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Coyuca de Benítez.— Se llama Los Cimientos y quizá en su nombre está su desgracia que se repite una y otra vez con el paso de huracanes o tormentas tropicales por el estado de Guerrero.
Sobreviviente de Paulina, Ingrid, Manuel y Otis, la comunidad del municipio de Coyuca de Benítez se repone de un fenómeno meteorológico más: John, al que sus habitantes consideran el más devastador que les ha tocado vivir por la cantidad de agua que les dejó.
Las intensas lluvias del huracán desbordaron el río Coyuca, aledaño a la comunidad donde en la época de la lucha de independencia asesinaron al general Hermenegildo Galeana, quien fuera brazo derecho del generalísimo José María Morelos y Pavón, inundando más de 300 casas cuyo nivel del agua les llegó a los dos metros.
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A unos metros del río Coyuca vivía Verónica Rodríguez Romero, quien por segunda ocasión perdió su casa, la cual le ayudaron a construir en el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto, tras las tormentas tropicales Ingrid y Manuel en 2013.
Relata que cuando John se acercaba a la costa salió de su casa junto con sus hijos para refugiarse en la escuela de la comunidad con el resto de sus vecinos. Pero la corriente del río subió más, por lo que se fueron a la siguiente localidad llamada Pénjamo y cuando pasó la tormenta la historia se repitió.
“Cuando regresamos ya estaba todo destruido. Se repitió la historia. Mucha tristeza”, refiere mientras señala el inmueble de dos cuartos y techo de lámina hundido, por la fuerza de la corriente.
“Esta casa nos la construyeron después de Ingrid y Manuel porque también se me había ido la casa anterior, entonces esta me la construyeron. Con la misma corriente se hacen como remolinos y eso va a escarbando y eso hizo que la casa se hundiera y no nada más aquí, también en las calles quedaron hoyos”.
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De oficio estilista, Rodríguez Romero también perdió sus instrumentos de trabajo y señala que ella y sus vecinos regresaron a la comunidad desde el sábado para rescatar ropa y enseres del lodo que arrastró la corriente a la localidad de Los Cimientos, ubicada entre lo que era el cauce del río Coyuca, que desemboca en la Laguna de Coyuca y en el mar del Pacífico mexicano.
“Esto fue más feo porque con Ingrid y Manuel, el lodo quedó un poco más abajo y ahora subió a las casas. Se comentaba que nos iban a sacar de aquí y buscar otros terrenos para reubicar a todas las personas, pero eso no se hizo , sino que se construyeron aquí mismo”.
Ante las tragedias por los huracanes y tormentas tropicales, Verónica asegura que está pensando en dejar su comunidad para que sus hijos no vuelvan a pasar lo vivido por las lluvias de John.
A dónde te irías, se le pregunta: “Al centro, a Coyuca de Benítez, estoy pensando en irme para allá. Con el huracán Paulina, yo tenía como unos diez años, nada más se perdió ropa, con Ingrid y Manuel fue perder casa y ahorita con John también perder casa”.
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Verónica Rodríguez no ve viable que la comunidad permanezca, porque cada vez se arrastra más lodo y las casas se hunden. “Me da mucha tristeza ver mi comunidad así, cuando íbamos entrando, el impacto y como dejamos unos perritos, que eran de mi tío, no encontrarlos y luego los encontramos con otros por allá, fue una emoción encontrar a los perritos y una tristeza no encontrar a los demás”.
En un recorrido, el señor Mario muestra a la comunidad de Los Cimientos con sus casas y calles llenas de lodo, en la que sus propietarios tratan de recuperar el refrigerador, estufa, colchón, algunos de los cuales se los entregaron por la afectación que tuvieron con el huracán Otis.
La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús también resultó afectada con el lodo generado por las lluvias, las estatuas en honor a Jesús quedaron intactas.
En tanto, el señor Benigno, un jubilado de la Secretaría de Agricultura, mostró su casa que también resultó afectada por la inundación, y ahora se dedica a rescatar ropa, enseres y cosas personales de su familia.
Llorando por ver su a comunidad devastada, Irene Romero, comisaria ejidal de Los Cimientos, afirma que los habitantes de la localidad se ocupan de limpiar sus viviendas, lo que indica que no las quieren dejar, pese a las tragedias generadas por los huracanes.
“Si ellos quisieran salir a lo mejor estuvieran esperando que el gobierno les viniera a decir los vamos a sacar, pero todos están trabajando con mucho ahínco”. La señora Romero vive en Los Cimientos desde que nació. “Aquí nací, aquí crecí y a aquí hice mi vida, pero no cambiaría mi pueblo por nada”.
La representante comunal asegura que en las zonas inundadas de Los Cimientos la pérdida es total y “no hay casi nada que se pueda rescatar, cubrió totalmente el agua, gracias a Dios fueron puras pérdidas materiales, humanas no gracias a Dios”.
Por la comunidad de Los Cimientos han pasado Paulina, Ingrid, Manuel, Otis y John y sólo han registrado una muerte por los estragos de estos fenómenos naturales en la costa guerrerense.