Juchitán, Oax.– La muerte del , es un signo de Dios, porque fallece con la llegada de la , no muere en Viernes Santo, ni Sábado Santo, va la casa del Padre tras el Domingo de Resurrección, y parte en momentos en que la iglesia vive momentos de transformación.

Así reflexiona el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, ante el fallecimiento del quien fue jefe de la desde el 13 de marzo de 2013. El Pontífice, destaca Solalinde Guerra, falleció seis meses después del Sínodo de la Sinodalidad, que obliga a la iglesia a escuchar al pueblo.

Los resultados del Sínodo de la Sinodalidad y la llegada de la Pascua, son dos momentos que nos dicen que la iglesia está en pleno cambio, donde no solo debe escuchar todas las voces, sino que debe alentar la participación de todos como agentes de la transformación, señala el prelado.

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Una foto del papa Francisco se exhibe tras su fallecimiento en la Catedral de Santa Eduvigis de Berlín, Alemania, el 21 de abril de 2025. Foto: EFE
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Sin embargo, el fundador del albergue para migrantes “Hermanos en el Camino” lamentó que la mayoría de los obispos mexicanos no estén socializando los acuerdos del último Sínodo, que marcará las tareas de la iglesia católica en este milenio.

Esos obispos, que no escuchan la voz del pueblo pobre, que no alientan la participación de todos los sectores de la población, tal y como concluyó el Sínodo de la Sinodalidad, pertenecen a esos sectores tradicionales de esa iglesia que se niega a cambiar, que no quiere transformarse, indica.

Tras señalar que desde hace 55 o 60 años prevalecen dos grupos en la iglesia, el de los transformadores y el de los conservadores, aseguró que en el Vaticano ya está la grilla por el nuevo papado.

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La Plaza de San Pedro, en El Vaticano, se llenó de fieles y medios de comunicación, al difundirse la noticia de la muerte del papa Francisco. FOTO: ANDREW MEDICHINI. AP
La Plaza de San Pedro, en El Vaticano, se llenó de fieles y medios de comunicación, al difundirse la noticia de la muerte del papa Francisco. FOTO: ANDREW MEDICHINI. AP

“Hay, entre los cardenales, unos obispos mexicanos que van a contracorriente del cambio, pero por su escasa relevancia e influencia no serán considerados papables, que ni se hagan ilusiones”, dice Solalinde Guerra, que abre sus cartas en la sucesión papal.

“En primer lugar, veo posible la designación del Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal italiana, Matteo Zuppi”, después, dice, “veo al Arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos”.

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“Como los dos forman parte del ala progresista de la iglesia, si es necesario buscar a un tercero, podría ser el secretario de Estado del Vaticano desde 2013, Pietro Parolin, considerado un cardenal moderado”.

El nuevo Papa, adelantó Solalinde Guerra, tendrá la responsabilidad de poner en marcha los acuerdos del Sínodo de la Sinodalidad, para empujar la transformación y el cambio que promovió el fallecido Pontífice, “por una iglesia que escuche y que rinda cuentas”.

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