Xalapa.— Los llamados de auxilio de maestros comenzaron a inundar las redes sociales desde el viernes por la tarde, cuando se habían desbordado los principales ríos del norte de Veracruz.

Docenas de profesores se habían quedado atrapados en pueblos y comunidades de la Huasteca, donde se registraron deslaves, caminos rurales cerrados y puentes colapsados.

En mensajes escritos y videos caseros, no sólo imploraban para ser rescatados, sino que reportaban daños en pueblos serranos, hasta donde —denunciaban— no había llegado la ayuda oficial.

Las noticias de fallecimientos surgían primero como rumores esparcidos entre comunidades, pero luego se confirmaban con la aparición de cuerpos.

Desde entonces, la frustración y enojo del sector magisterial ha venido creciendo. Uno de los primeros cuestionamientos para las autoridades educativas del estado fueron los avisos de suspensión de clases, los cuales se dieron en el día y en altas horas de la noche.

Al decretarse en las noches las suspensiones, docenas de docentes se vieron imposibilitados de regresar a sus hogares y se mantuvieron en los pueblos en los que habían sido comisionados.

Incluso el jueves se había dejado fuera de la suspensión de actividades a Poza Rica, cuya población reclamó y a altas horas de la noche las autoridades rectificaron y la incluyeron, pero fue demasiado tarde para los maestros que seguían en sus lugares de adscripción.

“Amigos solicitamos apoyo urgentemente”, decía un profesor rodeado por tres maestras en un camino rural destrozado por las lluvias. “Solicitamos apoyo para ser rescatados”, agregaba.

Habían sorteado los deslaves en distintos puntos. La comunidad de Santa Cruz, del municipio de Ilamatlán, los había acogido con ropa limpia y alimentos, pero imploraban ser rescatados para acudir con sus familiares.

Un caso emblemático fue el de 40 maestros de preescolar, primaria, telesecundarias y telebachilleratos, quienes lograron refugiarse en la comunidad de Xoxocapa, en Ilamatlán.

Con videos, fotos y hasta una carta escrita a mano firmada por los 40 docentes y por autoridades de Xoxocapa, pedían a la gobernadora Rocío Nahle no sólo su rescate, sino el de otros compañeros en comunidades más alejadas y ayuda para pueblos incomunicados.

“El alza del agua es muy fuerte, los puentes se han caído… somos aproximadamente 40 maestros… no hay luz, no hay señal”, explicaban los docentes, que se convirtieron en los ojos y la voz de las comunidades afectadas.

Fue hasta ayer, cuando se tendió un puente aéreo, que se dijo que iniciaría el rescate de los profesores aislados, el cual al final no sucedió. Sólo llegaron algunos víveres a las comunidades.

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