El 27 de marzo será recordado como la fecha en que la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, se colapsó a consecuencia de las lluvias que la inundaron en su totalidad, pero también como el día en que sus habitantes se convirtieron en ángeles terrenales, superhéroes y hermanos.

¡Reynosa bajo el agua!
Lo que parecía ser una simple lluvia se convirtió en un tsunami que poco a poco fue devorando la ciudad hasta dejarla anegada.
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A esta frontera tamaulipeca, le han pegado huracanes como el Beulah en 1967 que, con vientos de hasta 218 kilómetros por hora, dejó cuantiosos daños materiales en diversas colonias de Reynosa.
O "Alex" en 2010, que incluso inundó los patios fiscales de la Aduana de Reynosa y desbordó el rio Bravo.

Caos y pánico
Sin embargo, lo que parecía ser una simple lluvia, en cuestión de minutos, paralizó la ciudad, generó caos y pánico entre los ciudadanos.

Autos varados en calles convertidas en ríos, personas tratando de salvar su vida mientras la corriente en algunas calles amenazaba con devorarlos, canales y drenes desbordados.

Hogares en los cuales el agua acabó con el patrimonio de las familias, daños en negocios, maquiladoras, empresas y comercios que tuvieron que cerrar sus puertas al comenzar a inundarse.
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Ciudadanos superhéroes
En camiones, lanchas, maquinaria pesada, con cuerdas, salvavidas, Jeeps y trailers, los reynosenses rescataron a familias que lograron guarecerse en los techos de sus casas, a quienes se encontraban en sus autos a punto de ser arrastrados por la corriente, a alumnos que no podían salir de las escuelas y a trabajadores de maquiladoras.
La desesperación fue tanta que algunas personas, al sentir el peligro, se arrodillaron a plena calle para elevar una oración.
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