y sutiles recuerdos de piña y musgo fresco
Boca: voluminoso en boca, con acidez vibrante, bien sápido y perfectamente balanceado en alcohol. Largo y delicioso final mineral