
Los tomates son un alimento muy valorado en la cocina. Utilizados como ingrediente principal en salsas y sopas, es común comprarlos con frecuencia para tenerlos disponibles a la hora de cocinar. Sin embargo, debido a diversos factores, pueden echarse a perder antes de utilizarlos.
Para evitar esto, Menú te comparte un truco eficaz y sencillo que te ayudará a conservarlos frescos por mucho más tiempo. Y no, no necesitas el refrigerador.

Conservar tomates frescos en casa es posible con métodos tradicionales y accesibles. Foto: Freepik
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¿Por qué se echan a perder los tomates?
El tomate ha ganado popularidad en las cocinas de todo el mundo, ya sea en ensaladas, asado o molido para preparar salsas, sopas o jugos... prácticamente se ha convertido en un ingrediente básico. No obstante, su descomposición rápida representa un desafío para quienes lo compran con frecuencia.
Claudia Narbona, ingeniera en alimentos, explica en un artículo de divulgación científica publicado por la Universidad Central de Chile que esta fruta, debido a su alto contenido de agua, es vulnerable al desarrollo de hongos.
La experta añade que lavar los tomates sin secarlos favorece la aparición de hongos y bacterias. Y dejarlos secar al aire libre tampoco es recomendable, ya que en su piel pueden adherirse partículas de polvo con esporas fúngicas.
La ingeniera Claudia Narbona afirma que conservar los tomates en refrigeración es una de las mejores formas de evitar su deterioro, pues las bajas temperaturas inhiben el crecimiento bacteriano y desaceleran el proceso de putrefacción.

La humedad favorece la aparición de hongos en los tomates y acelera su deterioro. Foto: Freepik
Por su parte, el ingeniero agrónomo Rodrigo Acuña, de la Universidad Austral de Chile, explica que, aunque el tomate ya ha sido cosechado, sus células continúan vivas durante todo el proceso de maduración.
Por lo anterior, aconseja almacenarlos en fruteros o dejarlos al aire libre lejos de frutas climatéricas (como las naranjas o manzanas), ya que emiten etileno, hormona vegetal que acelera la maduración y puede hacer que los tomates se echen a perder rápidamente.
Si bien estas recomendaciones de especialistas en sugieren mantener los tomates refrigerados, existen otras técnicas en las que no sea indispensable el uso del frío.

Los tomates frescos no deben almacenarse junto a frutas que liberan etileno, como las manzanas o naranjas. Foto: Freepik
¿Cómo conservar los tomates fuera del refrigerador?
La principal recomendación es mantener los tomates y otros productos frescos a bajas temperaturas, apoyándose del refrigerador; aunque también hay métodos tradicionales de conservación y que fueron desarrollados antes de la invención de este electrodoméstico.
En un estudio realizado por la Universidad de Ilorin, en Nigeria (uno de los países con mayor producción de tomates a nivel mundial) se analizó la eficacia de conservar tomates utilizando ceniza de madera, técnica tradicional empleada en antiguas culturas.
Los investigadores concluyeron que almacenar los tomates cubiertos con ceniza de madera podía extender su vida útil hasta por 4 semanas, sin necesidad de refrigeración.
¿A qué se debe? La ceniza de madera micro laminada limita la proliferación de microorganismos responsables de la descomposición temprana, al mismo tiempo que ayuda a preservar nutrientes como los antioxidantes de la fruta.
De igual manera, la Universidad de Makerere, en Uganda, realizó estudios sobre las prácticas tradicionales de conservación de la región de Teso. Los resultados fueron similares: existe una reducción significativa en la pérdida de peso fisiológico de los tomates cuando se almacenan con ceniza.

La ceniza de madera es una alternativa natural para conservar los tomates frescos. Foto: Freepik
¿Cómo almacenar los tomates con ceniza?
Esta técnica se recomienda como una alternativa económica y accesible, útil en zonas sin acceso a refrigeración o para personas que cultivan tomates en casa. Los pasos para realizarla son:
- Prepara un recipiente como una caja de madera, de cartón o una cesta. Cubre el interior con papel limpio.
- Recolecta ceniza fría del fuego. Pásala por un colador para eliminar partículas grandes o afiladas.
- Extiende una capa uniforme de ceniza en el fondo del recipiente, de un grosor aproximado de 4 cm.
- Coloca los tomates con el tallo hacia abajo (en una sola capa) sobre la ceniza.
- Vierte otra capa delgada de ceniza sobre los tomates. Continua alternando capas de tomates y ceniza hasta llenar el recipiente.
- Cubre el recipiente con una tapa holgada o con más ceniza. Es importante que quede bien protegido del polvo y la humedad, pero sin compactar en exceso.
- Guardar el recipiente en un lugar fresco, seco y ventilado.
Se recomienda almacenar únicamente los tomates recién cosechados o que estén maduros para que el método sea efectivo. Aunque la piel de la fruta puede arrugarse durante el proceso, la pulpa interior se mantiene jugosa y en buen estado.

Elegir tomates frescos (sin magulladuras) mejora la efectividad del método de ceniza. Foto: Freepik
Revisa constantemente las fechas de caducidad y la apariencia de tus alimentos. No consumas productos que presenten signos de deterioro o mal estado.
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