Han transcurrido 48 horas desde que iniciaron las lluvias en la huasteca potosina, desde entonces no ha salido el sol, ni se siente el calor y humedad como es costumbre en esa región del estado. Las calles se convirtieron en arroyos y afluentes por donde corre el agua de los ríos que se han desbordado y que a su paso han dejado huella en las viviendas que se sitúan a las orillas de los mismos.
Ulises Franco, maestro jubilado y habitante de Axtla de Terrazas vive a la orilla del río que lleva el mismo nombre del municipio, y comparte cómo han sido las últimas 24 horas para él y su familia, se ha dormido poco pues junto a su esposa han estado subiendo sus pertenencias a la azotea para tratar de disminuir los daños por la lluvia, dice que aunque se mojen, pero no se inunden y queden llenas de lodo pues sino estarán inservibles.
El río Axtla de Terrazas comenzó a subir de nivel desde la madrugada del jueves, y ya por la tarde, salió desde su cauce y se extendió incluso hasta la explanada del jardín principal del pequeño pueblo. El señor Ulises pidió a algunos vecinos dar posada a sus hijas durante la noche para él y su esposa terminar de subir algunos muebles y quedarse a cuidarlos, porque también los ladrones se hacen presentes.
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“No dormimos estamos al pendiente porque vivimos a la rivera del río, en estos temporales pues el río sale, ya tenía muchos años que no había sucedido pero hoy nos sorprendió de su cauce salió como nunca antes…no dormimos para cuidar nuestras cosas y alcanzar a subir a la azotea lo que se pueda”.

En Axtla las autoridades recorren el lugar en lanchas, policías y brigadistas se han sumado para ayudar a las personas a salir de sus viviendas, en las azoteas se puede ver además de muebles, perritos, y hasta puercos, y otros animales, pues las familias huastecas están haciendo de todo para tratar de salvaguardar sus pertenencias de la furia del río.
En Tamazunchale el panorama es similar, en las calles que han sido cubiertas por el agua, se puede percibir la incertidumbre, el desánimo, el temor y la tristeza de quienes han visto correr por la corriente lo que les costó años de trabajo.
Poco antes de las 20 horas del jueves se abrieron las compuertas de la Presa de Zimapán debido a que ha alcanzado su nivel crítico, por lo que la comunidad permaneció en alerta ante el posible desbordamiento del río Moctezuma.
Las autoridades pidieron a los habitantes evacuar las zonas de riesgo y se habilitaron albergues para recibir a las familias.
A las 4 de la mañana fuegos artificiales despegaron a los habitantes de la comunidad San Rafael, era la alerta para avisar a todos que no era hora de dormir, sino de despertarse y ponerse a salvo, resguardarse y resguardar sus pertenencias ante la crecida del río.
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Arath Zumaya narró a EL UNIVERSAL que a las 10 de la noche cesó la lluvia por un breve lapso, mismo que aprovecharon para acudir a los locales que albergan a las carnicerías de la familia para comenzar a levantar mostradores y todo lo que les fue posible, sus labores los tuvieron de pie hasta las 4 de la mañana, de 4 a 6 intento descansar, y después la lluvia nuevamente lo despertó.

“Es algo que tenía años que no se veía, la gente, y pues todos están asustados porque no sabemos qué va a pasar, las lluvias continúan u el río sigue creciendo, y hay muchas familias que viven a la orilla del río, puede pasar una tragedia”.
Carlos Dothé, habitante también del municipio de Tamazunchale detalló que este, se ha convertido en un episodio histórico en el poblado, pues refiere que desde 1955 no se vivía una contingencia de este tamaño, fue en 1955 cuando el agua de los ríos Amajac y Moctezuma cubrieron las calles y caminos de Tamazunchale, dese aquel entonces, únicamente lluvias atípicas es lo que habían vivido, hasta el día de hoy.
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Dothé reconoció que es un episodio gris y triste para los tamazunchalenses, pues decenas de familias han perdido gran parte de sus pertenencias, y aunque la ayuda ha llegado y los llamados se han hecho, “la gente se aferra a sus cosas, y pues claro les ha costado, es por lo que han trabajado toda la vida”, apunta, aunque admite que incluso ponen en riesgo sus vidas ya que se han negado a salir de sus casas.
El joven añade que a pesar del panorama, el corazón inquebrantable de los huastecos se mantiene fuerte y unido, han llegado brigadas de apoyo para dar la mano a los pueblos que hoy ante la fuerza de la naturaleza necesitan el calor de las y los potosinos.
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