Más Información
Acapulco.— La iglesia de María Estrella del Mar —ubicada en Pie de la Cuesta— resultó dañada en su mobiliario; sin embargo, el altar a la Virgen de Guadalupe, que está montado sobre una base de concreto, resistió la furia del huracán Otis y quedó totalmente intacto.
Cuando deambulaba por la zona devastada, José Mercado Medrano ingresó con un amigo al templo católico para agradecer que él y su familia sobrevivieron a la tragedia que dejó el fenómeno meteorológico en el puerto, que a tres días de su paso sigue colapsado y sin energía eléctrica.
“No es tanto pedir, es agradecer; de ahí en fuera, que nos dé fuerza para seguir adelante”, señala.
De oficio jardinero, albañil y pintor, Mercado Medrano explica que el desastre estuvo muy feo en el puerto por un fenómeno natural cuya ferocidad no esperaban, pues pensaban que se trataba de una tormenta más.
“El desastre estuvo muy feo, pero afortunadamente el inmueble [la iglesia] quedó bien y nuestra madrecita [está] entera”, refiere.
Considera que para salir adelante de esta situación desoladora no habrá más que ayudarse entre todos y resurgir, “pero lo que sí le digo muy en serio: gracias a Dios, gracias a la Virgen, estamos con vida y mi familia también está con vida y yo estoy bien, ya de ahí lo que venga”.
Relata que toda su casa se destruyó y ahorita no hay dónde comprar comida porque las tiendas fueron saqueadas.
“Como se saquearon todas las tiendas, no hay dónde comprar y ahorita con los vecinos y unos muchachos que tengo aquí, mis nietecitos, me dan un taquito, estamos haciendo eso. Ahorita no se puede hacer nada, venimos caminando y luego me voy con mi familia también a ayudarle con su techo, pero lo que venga es bueno”, comenta entre el sonido de las olas del mar.
Con la experiencia que le dan más de 30 años de vida en el puerto, menciona que no les ha llegado ayuda, pero no se desespera, pues afirma: “de todas maneras tenemos manos y fuerzas para poder levantarnos. Sí va a haber trabajo, pero también la gente tiene que recuperarse, no hay dinero.
“Ahorita andamos buscándole, vamos a ayudarle a un señor con sus cosas para que nos dé un taco”, señala el señor, originario de Valle de Bravo.
“Ya pasé Paulina, ya pasé Manuel, Ingrid, pero nunca imaginé esto. He pasado huracanes, aquí tengo muchos años, pero este fue muy destructivo, demasiado, demasiado”, destaca José mientras toma su camino.