San José de Gracia, Ags.— Los milagros se cuentan por docenas en un par de tableros instalados en torno de la monumental escultura del Cristo Roto, en la pequeña isla de la presa Plutarco Elías Calles, en el Pueblo Mágico de San José de Gracia, en el estado de Aguascalientes.
“Vengo a dar gracias a mi padre por curarme”, compartió María entre lágrimas, con emoción y la mirada fija en el altar.
La mujer de 47 años, originaria de Querétaro, relató que después de enterarse que tenía cáncer terminal se aferró a una estampita del Cristo Roto que le dio una amiga, y “con mucha fe, de corazón” se puso en oración permanente.
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María asegura que días después acudió al médico para un estudio, y “me dijo que ya no tenía nada”. Ahora, acude ante el Cristo con sus hijos y dos hermanas, que la acompañaron a dar gracias.
Las imágenes de pacientes postrados en camas de hospitales o en sillas de ruedas, así como figuras humanas elaboradas en latón dan testimonio de los favores recibidos.
Es constante la visita de creyentes que suplican protección para sus familiares migrantes, la localización de hijos desaparecidos o la sanación de sus enfermos.
Lo que aquí se ha visto “es como un millón de milagros”, asegura Marcela García, encargada de la vigilancia del complejo religioso, en donde escucha con frecuencia los agradecimientos y súplicas de los asistentes, que después de la pandemia regresaron al santuario.
En Semana Santa se multiplican los peregrinos que acuden al recinto y asisten a la representación del Viacrucis viviente, uno de los más concurridos en la entidad.
Para estos días, las vitrinas del santuario se abastecieron con réplicas del Cristo Roto, tazas con su imagen y veladoras.
Los comerciantes de la zona se alistan para recibir a los clientes. La expectativa de que en estos días lleguen más de 80 mil visitantes tiene a los pescadores con las cañas sumergidas en el embalse por periodos prolongados para abastecer a los restaurantes.

Entre el turismo y la religión
A lo lejos sobresale la silueta del Cristo, le faltan el brazo y pierna derechos, con su brazo izquierdo extendido, la mirada clavada al suelo y la cabeza gacha con la corona de espinas.
Al templo se llega sólo en lancha. Guías de turistas promueven al Cristo Roto como ícono de fortaleza ante la adversidad y la fragilidad del ser humano, que encuentra esperanza en su fe y la oración.
El municipio de San José de Gracia se encuentra a 38 kilómetros de la capital del estado. Este pueblo fue inundado en 1928 con la construcción de la presa. Sin embargo, sus habitantes lograron permanecer y el lugar se ha convertido en un pueblo mágico, con espacios para la espiritualidad y el turismo.
El Cristo Roto, de 25 metros de altura, con un pie montado sobre una base de concreto premezclado de tres metros cuadrados, habita en la presa Plutarco Elías Calles desde abril de 2006.
Hoy es testigo de cómo se agota el agua del embalse más grande de Aguascalientes, que se encontraba al 15.1% de su capacidad, de acuerdo con la medición hecha este miércoles 16 de abril por la Comisión Nacional del Agua.
Imán de turismo
Esta imagen se construyó como un atractivo turístico-religioso en un espacio natural, al aire libre.
En la rotonda que lo circunda lo acompañan una docena de réplicas de los Cristos de las iglesias de la entidad. Cada vez ha cobrado más fuerza entre la comunidad católica, pues decenas de feligreses acuden desde distintas partes del país e incluso del extranjero para agradecerle por la sanación de los seres queridos y pedir milagros.
José, uno de los lancheros de la cooperativa que aglutina a los trabajadores que trasladan a los visitantes a la isla dice que “antes aquí era un pueblo fantasma, no existía” y ahora es pueblo mágico.
Hay registros diarios del arribo de mil 700 personas a bordo de más de 100 camiones procedentes de Querétaro, Zacatecas, la Ciudad de México, el Estado de México, Morelos, Hidalgo y Jalisco, incluso de Estados Unidos, además de turistas de otros países, “hasta árabes”.
Una flotilla de lanchas parte con frecuencia desde el embarcadero hasta el santuario. La brisa del agua de la presa refresca el rostro de los tripulantes durante el corto trayecto, que dura entre cuatro y cinco minutos; conforme se avanza, se observa la majestuosa imagen, localizada en terreno elevado.
El costo del boleto personal por el traslado es de 50 pesos.
Jonathan, un joven lanchero, comenta que la vida de los habitantes cambió para bien, porque el turismo contribuyó a mejorar la zona, las calles y la presa.
Tanto él como los pobladores de San José de Gracia esperan que con la bendición de Dios, el Cristo Roto les traiga lluvias que vuelvan a llenar la presa y ellos continúen ofertando sus servicios al turismo nacional, que es la fuente de vida de las familias de la ciudad.
“Que vengan y nos visiten, pero que no traigan cerveza a nuestro santuario, porque es algo religioso. Pueden tomar dentro de las playas [a la orilla de la presa], pero aquí que se respete, porque queremos evitar un accidente y está rodeado de agua”, explica María, una trabajadora en la zona.
En los días santos, los pobladores prevén la llegada de turistas en decenas de camiones, con la esperanza de tener una buena derrama económica que los ayude en su economía familiar.
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El viacrucis vivo
El gobierno municipal espera rebasar los 80 mil turistas durante los festejos de la Semana Mayor.
Durante los últimos tres meses cerca de 200 actores realizaron ensayos para la edición 171 de la Pasión de Cristo, que escenificarán en las calles del municipio.
Mario Hernández representará a Jesús por cuarto año consecutivo; llevará a cuestas una cruz con un peso de 130 kilos, que él mismo forjó con troncos que le fueron donados de la sierra, informó el comité organizador.
También fueron constantes los ensayos del cuadro Juego de Cuchillas, en donde hombres se enfrentan con armas afiladas de verdad, para recrear el tradicional Juego de las 30 monedas, con relación a la traición de Judas, quien entregó a Jesús a los fariseos por esas monedas.