San Luis Potosí.— En las últimas semanas, San Luis Potosí llegó a temperaturas históricas, los municipios de la Huasteca Potosina registraron hasta 48 grados y una sensación térmica de 55.
La zona serrana pasó de ser un paraíso boscoso a un hervidero donde decenas de aves y especies de la región poco a poco cayeron muertas, mientras otras más lograron ser rescatadas por habitantes y ecologistas que preservan la flora y fauna de la joya huasteca.
Para preservar las especies que habitan en la región trabaja Selva Teenek, un refugio que al día de hoy se encuentra saturado al albergar más de 70 ejemplares, entre los que habitan de forma permanente y los que han sido recibidos en la última semana.
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Ena Buenfil, fundadora de Selva Teenek dice que esta situación era algo que se veía venir, pues desde febrero se disparó el número de reportes y llamados de auxilio por animales con exceso de calor.
La situación se agravó la segunda semana de mayo, con la segunda onda de calor, la cual resultó letal para especies como loros, murciélagos, lechuzas, chachalacas, pelicanos, además de otras especies terrestres como tamanduas, coyotes, tigrillos, ocelotes, tejón, puma e incluso el jaguar.
“Nunca me había tocado ver algo así. Es un hecho histórico, pero también, pues eso se conjuga con que en estos 25 años hubo una deforestación impresionante y por eso estamos sufriendo más que otras regiones; estamos intentando rescatar pero hay muchas aves como los loros que cayeron con muerte súbita porque el ambiente se secó muchísimo y comenzaron a desplazarse buscando algún refugio y agua, pero no lo lograron”, explica la especialista.
Selva Teenek es una unidad de manejo para la conservación y el aprovechamiento sustentable de la vida silvestre de la zona huasteca, y ante esta contingencia se vio rebasada, pues es el único sitio en la huasteca con personal e instalaciones para el rescate y preservación de los animales. No obstante, ante los cientos de reportes, Ena Buenfil en conjunto con el equipo de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) se dieron a la tarea de brindar tutoriales para que la población pueda auxiliar a las especies de forma correcta.
Este refugio y los ejemplares que viven en él, obtienen sustento de actividades como capacitaciones y pláticas de educación ambiental, además el mismo sitio está adaptado como un hotel totalmente sustentable en el cual los visitantes pueden hacer recorridos y conocer las especies residentes.
El estado de alerta por la muerte de aves ha hecho que población y empresas se sumen a la labor del refugio; en esta misma semana una granja de ratones envió un donativo en especie para alimentar a los búhos, y mucha gente ha enviado donativos para la compra de insumos y equipo como bebederos.
Buenfil reconoce que son incontables las muertes de animales que se han registrado, y las que se podrían sumar a lo largo de las cinco olas de calor previstas para esta temporada primaveral.
“Aquí hay grandes extensiones que nadie revisó, entonces no podríamos estimar cuánto fue el daño pero en proporción, viendo lo que recibimos de las personas, por ejemplo, de los que andaban apagando incendios, de veterinarios que andan por los ranchos, lo que cayó cerca de las casas, pues podemos imaginarnos lo que pasó en lugares donde nadie tiene acceso. Sí, estamos hablando pues de una catástrofe o una pérdida con o un impacto muy grande para la vida silvestre en una semana”, expone.
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La defensa y protección de la huasteca
Está crisis ha dejado además al descubierto la inoperancia de los tres niveles de gobierno, pues pese a las muertes y la amenaza de que la situación empeore en las siguientes semanas, no hay ninguna autoridad que haya implementado una estrategia para proteger a las epecies.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), o la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam), ni las Secretarías federal o estatal de turismo, ni ninguno de los 20 ayuntamientos de la zona huasteca han iniciado alguna acción para proteger a la vida silvestre de la desertificación.
Hasta ahora, los rescatistas y la población de la huasteca luchan en solitario contra el intenso calor.
Incluso la omisión de las autoridades pone en total indefensión a ejemplares en peligro de extinción, pues la falta de vigilancia y legislación para sancionar la caza, ha desencadenado que, ante el desplazamiento de los animales como el jaguar, el ocelote y tigrillo en búsqueda de agua, terminen muriendo al ser descubiertos por cazadores.
“Para nosotros es muy frustrante… estos animales se desplazan por kilómetros y no están consiguiendo agua y en los pocos ojos de agua que quedan están atrincherados los cazadores, que están atrapando y matando de todo”, lamenta Buenfil.