Torreón.— Familias de la región de los Cinco Manantiales en Coahuila y del colectivo Alas de Esperanza conmemoraron el décimo cuarto aniversario de la llamada Masacre de Allende, cuando en represalia por una traición el grupo criminal de Los Zetas asesinó y desapareció a habitantes de dicho municipio, de 20 mil habitantes.

Reyna Elizabeth Martínez Guerrero, representante del colectivo Alas de Esperanza, aseguró que Allende también fue una zona de exterminio, porque muchas personas resultaron ultimadas y desaparecidas sólo por ser empleadas de la familia que traicionó a Los Zetas o por llevar el mismo apellido.

“Allende es un campo de exterminio. Los ranchos fueron campo de exterminio, parecido a lo que se vive en Jalisco”, comentó.

Entre el 18 y el 20 de marzo de 2011 tuvo lugar una masacre de la cual, a la fecha, no existe un dato exacto del número de víctimas; se presume que va de las 28 a las 300.

Para Reyna Martínez Guerrero, la herida sigue abierta para muchas familias de esta localidad: “El daño sigue abierto, no hay consuelo para las familias”, dijo.

En el evento estuvo presente el fiscal para Personas Desaparecidas, José Ángel Herrera, quien aseguró a la comunidad que sí hay personas detenidas y con sentencia por su responsabilidad en este crimen.

Sin embargo, la representante del colectivo Alas de Esperanza aseguró que falta mucho para que las familias puedan decir que hay verdad y que se hizo justicia.

De hecho, existe una recomendación por parte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en la cual se indica que no se ha cumplido a su totalidad la reparación del daño, incluida una indemnización a las familias.

Con motivo de este aniversario, los pobladores escribieron en una manta blanca el nombre de sus familiares desaparecidos y les dedicaron unas palabras.

Reyna Martínez, representante del colectivo, tiene a su esposo, Mario César Jaramillo, desaparecido desde el 18 de febrero de 2011 en Sabinas. Dejó a sus hijos chicos, quienes ahora tienen 22 y 17 años.

“Estos eventos son un ejercicio para la visibilización, que se sepa que la situación no ha sido olvidada, no hay perdón ni olvido. Que las autoridades sepan que no queremos que esto vuelva a suceder, queremos la garantía de no repetición”, comentó la activista a EL UNIVERSAL vía telefónica.

El párroco de Allende, Rafael Castillo, comentó que este es un momento para levantar la voz y decir a las autoridades que “basta de tanta violencia e inseguridad”.

Dijo que el pueblo mexicano sigue de pie, a pesar de sus cicatrices. “Con esta herida tan reciente que vivimos en Jalisco, es una herida que vuelve a abrirse en Allende y en otros lugares de nuestra patria”, agregó.

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