Preocupación e incertidumbre es lo que se vive en estos días en los albergues de migrantes en la frontera norte ante las amenazas de Donald Trump de deportaciones masivas a partir del 20 de enero, una vez que asuma otra vez como presidente de Estados Unidos.
Encargados de refugios en Tijuana, Reynosa y Ciudad Juárez reconocen que están a la expectativa de lo que pueda pasar en las próximas semanas y advierten que no tienen recursos para enfrentar una nueva oleada migrante. Junto a empresarios, señalan que las autoridades deben empezar a desarrollar programas de atención y contención.
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Tijuana, entre crisis e incertidumbre
“La crisis ya está aquí”, advierte la coordinadora del Albergue Temporal Casa Arcoíris, en Tijuana, Edith Méndez. “Es imposible prepararnos para un escenario que no podemos prever (...) pero es innegable que hay un clima de incertidumbre. Nosotros intentamos estar en el presente porque ya hay una crisis”, agrega.
El Albergue Temporal Casa Arcoíris es uno de varios que enfrenta una crisis financiera que pone en riesgo la operación y atención para la población en tránsito.
Durante este año, organizaciones como el Desayunador del Padre Chava alertaron sobre el cierre de sus puertas por la falta de financiamiento. Otros, como Espacio Migrante, han debido recortar servicios para garantizar la operación.
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Edith explicó que en Casa Arcoíris, uno de los pocos espacios para la comunidad diversa, trabajan actualmente para recaudar 30 mil dólares que les permitan solventar los gastos operativos por tres meses más y buscar otros medios para financiar la organización.
En este contexto, el sector comercial en Tijuana exige a las instituciones de gobierno mayor coordinación para atender una posible crisis.
El presidente de la Cámara Nacional de Comercio Servicios y Turismo de Tijuana, Julián Palombo Saucedo, pidió al gobierno federal un plan de contingencia o estrategias para poder responder y actuar en caso de cumplirse la amenaza de una deportación masiva de migrantes.
“No sería la primera vez, y consideramos que el hecho de que deporten a los migrantes nos va a generar una crisis a nivel nacional. Se debe crear desde ya un plan de contingencia y logística, es urgente una estrategia muy puntual para cuando tengamos el problema encima, y así mitigar las afectaciones”, indicó Palombo Saucedo.
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Reynosa, sin recursos
Héctor Silva, director de las casas Senda de Vida, en Tamaulipas, advirtió que no cuentan con los recursos necesarios para atender nuevas oleadas de migrantes.
“Antes decíamos cientos de personas, ahora esperamos a miles, como en años anteriores, lo que convierte a los albergues en verdaderos campos de concentración, eso es lo que queremos evitar y eso es lo que las autoridades no entienden”.
Dijo que “(...) incluso, teníamos migrantes viviendo fuera de los albergues (...) Definitivamente no queremos que eso ocurra nuevamente porque eso genera problemas aún más graves”.
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El gobierno de México, agregó, tendría que disponer de apoyos para las fronteras mexicanas en caso de las deportaciones masivas.
“Además, (...) se avecina la temporada invernal, eso hace aún más difícil el que podamos cumplir con la necesidad básica de los migrantes”, expuso Héctor Silva.
Graciela González, directora de la Casa del Indigente Santísima Trinidad, coincide en que sin recursos es imposible ser un buen samaritano.
Chihuahua, en espera de lo que venga
Francisco Javier Bueno, sacerdote y director de la Casa del Migrante de Ciudad Juárez, asegura que están preparados ante las necesidades que pudieran presentarse. “Nosotros tenemos que estar siempre preparados. Ahorita estamos a la expectativa, en una tensa calma porque pareciera no haber mucho cambio. Estamos esperando qué consecuencias va a traer la llegada del presidente electo de Estados Unidos”.
Dice que ven complicado el panorama que pueda registrarse en las próximas semanas con la población migrante que ya está en Ciudad Juárez, más los que llegan, si se cierra la aplicación CBP One.
Recordó que en 2019 la Casa del Migrante amplió sus instalaciones para atender hasta mil 300 personas, por lo que, de ser necesario, estarían dispuestos a extender de nuevo su espacio para la comunidad migrante que lo necesite.
“Estamos haciendo el llamado de trabajar en conjunto, de estar listos para habilitar espacios como Iglesia católica, sociedad civil y gobiernos, para que nadie se quede sin atención y no estén en la calle. Estamos en la disposición de abrir los espacios posibles y esperar a ver qué va a pasar”, añade el sacerdote.
Se agota el tiempo para los que buscan una cita en CBP One
Los migrantes que permanecen en albergues de la frontera norte de México son gente que creyó en la promesa del gobierno de Estados Unidos de que recibiría su solicitud de asilo si la presentaban de manera legal, algo que ahora dudan vaya a cumplirse.
Algunos han intentado durante meses conseguir una cita a través de la aplicación CBP One, la única manera legal de iniciar su trámite, pero es poco probable que lo hagan antes del 20 de enero, cuando Donald Trump tomará posesión como presidente.
Nubia y Juana, originarias de Honduras y Nicaragua, respectivamente, están en Ciudad Juárez en proceso de tramitar su cita en el CBP One, lo que les ha sido imposible, pues la aplicación no las agenda.
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“Si mi cita no sale para la mitad de diciembre yo me quedo en Juárez, saco los papeles mexicanos y mejor me quedo aquí”, expresa Nubia.
Juana dice que muchos de los migrantes están batallando como ella. Todos quieren que salga la cita antes del 20 de enero.
“Va a tocar así a muchos de nosotros, si no sale la cita la opción va a ser quedarnos aquí. Ya no regresamos [a sus países]. Nos prestaron dinero, vendimos la casa y regresar no es opción. No tenemos nada en nuestros países”, dice la nicaragüense.
En Reynosa, Tamaulipas, está Rosa María Castella, una de las pocas afortunadas que hace una semana logró que la aplicación le asignara una cita para el 12 de enero de 2025, pero eso no la tranquiliza, teme que le cierren la frontera antes.
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“Yo vine de El Salvador desde hace ocho meses y desde entonces intenté por la aplicación para conseguir una cita. Fue apenas hace una semana cuando me dio el acceso y me dio la fecha para presentarme, pero si Trump nos cierra la puerta, no podremos hacer nada”, expresa.
En otros refugios de migrantes a lo largo de la frontera la situación es similar. Las personas esperan que su cita salga antes del 20 de enero. En tanto, directores de los albergues ven que la angustia crece entre la comunidad conforme pasan los días.
“Hay mucha incertidumbre, hay muchas especulaciones, se habla de muchas cosas, pero tratamos de darles calma. Hay temor y lo que desean es que su cita les salga antes del 20 de enero. Es lo que dicen porque si no, no saben qué pasará con ellos”, dice el padre Francisco Javier Bueno, de la Casa del Migrante de Ciudad Juárez.
“Hay temor, incluso, para aquellos que tienen una cita por medio de la aplicación CBP One porque, definitivamente, será más difícil que les permitan legalizar su estancia en Estados Unidos”, reconoce Héctor Silva, director de las Casas Senda de Vida en Reynosa, Tamaulipas.
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Piden que gobierno diga qué acciones tomará
Para las organizaciones civiles y grupos que atienden a los migrantes, la preocupación es qué acciones adoptará México para detener el flujo migratorio.
Cristina Coronado, coordinadora del Ministerio para Migrantes de la Sociedad Misionera de San Columbano, dice que el gobierno federal debería informar sobre los acuerdos con Estados Unidos.
“La preocupación es qué va hacer [la presidenta] Claudia Sheinbaum realmente para poder detener el flujo migratorio o qué tipo de acuerdo hará con el gobierno estadounidense y cómo pudiera afectarnos, porque no conocemos el impacto”.
Señala que “la pregunta es qué va a hacer México con respecto a lo que dice Trump, porque si el gobierno mexicano vuelve a hacer planes sin informarnos vamos a tener un caos aquí. El que tiene que estar preparado no somos nosotros, sino el gobierno”, concluye la especialista.