Chilpancingo.— Ayer terminó un capítulo de la crisis de violencia en la que está hundida la ciudad de Chilpancingo.
Los pobladores y transportistas de pueblos enclavados en el bastión de la organización criminal Los Ardillos liberaron a los 13 policías, soldados y funcionarios que tenían retenidos y desbloquearon la Autopista del Sol.
En cuanto se retiraron, la alcaldesa, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, salió a recorrer las calles y mercados de la capital, con escolta de policías y militares.
Pero casi de inmediato en redes sociales comenzó a difundirse un nuevo video en el que se ve a Hernández Martínez conversando en un restaurante con el presunto líder de la organización criminal Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez. De lo que ella dice se entiende muy poco.
Mañana complicada
Este martes, la tensión en Chilpancingo comenzó desde muy temprano. A las 6:30 horas pobladores de los municipios de Chilpancingo, Chilapa, José Joaquín Herrera, Acatepec y Quechultenango volvieron a bloquear la Autopista del Sol.
La ciudad aún no se reponía de los días más intensos en muchos años. Un día antes, esos pobladores y transportistas ingresaron a Chilpancingo con violencia. Se enfrentaron con policías estatales y la Guardia Nacional. Los superaron en número: eran más de 2 mil y los uniformados apenas unos 500.
Con piedras, palos y machetes rompieron el cerco policiaco en la carretera federal Acapulco-Chilpancingo y arrebataron a la Policía Estatal un vehículo blindado, de los llamados Rhino, y avanzaron por la ciudad. Tumbaron las puertas del Congreso y del Palacio de Gobierno.
Su versión era que protestaban para exigir carreteras y caminos para sus pueblos.
Sin embargo, ayer en la conferencia de prensa de Palacio Nacional, la secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, afirmó que la exigencia principal era la liberación de Jesús Echeverría y Bernardo Chávez, dirigentes transportistas de la ruta que va hacia los pueblos que son bastión de Los Ardillos, quienes fueron detenidos el 5 de julio.
El lunes se informó que ambos hombres fueron vinculados a proceso. A Jesús Echeverría, alías El Topo, las autoridades lo identificaron como integrante del grupo de autodefensa de la Upoeg y como jefe de plaza de Los Ardillos en las comunidades de Rincón de la Vía y Cajelitos, en Chilpancingo.
Negociación con el gobierno estatal
Al mediodía de este martes, en la explanada del Palacio de Gobierno, funcionarios estatales, encabezados por el secretario general de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez, establecieron una mesa de trabajo junto con los pobladores y los transportistas.
Los manifestantes aceptaron liberar a los policías, soldados y funcionarios que tenían retenidos, desbloquear la Autopista del Sol y regresar los vehículos que se habían apropiado.
Por su parte, el gobierno de Guerrero se comprometió a la construcción de caminos, carreteras y puentes en sus municipios, todos controlados por Los Ardillos.
La gobernadora Evelyn Salgado (Morena) destacó que la liberación de los retenidos y de la autopista se logró “a través de la política de diálogo que distingue a este gobierno, sin represión ni confrontación”.
En cuanto los pobladores liberaron a los retenidos y dejaron la ciudad, la alcaldesa Norma Otilia Hernández salió a recorrer calles y mercados con el propósito de mostrar que la ciudad no estaba paralizada como, efectivamente, había amanecido por tercer día consecutivo.
El recorrido lo hizo a bordo de una camioneta blindada que fue custodiada por militares y policías municipales.
Pese a querer aparentar normalidad, el hecho de que se difunda un segundo video del encuentro de la alcaldesa con el líder de Los Ardillos puede ser una señal de que el conflicto en Chilpancingo aún no termina.