“Hay que tener pasión y disciplina”; Graciela Iturbide. Archivo El Universal
“Hay que tener pasión y disciplina”; Graciela Iturbide. Archivo El Universal

A las 4:30 horas de la madrugada de ayer,(Ciudad de México, 1942) recibió la llamada de un periodista que la enteró de la noticia: es la ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025.

El premio llega tras medio siglo de trabajo de Iturbide, cuya cámara análoga la ha llevado por todo el mundo, desde Juchitán hasta las Islas Galápagos, y a exponer en Francia, Estados Unidos y Japón.

Iturbide, quien aprendió con Manuel Álvarez Bravo y ha fotografiado a figuras de la cultura mexicana como Francisco Toledo y Julio Galán, explica en entrevista que está contenta y sorprendida por recibir este premio, suceso que, considera, es un acto de suerte. Pero para el jurado del premio español fue más que eso, pues la eligió por ser “dueña de una mirada innovadora”.

“La lente de Iturbide ha retratado la realidad social no sólo de México sino de muchos lugares a los que ha sido invitada para trabajar”, agrega el Jurado.

En el anuncio se apunta que la obra de la autora de imágenes icónicas como Nuestra señora de las Iguanas, Magnolia y Ojos para volar “presenta un aspecto documental que muestra, según los expertos, ‘un mundo hipnótico que parece situarse en el umbral entre la realidad más cruda y la gracia de una magia espontánea”.

Y aunque el Princesa de Asturias representa un hito en la vida de un artista –lo han ganado Marina Abramovic, Ennio Morricone, Frank Gehry y Francis Ford Coppola–, Iturbide no planea un gran festejo: “En la noche tengo que entregar unas fotos para un libro a Ramón Reverte en Cataluña y ya tenía mi día compuesto. A mediodía van a venir a comer unas gentes, pero nada especial por este premio, era mi calendario normal. Así lo celebro, con mis amigos que vienen”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la fotógrafa revela qué es lo que hace a una foto buena y los proyectos que tiene en mente, pues no contempla parar y menos con lo que acaba de ocurrir: “Ahora, con este premio, más ganas tengo de seguir fotografiando”.

¿Cómo se siente por ganar el ?

Muy contenta, muy feliz. Me da mucho gusto por la fotografía en México, porque hay muy buenos fotógrafos, mujeres periodistas increíbles y qué suerte, porque es una suerte que me lo hayan dado a mí. Nunca, jamás, me lo hubiera esperado. Se ha hecho mucho por la fotografía aquí en México.

Le dan este premio por su mirada innovadora y por capturar con su lente la realidad, ¿está de acuerdo con esta descripción de su trabajo?

Me parece bien. Yo fotografío con la sorpresa e interpreto la realidad a mi manera, la gente las interpreta de otra manera. Si ellos lo ven así, me parece maravilloso. No es mi intención hacer un trabajo político, antropológico o poético, no. Yo fotografío lo que me sorprende, la cámara es un instrumento para conocer la vida y la cultura del mundo.

¿Y cómo identifica ese momento de sorpresa para justo darle click al botón?

Bueno, voy caminando por la calle. Por ejemplo en Roma, donde me despertaba a las seis de la mañana, caminaba, y pues lo que me iba encontrando me sorprendía y lo fotografiaba. En Juchitán yo vivía con las mujeres, iba al mercado con ellas y también fotografiaba lo que me sorprendía. Sin sorpresa, pues no, no puedo fotografiar porque el alma no me da.

Yo todavía soy fotógrafa análoga, es decir, todavía fotografío con rollitos y los revelo y todo esto; no uso nada digital. Entonces, cuando yo saco mis contactos y los veo, es otro momento donde yo me puedo sorprender.

Ha dedicado toda su vida a esto y ha viajado por todo el mundo. ¿Cómo mantiene viva la sorpresa, tras haber visto mucho?

Uno se sigue sorprendiendo en el mundo. Hay como mil cosas con qué sorprenderte. Acabo de estar en Lanzarote, en las Islas Canarias, estuve fotografiando volcanes y lava y cactus porque me llamaron mucho la atención. Me sorprendí con lo que fue el principio del mundo o el fin del mundo.

¿Algún consejo para fotógrafos aficionados y profesionales para lograr una buena foto?

Para mí hay que tener pasión y después disciplina para poder revelar todo, para ver tus contactos, para hacer libros.

¿En algún momento se ha cansado de hacer esto?

No, al contrario. Ahora con este premio más ganas tengo de seguir fotografiando, es un incentivo para seguir trabajando. Yo sigo trabajando todo el tiempo, me encanta. Es mi vida, pues.

En el Premio se mencionó su “ritual” para hacer fotos, ¿cómo es un día para usted?

Camino por las calles, estoy en el mercado, o voy, por ejemplo, a Chalma; me encanta ir porque el día de San Miguel de Arcángel toda la gente se disfraza, los hombres se visten de muerte. Ahí sí que es sorpresa tras sorpresa tras sorpresa, es maravilloso.

¿Es muy exigente con su trabajo o al fotografiar estas sorpresas va sin expectativas?

Pues soy crítica. Luego me arrepiento, a veces hago una exposición y pongo fotos que luego digo “no eran tan buenas”. Otras veces es al revés, me meto a mis cajas de negativos, que tengo muchos, y descubro imágenes que yo no había percibido. Mira, en la vida, si amas la vida y amas tu trabajo, pues te vas a sorprender con muchas cosas.

¿Hay algún proyecto que tenga muchas ganas de hacer o un lugar que quiera conocer?

A China no he ido, tengo mucha curiosidad de conocer, pero cualquier lugar del mundo me es maravilloso. Siempre salen proyectos, tengo muchos en la cabeza. Quiero hacer un libro de todas las personas que he fotografiado, intelectuales o no. Me ha tocado fotografiar a Vargas Llosa, pero no nada más a los famosos, en Madagascar fotografié a un maestro que yo llamo maestro geómata. Me pidió que le tomara la foto, fue por todos sus instrumentos, se sentó en una sillita y le tomé la foto. Eso evidentemente va dentro de mi libro de retratos, pero me falta tiempo para estar escogiendo e imprimiendo.

Es un día importante en la fotografía, hay felicidad por su premio, pero también falleció Sebastião Salgado.

Era mi gran amigo. Cuando yo iba a París me quedaba en su casa, con Léila, su mujer, eran como mis hermanos. Entonces estoy tristísima, tristísima, un día lleno de emociones, positivas y negativas.

¿Con qué recuerdo se queda de Sebastião Salgado?

Aprendí mucho de él. Iba a su laboratorio en París a ver cómo revelaban. Aprendí de su mirada, uno aprende mucho de muchos fotógrafos, así como aprendí de Álvarez Bravo, que fue mi maestro. Todo lo que lees, todo lo que escuchas, todo es una influencia que se va a reflejar en tu trabajo después. (La de Salgado) es una mirada muy humana. Muchas veces salimos juntos a fotografiar aquí en México. Ver cómo trabajaba me llenaba de ilusión.

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