Oaxaca de Juárez.— En plena conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, y a unos días de que se celebre el Día Internacional de los Pueblos Afrodescendientes, las danzas, textiles, símbolos espirituales, lengua y cultura de los pueblos originarios y afros de México forman parte del plagio y apropiación cultural indebida de las grandes marcas de élite y de lujo, a nivel nacional e internacional.
Previo al Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la empresa mexicana Headquarter —del modista Ricardo Campa— en colaboración con la empresa estadounidense Carhartt Wip lanzaron la colección de ropa Diablos y Tecuanes, característico del pueblo Ñuu Savi de Oaxaca, Puebla y Guerrero, así como de la Danza de los Diablos, de los pueblos afros de Oaxaca y Guerrero.
El video promocional fue realizado en el Centro Ceremonial Otomí, donde muestra a un danzante con una máscara y su chivarra, inspirada en La Diablada, de Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca, y en la Danza de los Tecuanes, de Acatlán de Osorio, Puebla. Dicha campaña fue retirada horas más tarde tras ser señalados de plagio.
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Estas marcas se suman a la empresa Adidas que, junto al diseñador Willy Chavarría, sacaron a principios de agosto una línea de zapatos llamada Oaxaca Slip On, un diseño al estilo de los huaraches propios de un pueblo originario de Oaxaca y Michoacán.
Antes de estas empresas, también hay una lista larga de marcas y personas externas a las comunidades que han aprovechado los elementos iconográficos de los pueblos con fines comerciales, sin su consentimiento ni previo aviso, por lo que incurren contra la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, aprobada en enero de 2022.
Plagio y apropiación cultural indebida
“El uso de la vestimenta tradicional de la Danza de los Diablos, con fines comerciales y sin consentimiento de las comunidades portadoras constituye una forma de apropiación cultural que vulnera sus derechos, invisibiliza su historia y despoja de sentido a una tradición profundamente simbólica”, dice a EL UNIVERSAL Damaris Castañeda, activista en Derechos Humanos y Culturales de la Costa de Oaxaca.
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El pasado 8 de agosto, la marca Headquarter, del modista Ricardo Campa, en colaboración con la empresa Carhrtt Wip hicieron el lanzamiento de la colección de ropa Diablos y Tecuanes, inspirada en La Diablada tradicional de Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca, y en la danza de los Tecuanes de Acatlán de Osorio, Puebla.
En este lanzamiento, Headquarter retomó elementos culturales de estas danzas, pero además una ilustración de la máscara de jaguar hecha por el maestro artesano Raúl Álvarez Miranda, del taller Álvarez Miranda Artesanos, originario de Acatlán de Osorio, con residencia en la Ciudad de México.
“Nosotros pensamos que fue un plagio, en primera por los ilustradores, porque eran ilustraciones hechas por dos personas, Genaro T. Sánchez y Vanila Ryder”, señalan a EL UNIVERAL Aura y Carolina, danzantes de Tecuanes e integrantes del taller familiar Álvarez Miranda Artesanos.
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En este contexto, a la empresa, que además colaboraba por primera vez con la marca estadounidense Carhartt Wip, no le fue autorizado el uso de las ilustraciones. Menos se tomó el tiempo de consultar a las comunidades afros Ñuu Savi, de Guerrero, Oaxaca y Puebla, sobre el uso de los elementos de estas danzas identitarias que dieron vida en el lanzamiento de la colección, misma que fue eliminada en todas sus redes sociales.
Recientemente, el Congreso del estado de Oaxaca reconoció con 35 votos a la Danza de los Diablos como elemento cultural identitario de la entidad, considerada una expresión de la memoria de los pueblos afromexicanos y de la región Mixteca de Oaxaca.
En tanto, en el caso de Villa Hidalgo Yalálag, en Oaxaca, Adidas se apropio de los huaraches típicos de la región en su colección Oaxaca Slip On.

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En asamblea, los habitantes señalaron la falta de valores de diferentes sectores y empresarios que se dedican a la apropiación cultural con efectos económicos, perjudicando a las comunidades indígenas y afectando la riqueza cultural de la comunidad.
Además, exigieron respeto y reconocimiento de la propiedad intelectual, cultural indígena y patrimonio cultural inmaterial, la cual debe ser protegida por todos los niveles de gobierno.
En tanto, la marca de alta costura, Dior, en su colección Christian Dior Crucero 2024, utilizó elementos de artesanas del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, quienes trabajan con la técnica de cadenilla. Al mismo tiempo hizo uso de las iconografías representativas de San Pablo Tijaltepec.
Carolina Herrera, en su colección Resort 2020 incorporó bordados similares a las del pueblo otomí, Hidalgo; Ralph Lauren fue señalado de plagiar el textil originario de Acámbaro, Guanajuato; Anthropologie, en su colección Daily Practice by Anthropologie usó elementos de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca; la marca española Zara, en su prenda Vestido midi de escote pico y manga corta usó iconos de San Juan Colorado, Oaxaca, entre otras empresas y marcas.
Ley Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos
Sobre la apropiación cultural indebida, la diputada local y presidenta de la Comisión de Culturas y Artes, Irma Pineda Santiago, dice a EL UNIVERSAL que hace falta difundir más la existencia de la ley que protege al patrimonio cultural.
“Si las empresas, los diseñadores y las personas que están haciendo esta apropiación indebida supieran que existe una sanción, quizá esto podría inhibir un poco el robo que se hace”.
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Además, las propias comunidades originarias deben saber que hay una ley que protege sus bienes patrimoniales y culturales.
La también poeta, traductora, docente, promotora y activista binnizá, Irma Pineda, enfatiza que en algunas comunidades faltan procesos de educación para fomentar el amor por su propio patrimonio cultural. “Si no se cuentan y se transmiten a los hijos las historias, la vinculación cosmogónica, mítica y religiosa que se tiene con los elementos culturales, es difícil defenderla”, expone.
Hasta ahora, de todos los casos que han sido señalados de apropiación cultural indebida, no hay uno que haya sido sancionado como indica la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas.
Algunos casos han avanzado en reparación de daños, y se crean acuerdos entre las comunidades afectadas y las marcas.
En este sentido, la diputada Irma Pineda explica que hace falta un inventario cultural. “Tenemos pendiente la elaboración de ese inventario patrimonial, el cual debe estar a cargo del INPI —Instituto Nacional de Pueblo Indígenas—, para que las empresas puedan revisar, cuando trabajen con elementos culturales, a qué población pertenece y a partir de ello buscar la autorización antes de hacer uso de estos elementos”, explica.