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En el marco de las Fiestas Patrias, Xcaret México se vistió de verde, blanco, y rojo para dar el grito de la mano de 32 Grandes Cocineras que pusieron en alto la cocina tradicional de cada estado de México, en una reunión en la Riviera Maya.
El pasado 15 de septiembre, se llevó a cabo la cuarta edición del encuentro gastronómico “32 Grandes Cocineras” en la que la Pirámide Xpiral se convirtió en el escenario que dio vida a un festival que reunió lo mejor de la cocina tradicional mexicana en un solo lugar, y hoy en Menú te contamos los detalles.
El evento contó con una vasta oferta gastronómica que celebraba el sabor de cada rincón de México. Pensada como una kermés con toques de una típica feria del pueblo, cada cocinera contó con su propio stand en donde, con ayuda de su equipo, los asistentes pudieron ver cómo se construye cada platillo y hasta conversar con las autoras de este.

México a través de los sabores
Cada uno de los stands de comida contó con una decoración única, alusiva al Estado que se representaba. Del mismo modo, cada cocinera usó un atuendo típico de sus respectivas regiones.
El recorrido estuvo dividido en regiones del sur al norte; en donde se podía probar desde cosas tan conocidas como los tacos de cochinita de Martha Angelina Pat, de Yucatán, hasta platillos tan particulares como el mole de pitaya de Patricia Beltrán Rueda, originaria de Morelos.
Para algunas, era la primera vez que formaban parte de un encuentro gastronómico en un escenario como ese; sin embargo, para otras suponía otro lugar dónde poner en práctica todos sus años de experiencia siendo representantes de la cocina tradicional de sus respectivos pueblos.
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Enchilada tamaulipeca
Oriunda de Tamaulipas, Yuridiana Ramos se presentó con unas enchiladas miramar que cautivaron a muchos. “Estaba muy nerviosa y preocupada porque no sabía si les iba a gustar, pero viendo a la gente sonreír después de probar mi platillo, me siento muy contenta y agradecida”, expresó emocionada la cocinera tradicional.
Con sus enchiladas, llevó hasta Cancún la labor de los pescadores de Tamaulipas y el sabor de Altamira y es que aquellos camarones cocidos, bañados en salsa picosa, pero dulce, de chile morita y guajillo acompañados con abundante pipián no dejan indiferente a nadie por lo memorable de su sabor y preparación de horas.
Sin embargo, lo que siempre la acompaña es, en sus palabras, el recuerdo de la primera vez que pudo entrar a una cocina hace casi 14 años.
“En mi casa no me dejaban cocinar, mi mamá tenía miedo de que me quemara, pero una vez una tía me dejó ayudarle y me di cuenta de que me gustaba mucho la cocina”, relató.
Su cocina, se caracteriza por la experimentación: “Siempre estoy buscando nuevos sabores”, dice, pero también por el amor a su tierra. De hecho, Yuridiana hizo hincapié en que su platillo fue preparado pensando en los tamaulipecos y en todo lo que caracteriza a la región de donde es originaria.

Taco tlaxcalteca
Rocío Morales, proveniente del Pueblo Mágico de Tlaxco, representó a Tlaxcala con uno de los antojitos más socorridos en la capital: los típicos tacos de canasta, originarios de San Vicente Xiloxochitla.
Claro que los tacos (de papa, frijol, y chicharrón) no llegaron solos al imaginario colectivo de la Ciudad de México, todo viene desde el sudor de la tradicional bolsa azul, sudada, humeante y aromática que acompaña la receta tlaxcalteca.
Rocío, además, le dio su toque personal a la decoración de su stand con maíz rosa, su color favorito, una blusa bordada de Ixtenco, y un metatito: “Lo que nos representa como tlaxcaltecas”, resaltó de su puesta en plato.
Bajo el lema de “Somos maíz”, Rocío platicó sobre cómo los tacos son algo esencial en su cocina y en su estado productor de este grano. Comentó también que “32 Grandes Cocineras” no fue su primera vez cocinando para paladares extranjeros, pues ha sido invitada, como promotora de cocina tradicional, a la Feria Internacional de Turismo en Madrid, España, aunque prefiere siempre cocinar para mexicanos.
Tan apasionada como ella misma se describe, cuenta que, además de cocinar, es parte de “Las guardianas de la Tierra del Maíz” y colaboradora en el Centro de Investigación de la Cocina Tradicional Tlaxcalteca y no desaprovecha la oportunidad de “llevar un pedacito de Tlaxcala a los tianguis turísticos de Pueblos Mágicos a lo largo de la República”, comentó la cocinera.
Compartió también su sueño de tener un “lugar rústico de adobe, para poner un museo en dónde colgar todo el barro y los libros que mi madre me heredó”, para seguir transmitiendo el valor y el amor a la cocina tradicional que han formado parte de su vida desde los 12 años.
“Es muy importante transmitir todo esto para que no se pierda, porque esto somos nosotros y la herencia que dejamos”, finalizó.

Chile tarahumara
Josefina Olivas González llevó lo que ella describe como uno de los platillos más representativos de Chihuahua, un chile pasado con carne de cerdo.
Aunque sencilla, esta preparación desborda sabor y, como Josefina mencionó, “se encuentra en toda la región, hasta el lugar más recóndito de Chihuahua”, el proceso es más tardado de lo que se puede leer.
Empieza al secar el chile chilaca, que ellas mismas siembran y recolectan, pues es típico de la región. Luego se rehidrata y se añade la carne, que preferiblemente es de puerco y va troceada.
Con casi 20 años de experiencia, Josefina, orgullosamente, hace todo lo posible por promover y preservar la gastronomía tradicional tarahumara en México. Su trabajo, así como el de las demás cocieras presentes en el evento, no termina en una demostración culinaria, sino que se expande a cada rincón y cocina de todo el país.

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