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Acapulco.— Además del turismo, el sector educativo es uno de los más afectados por el huracán Otis, que arrasó parejo con escuelas públicas y privadas, primarias, secundarias, preparatorias y universidades.
Los planteles que menos daños tienen perdieron cristales, puertas y muebles, pero hay otros que van a necesitar más que una resanada, pues sus fachadas y espacios educativos quedaron inservibles.
En un recorrido de EL UNIVERSAL se constató que en algunas escuelas, principalmente particulares, personal se dedica a la remoción de escombros, con la idea de reanudar clases en diciembre, pero en las públicas, que son la mayoría, están a la espera de que el gobierno ponga en marcha un plan de recuperación, destine recursos y defina el momento en que se reabrirán las aulas.
De acuerdo con cifras oficiales del gobierno estatal, 336 planteles educativos presentan daños en sus instalaciones a causa del huracán y 125 mil 531 estudiantes están sin clases en Acapulco y Coyuca de Benítez desde el pasado 25 de octubre.
La secretaria de Educación Pública del gobierno federal, Leticia Ramírez Amaya, y el secretario de Educación de Guerrero, Marcial Rodríguez Saldaña, visitaron ayer varios planteles de educación básica que resultaron dañados.
Ambos funcionarios informaron que ya se levanta un censo de planteles afectados para incluirlos en el programa de reconstrucción y anunciaron que, conforme haya condiciones, de manera progresiva y en acuerdo con docentes y las familias, se reiniciarán las clases.
Padres de familia señalaron que en las escuelas de educación básica no los han convocado para darles alguna información. Sin embargo, consideran que la reanudación de actividades escolares es un tema que pasa a segundo plano ante la tragedia que provocó el huracán y que mantiene a los hogares sin energía eléctrica gran parte del día, sin agua, con escasez de víveres y con toneladas de escombros, lodo y basura en las calles.
“Hasta ahorita no sabemos nada, como todo era por WhatsApp, la comunicación con los maestros, como no tenemos mucha señal, no tenemos luz, no sabemos hasta cuándo vaya a haber clases ni nos han dicho nada”, comentó Romel Melo Vargas, uno de cuyos hijos cursa el primer grado en la Secundaria Federal número 1.
“La reactivación de las clases es un tema secundario, ahorita —por ejemplo— las personas que perdieron seres queridos, imagínate. Yo creo que lo demás se va a ir poco a poco recuperando. El gobierno no sé qué va a hacer respecto a ese tema educativo, pero yo creo que eso ya es secundario”, insistió.
En escuelas particulares se planea recorrer el calendario y recortar las vacaciones de fin de año para evitar la pérdida del ciclo escolar.
Mario Mendoza Castañeda, rector de la Universidad Americana de Acapulco —primera institución de educación superior privada en Guerrero—, indicó que se prevé que, cuando se reanuden las clases, se trabaje de lunes a sábado “de manera que le ganemos un día más a la semana y está previsto también recorrer el periodo vacacional para que terminemos el 22 de diciembre las clases.
“Si fuera necesario, también entraríamos a clases el día 2 de enero, en lugar de entrar el día 10 u 11 de enero, con esto nosotros hemos cuantificado que el programa de estudios se podrá agotar perfectamente sin ninguna afectación. Lo más urgente es que los muchachos no pierdan sus clases, que no pierdan el ciclo escolar”, puntualizó.
El rector adelantó que primero se reanudarán las clases vía digital, cuando haya conectividad, y en enero, maestros y alumnos regresarán a las aulas.
Alertan de desastre educativo
De acuerdo con un informe de Save the Children, institución global de defensa de los derechos de la niñez, el huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez dejó en riesgo el futuro educativo de unos 185 mil niñas, niños y adolescentes mexicanos que “están fuera” de los centros escolares en una zona cuya reconstrucción podría prolongarse al menos 10 años.
La organización aseguró que por el azote del meteoro quedaron dañadas más de mil escuelas y más de 90% de los edificios de la zona, con puentes y carreteras destruidos.
“Es muy difícil que muchas escuelas puedan reabrir pronto, especialmente las que están en la zona montañosa de Acapulco”, advirtió la nutricionista mexicana Fátima Andraca, directora de Respuesta Humanitaria de Save the Children en México y especialista en emergencias y movilización comunitaria. Con información de José Meléndez, corresponsal