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Ciudad Juárez.— Este sábado la organización Red Fronteriza por los Derechos Humanos (Border Network for Human Rights o BNHR) llevó a cabo la edición número 11 del evento Abrazos No Muros, a la mitad del río Bravo, que divide Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas.
Al encuentro se dieron cita unas 200 familias con un aproximado de 2 mil personas que han estado separadas durante años por las políticas migratorias de Estados Unidos.
Fernando García, director de la organización BNHR, dijo que este evento se realiza en esta frontera desde 2016, y que este año es el más difícil que se vive con respecto al tema migratorio.
Además, resaltó que estando a días de las elecciones en Estados Unidos (el próximo martes 5 de noviembre) hay temas que pasan en la frontera de los que no se habla.
Mencionó que hay un número récord de migrantes que murieron al tratar de cruzar la frontera, 176 migrantes los que han muerto en el sector de El Paso en este año en su búsqueda por cruzar la frontera, cuando en 2023 la cifra fue de 125 o 127 personas fallecidas.
“Cuando hace algunos años eran cinco o 10 migrantes muertos. Estamos hablando de una crisis real de migrantes, niños, mujeres que se están muriendo”, comentó García.
Además, las políticas de deportación y migratorias están separando a muchas familias. “Hoy lo que vemos es niños que no están con sus padres, esposos que no están juntos, abuelitos y hermanos que no pueden estar juntos por una política intencional, injusta que no reconoce que Estados Unidos es y va a seguir siendo un país de migrantes, cuéstele a quien le cueste porque son los migrantes quienes han construido este país y son quienes han estado en la primera fila económica, social y política para levantar el país”, afirmó.
También destacó que esta sería la primera ocasión en el que la frontera entre Juárez y El Paso está llena de alambres de púas y soldados, por lo cual se tuvo que abrir el alambre para permitir que las familias pudieran reunirse.
Después de los mensajes oficiales, las familias lograron reunirse en un abrazo de al menos tres minutos. En algunos casos las familias tenían cinco, 10 e incluso hasta 20 años sin poder verse, al estar separados por las políticas migratorias.