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Saltillo.— Rojo, naranja, amarillo, azul, rosa, verde, morado… la gama del arcoíris, tonos que representan a la comunidad LGBTTTIQ+, fueron los colores de los globos que llevaron amigos y familia al panteón Santo Cristo de Saltillo para dar el último adiós a Jesús Ociel Baena Saucedo, le magistrade que fue hallade sin vida el lunes en su casa de la ciudad de Aguascalientes, junto a su pareja.
Cynthia Baena, hermana de le magistrade, contó que Ociel siempre luchó por sus principios.
“[Era] fenomenal, siempre muy noble, muy tranquile. No tenía vicios, no tomaba, no fumaba, no era agresive”, recordó.
Dijo que los sueños de su hermane eran seguir adelante, “luchar por lo que luchaba y llegar hasta arriba”. Mencionó que Ociel estaba por terminar una gira de conferencias y se iba a enfocar en su trabajo del Instituto Electoral de Aguascalientes.
Aseguró que deja un legado muy grande, el cual se debe continuar para lograr el respeto que merecen todas las personas. Jesús Ociel Baena fue le primer magistrade electoral no binarie de América Latina. “Esperemos que no termine ahí [su legado]”, agregó Cynthia Baena.
El cuerpo de le magistrade llegó a Saltillo, ciudad en la que nació, después de las 10:00 de la noche del pasado martes.
En la capilla de la funeraria Latinoamericano le esperaban familia y amigos, quienes se unieron en cánticos religiosos.
Junto al féretro se colocaron arreglos florales con los colores del arcoíris, así como retratos de Jesús Ociel Baena Saucedo.
Esa noche, Dulce Baena, hermana de le magistrade, declaró que la familia no estaba conforme con la versión de las autoridades de Aguascalientes respecto que la muerte de su hermane fue derivada de hechos “pasionales”, y exigió a las autoridades y a la gobernadora de Aguascalientes, María Teresa Jiménez, que aclaren el caso.
“Quiero que mi hermane se quede en paz”, expresó.
El último adiós
Ayer tuvo lugar una misa de cuerpo presente y, posteriormente, el cortejo se trasladó al panteón Santo Cristo. Debajo de un toldo fue colocado el féretro con los restos de Jesús Ociel. A su alrededor estaban sus siete hermanos y hermanas, así como sus padres.
Sobre el ataúd se colocaron rosas blancas y su abanico con los colores del arcoíris, característico de Ociel.
Después de minutos de despedida, el féretro fue llevado al lugar donde sería enterrado.
Antes de bajar el cuerpo de le magistrade, la familia y amigos aventaron rosas blancas. La madre no paraba de llorar.
En eso se alzó el grito de una de sus hermanas:
—“¡Hije!”, a lo que todos respondieron: “¡presente!”.
—“¡Hermane!”, “¡presente!”.
—“¡Magistrade!”, “¡presente!”; “¡magistrade!”, “¡presente!”; “¡magistrade!”, “¡presente!”.
El féretro de le magistrade Jesús Ociel Baena comenzó a descender y los presentes soltaron al cielo los globos multicolor.
Su padre agradeció a la gente las muestras de cariño y ya no habló más, en tanto que las tonalidades del arcoíris seguían volando por el cielo.