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Tijuana.— Alberto, al igual que otros buscadores, caminaba entre el cerro. Días antes el colectivo de búsqueda al que pertenece recibió una llamada anónima que los alertaba sobre cuerpos escondidos en un sitio llamado Delicias III.
Mientras avanzaba en la búsqueda, un hombre armado se plantó frente a él, Alberto guardó su mano del lado derecho de la cintura y fingió estar armado, el desconocido respondió “ya chingué” y se fue.
El colectivo pudo iniciar la búsqueda y en menos de 24 horas halló nueve cuerpos y un cráneo.
Hace casi una semana, uno de los colectivos recibió una llamada anónima que le advertía sobre varios cuerpos enterrados en Delicias III, en un cerro enclavado a la entrada de ese fraccionamiento que años atrás prometía ser un paraíso residencial al este de Tijuana.
De inmediato pidieron apoyo a la Comisión Estatal de Búsqueda, la cual se negó porque el llamado llegó de un reporte anónimo, pero las familias tomaron varillas y palas y, solos, llegaron al lugar donde fueron recibidos por hombres armados.
“Qué más hacía, metí mi mano a la bolsa de la chamarra, como en la cintura, como si tuviera un arma, si le hubiera dado por disparar ahí quedábamos todos”, dice Alberto a EL UNIVERSAL, a unas horas de haber hallado los primeros cinco cuerpos.
Este no es el primer encuentro entre la delincuencia y los colectivos de buscadores. El año pasado en Mexicali y Ensenada, aun con el acompañamiento de la autoridad, también fueron víctimas de ataques armados al llegar a sitios para realizar operativos de búsqueda. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones en las que suceden estos incidentes, las familias que buscan a sus seres queridos han estado solas.
En la más reciente movilización en Delicias III, el colectivo Buscando a Tolano encabezó la búsqueda, acompañado por la Asociación Unidos por los Desaparecidos de BC y Familiares Buscando a sus Desaparecidos. Todos acudieron al cerro, ubicado a unos metros sobre el bulevar 2000, carretera que conecta a Tijuana con Playas de Rosarito y que también se ha convertido en una especie de cementerio clandestino de los grupos criminales.
Las familias llegaron alrededor de las ocho de la mañana del sábado 3 de febrero pasado. Entre todos acompañaban a una familia que buscaba a Antonio de Jesús Peláez, un joven conductor de taxis de aplicación que fue reportado desaparecido el 11 de enero pasado.
“Ese jueves todavía alcanzamos a hablar con él en la mañana”, relató uno de los familiares.
El vehículo de Antonio se encontró abandonado afuera de un edificio, justo arriba del cerro, en Delicias III, el mismo sitio donde les alertaron que podrían encontrar varios cuerpos. La familia y colectivos pensaron en ir para atender la denuncia, pero también para pegar la fotografía de Antonio, con la esperanza de que los vecinos reportaran si sabían de él o lo habían visto.
“Estábamos caminando cuando vimos a un chavo con su arma, se acerca y se ríe. Uno ya no sabe si están aquí escondidos o si están tirando a alguien, pero ¿qué podemos hacer? Sólo llevamos varillas y palas, ellos traen armas”, dijo otro de los buscadores, mientras esperaba que llegara personal de la fiscalía para el levantamiento de los cuerpos y el traslado al Servicio Médico Forense.
Bárbara, del colectivo Buscando a Tolano, explicó que las autoridades les han pedido realizar una búsqueda al mes. Ella asegura que ese tiempo no es suficiente para recorrer todos los sitios en los que sospechan podrían encontrar fosas clandestinas, por ello es que deciden ir solos, pese al riesgo de ser atacados.
“Las agresiones ya las hemos sufrido, aquí mismo en Tijuana, pero no nos detenemos porque estamos buscando a nuestros hijos, nuestras hijas, el miedo no detiene a un padre y madre porque somos capaces de ir hasta donde sea necesario, hasta encontrarlos”, señala Bárbara.
En mayo del año pasado, un grupo de familiares de víctimas desaparecidas realizaban un operativo en la zona Valle de Mexicali cuando sufrieron un ataque, el cual ocurrió durante un recorrido, previo a una jornada de búsqueda. El vehículo en el que viajaba el colectivo registró varios impactos de arma de fuego en un camino de terracería en el poblado Ciudad Coahuila.
En 2022, el líder del colectivo Todos Somos, Érick Carrillo, fue atacado a balazos. Nada de esto detiene la búsqueda de las familias.