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El vino es una de las bebidas más populares a nivel mundial, pues ha acompañado a la humanidad durante miles de años. Actualmente, dietas como la mediterránea lo recomiendan como una alternativa a otras bebidas más dañinas e, incluso, muchas personas lo utilizan para conciliar el sueño. Pero, ¿realmente es una buena idea?
Hoy en Menú te contamos por qué deberías reconsiderar tomar vino antes de dormir, así como los beneficios y desventajas de incorporarlo a tu estilo de vida.

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¿Es bueno tomar una copa de vino antes de dormir?
Según datos publicados en el sitio oficial del Hospital General de Singapur, el alcohol tiene efectos sedantes y es probablemente el somnífero más utilizado en el mundo. De hecho, se estima que hasta el 20 % de los ciudadanos estadounidenses recurren a una bebida alcohólica para conciliar el sueño.
¿Pero esta práctica es realmente adecuada? Para el doctor Abhinav Singh, especialista en sueño y máster en salud pública, no lo es. En un artículo publicado en el sitio oficial de la Fundación del Sueño, el especialista explica que el vino tiene un impacto negativo en la calidad del descanso.
Incluso en cantidades moderadas, consumirlo en las horas previas a dormir puede alterar el sueño y dejar una sensación de cansancio al día siguiente.
El doctor Singh detalla que esto se debe a que, al ingerirse, el alcohol se absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo y permanece allí hasta que el hígado lo metaboliza, lo cual sucede a un ritmo aproximado de una copa por hora. Si se consume antes de dormir, es probable que interfiera con las cuatro etapas del sueño.

Además, el sitio especializado en salud mental y tratamiento de adicciones High Focus Treatment Centers señala que, si bien el alcohol libera adenosina, una sustancia química cerebral que provoca somnolencia, al disiparse su efecto, el cuerpo tiende a despertarse con mayor rapidez y frecuencia, provocando una noche de sueño fragmentado y poco reparador.
Entre las principales alteraciones que puede causar el consumo de vino u otras bebidas alcohólicas antes de dormir, se encuentran:
- Interrupción del sueño REM
- Empeoramiento de los ronquidos
- Pausas respiratorias (apnea obstructiva del sueño)
- Dolores de cabeza
- Pesadillas
- Sudores nocturnos
Asimismo, el doctor Singh advierte que el consumo excesivo de alcohol puede contribuir al desarrollo del insomnio, un trastorno caracterizado por la dificultad para iniciar o mantener el sueño.
También puede alterar los ritmos circadianos, es decir, los ciclos biológicos que regulan las funciones del cuerpo en un periodo de 24 horas.

Según la Fundación del Sueño, el vino puede disminuir la sensibilidad del organismo a señales como la luz del día y la oscuridad, lo que afecta la regulación de la temperatura corporal y la producción de melatonina, la hormona encargada de inducir el sueño.
Por ello, se recomienda evitar el consumo de alcohol al menos tres horas antes de acostarse. De ser posible, es mejor ampliar ese margen o incluso abstenerse por completo. Algunos factores que pueden influir negativamente en cómo el cuerpo metaboliza el alcohol incluyen:
Consumir varias bebidas en poco tiempo
- Beber con el estómago vacío
- Tener una alta sensibilidad a los efectos del alcohol
- Estar bajo tratamiento con medicamentos que potencian sus efectos.
Beber vino de forma responsable es clave para aprovechar sus efectos positivos sin riesgos.

¿Por qué se toma vino en la dieta mediterránea?
Consumir vino con moderación puede formar parte de un estilo de vida más saludable. Según información publicada en la revista especializada en nutrición Eating Well, esta bebida podría estar asociada con una reducción significativa de ciertos marcadores de inflamación relacionados con la aterosclerosis, una afección caracterizada por la acumulación de placa en las paredes arteriales.
Aunque estos beneficios se observaron en estudios realizados con adultos sanos, los expertos advierten que su consumo debe limitarse, especialmente en personas con predisposición a enfermedades cardiovasculares.
Además, el vino también ha sido vinculado con un menor riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, de acuerdo con la misma fuente. Sin embargo, esta es una línea de investigación aún emergente que requiere más evidencia científica para confirmar su eficacia.

Por su parte, el sitio Quirón Salud destaca que, dentro de la dieta mediterránea, el consumo moderado de vino, en especial el tinto,es común debido a su contenido de compuestos antioxidantes que pueden beneficiar la salud del corazón y el cerebro. Entre estos compuestos se encuentran los polifenoles, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias y por su capacidad para reducir el daño celular.
Diversos estudios científicos respaldan los beneficios generales de la dieta mediterránea, la cual se ha relacionado con un menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión y diabetes.
No obstante, aunque algunas fuentes de salud reconocen los posibles beneficios del vino, la recomendación general es siempre consumirlo con moderación y bajo supervisión médica si existen condiciones de salud preexistentes.

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