Tuvieron que pasar casi seis meses y que dos colectivos de búsqueda de desaparecidos denunciaran para que las autoridades estatales y federales iniciaran una investigación sobre el rancho Izaguirre, campo de exterminio y entrenamiento del crimen organizado en Teuchitlán, Jalisco.

El sitio fue asegurado el 18 de septiembre de 2024 por la Guardia Nacional (GN) tras un enfrentamiento.
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En su momento, la GN informó que el lugar fue identificado como un centro de adiestramiento donde se estaban dos personas privadas de la libertad, se detuvo a 10 presuntos plagiarios y se encontró a una persona sin vida.

Trabajo de colectivos
Tres meses después el colectivo Madres Buscadoras de Jalisco recibió un reporte de un sobreviviente y llegaron al lugar, donde encontraron los crematorios y las pertenencias de cientos de personas.

“El 4 de diciembre el colectivo hizo el hallazgo y le dio el aviso a las autoridades [estatales] quienes al parecer acudieron al lugar, pero al no encontrar personas con vida dejaron el asunto por la paz”, explicó a EL UNIVERSAL la activista Ceci Patricia Flores, fundadora de las Madres Buscadoras de Sonora.
El colectivo documentó con fotografías y videos los crematorios clandestinos y las prendas de vestir, por si alguien podía identificarlas.

Fue hasta el 5 de marzo cuando el colectivo Guerreros Buscadores ingresó al sitio y difundió las fotos de cientos de zapatos abandonados, las cuales se hicieron virales y obligaron a que autoridades estatales y federales pusieran atención al tema.

Indira Navarro, líder de Guerreros Buscadores, ha acusado directamente al exgobernador Enrique Alfaro —quien aún estaba en el gobierno en septiembre pasado— de querer ocultar estos hechos porque “con tanta tecnología, no encontraron lo que nosotros encontramos con una varilla”.

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Fiscalía de Jalisco no reportó grandes hallazgos
Las versiones sobre posibles omisiones por parte de las autoridades jaliscienses se intensifican luego de darse a conocer que en el operativo del pasado 19 de septiembre, se utilizó una retroexcavadora, medidores de compactación del suelo y binomios caninos, herramientas con las que no cuentan colectivos para la búsqueda de sus víctimas y aún así lideraron el hallazgo.

Tras asegurar el Rancho Izaguirre en 2024, también se dijo que el predio no volvió a ser utilizado por la delincuencia organizada, lo que confirma que los hallazgos dados a conocer por el colectivo buscador fueron obviados en su momento por quienes procesaron el sitio y participaron en el operativo.
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Según la Fiscalía estatal, en la inspección del año pasado se aseguraron armas, chalecos y dos lotes de restos óseos quemados, por lo que el inmueble quedó bajo resguardo, sin embargo, en el hallazgo del pasado 5 de marzo, fueron encontrados restos óseos, así como cientos de prendas de vestir, mochilas, objetos personales y entre 200 y 400 pares de zapatos esparcidos en el suelo que ya había sido revisado por la Fiscalía de Jalisco.

Hasta ahora se han detectado seis lotes óseos en cuatro espacios del predio de casi 10 mil metros cuadrados, ubicado a 57.9 kilómetros del centro de Guadalajara. El Fiscal Estatal, Salvador González de los Santos dijo que supervisa directamente las investigaciones y adelantó que se proporcionará información pública sobre los avances.

El fiscal del estado reconoce que los trabajos del operativo de septiembre de 2024 "fueron insuficientes", debido a las recientes imágenes difundidas por el colectivo y medios de comunicación donde se observa el atroz hallazgo no descubierto por las autoridades en su momento y el cual ha sido comparado en redes sociales con el campo de concentración de prisioneros en Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial en 1945.

Campo de entrenamiento del CJNG
El rancho Izaguirre de casi 10 mil metros cuadrados también cuenta con un área de entrenamiento táctico y otra de acondicionamiento físico que tampoco habían sido localizadas en el operativo del 2024 y donde se presume que el CJNG entrenaba a las personas reclutadas.

A parte de los restos humanos calcinados, el lugar albergaba elementos de entrenamiento, como llantas y troncos, así como esposas, cargadores y casquillos de bala de diversos calibres.

Autoridades omisas
Ayer martes, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, afirmó que lo encontrado en Teuchitlán no puede existir sin que las autoridades locales estén enteradas, mientras el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, se ha deslindado de responsabilidad, al decir que el hallazgo no ocurrió en su administración, que inició el 6 de diciembre.

“Es un tema muy crítico y muy grave... Todo lo que significan los problemas, los graves problemas de la delincuencia organizada no nacen de la nada; nacen y crecen de los problemas locales, por eso se da esa cantidad de delitos, y de ahí es de donde devienen estas situaciones tan críticas como las que ahora estamos comentando”, dijo el fiscal.

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Refirió que antes de determinar si la FGR puede o no atraer ese asunto, se investigará el caso: “No es creíble que una situación de esa naturaleza no hubiera sido conocida por las autoridades locales de ese municipio y del estado”.
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