La Laguna.— Productores del campo en la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango anticipan pérdidas, desempleo y una afectación a la economía ante la reducción del ciclo de riego por la baja captación de agua en las presas. Hasta el momento no hay ningún programa para atender el impacto de la sequía.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) decidió que este año extraerán 400 millones de metros cúbicos de agua para el riego de cultivos, lo que se conoce como un “miniciclo agrícola”, cuando normalmente un ciclo agrícola prevé 850 millones de metros cúbicos para sembrar de 50 mil a 60 mil hectáreas, precisó José Mendoza, subdelegado agropecuario de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) en La Laguna.
El funcionario federal explicó a EL UNIVERSAL que la superficie de siembra de la región Laguna alcanza hasta 185 mil hectáreas cada año. Sin embargo, la reducción del ciclo agrícola impactará en 25 mil hectáreas que dejarán de sembrarse.
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El valor de la actividad agropecuaria en la región es de 60 mil millones de pesos y se estima que la siembra por gravedad —como se llama a la que se hace con agua que llega por canales desde las presas— aporta 5 mil millones de pesos, que se verán afectados por la reducción del ciclo agrícola, detalló.
Natividad Navarro, dirigente en Coahuila de la Confederación Nacional Campesina (CNC), comentó que este es un año muy difícil, pues la sequía afectará la economía de la región, que se mueve en torno a la actividad agropecuaria.
Advirtió: “Estamos hablando que todo el sector ejidal va a estar sufriendo el embate de un desempleo anunciado ante la falta de agua”.
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La actividad agropecuaria siempre genera movimiento, los agroquímicos, los fertilizantes, el diesel, la maquinaria y todo ello también impactará en los jornales que se dejarán de trabajar, añadió Mendoza.
“Estamos hablando de actividades de preparación, de labores de barbecho, rastreo, empareje [y] bordeo y cada uno de ellos de alguna manera requiere jornales, requiere actividad de mano de obra. Entonces, cuando hablamos de esa actividad, de mano de obra estamos hablando de la siembra, estamos hablando de los riegos, cada uno de ellos requiere uno, dos, tres, cuatro jornales; hablamos del deshierbe que requiere cuatro, cinco jornales, estamos hablando de llevar a cabo las labores, los cultivos con maquinaria. Estamos hablando también de la etapa de cosecha”, detalló.
La reducción merma todo, respaldó Elizabeth Estrada Macías, activista y vocera de la Contraloría Autónoma del Agua. Ejemplificó que en la siembra del melón, del que la región es uno de los principales productores del país, se utiliza mucha mano de obra para la pizca y la recolección.
“Si se reduce la superficie, se ve reducida la circulación de dinero, la contratación de trabajo, entonces, repercute en todos los aspectos de la vida social y económica de las familias del campo”, aclaró Estrada.
Todo esto, a su vez, impactará en la en la dinámica económica, adelantó Natividad Navarro.
Agregó que “nadie sabe lo que va a venir hasta que lo estemos sintiendo. Comercios locales, refaccionarias, productos para maquinaria, talleres donde arreglemos los fierros de labranza. Cuando al campo le va mal lo resienten todos. Teniendo recursos, el campesino va a la ciudad y consume, le consume al comercio, a las tiendas de ropa, supermercados”.
Forrajes y nogales, la prioridad
El subdelegado de la Sader comentó que la afectación será proporcional a los cultivos, aunque la realidad es que la prioridad en la región es la siembra de forrajes que alimentan el hato ganadero de más de 500 mil vacas que producen dos de cada 10 litros de leche que hay en el país.
Señaló que también se va a procurar rescatar el cultivo del nogal porque representa un patrimonio para los productores.
En este sentido, Navarro explicó que se privilegiará regar los sembradíos de nogales, pues si no se riegan pierden vigor y recuperarlos tarda de tres a cuatro años. Por el contrario, el algodón, que hace décadas fue el cultivo rector en la región, se verá disminuido.
“El algodón en el transcurso del ciclo con todas las labores, ocupa 32 empleos para una hectárea. Toda la fuerza laboral que ya no va a poder trabajar. Vamos a tener una falta de empleo enorme, migración anunciada si es que no hacemos algo para establecer programas a la gente”, expuso el líder campesino.
Otro fenómeno que se acentuará será el de la renta y venta de tierras ejidales y derechos de agua: “¿Qué tanto puede generar de ingreso o de rentabilidad un derecho de 30 áreas?”, cuestionó el mismo subdelegado de la Sader.
La estrategia será compactar las tierras, pero eso significa para el productor un traslado: “No es factible hablando de economía. Se gastaría nada más en puros traslados. No es redituable y muchos lo que hacen es rentar el derecho de agua”, reconoció el subdelegado.
Los entrevistados coincidieron que para el productor social no es rentable sembrar menos de una hectárea.
María Elizabeth Estrada, vocera de la Contraloría Ciudadana del Agua en La Laguna, consideró que la reducción del ciclo agrícola será un factor de agudización de diversos fenómenos del campo, como la enajenación de derechos del agua.
“Quisiéramos que el gobierno federal tuviera medidas para que no hubiera transferencia del agua, es una realidad. Desde la contraloría buscamos que el productor tome conciencia, que no enajene o mal enajene el agua, porque es un elemento vital para la vida y la producción del campo”, comentó.
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Sequía y sin apoyos
Al 14 de abril, la presa Lázaro Cárdenas se encontraba a 24.9% de su capacidad, mientras que la Francisco Zarco estaba a 47.1%. La falta de escurrimientos ha generado la poca captación de agua, principalmente en la parte alta.
El subdelegado agropecuario de la Sader dijo que es la cuarta ocasión en la historia en la que se presenta esta reducción del ciclo agrícola.
“Estamos a expensas de que llueva”, reconoció el ingeniero Mendoza. Sobre todo que llueva en la parte alta de la cuenca: “Ojalá y los escenarios sean favorables y la naturaleza nos bendiga con el agua”. Por lo pronto, la apuesta también es el plan de tecnificación que anunció la presidenta Claudia Sheinbaum.
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Natividad Navarro consideró que nunca habían tocado todas las malas al mismo tiempo: sin apoyo y sin agua.
Estrada lamentó que exista una ausencia de política pública del gobierno federal para atender las afectaciones, pues señaló que no hay alternativas sociales de trabajos comunitarios y empleo temporal: “no ha habido nada”, sentenció.
Tanto Navarro como Estrada señalaron la falta de un programa como en el sur del país —Sembrando Vida—. Sin embargo, al norte no se ha tomado en cuenta.
Para este problema, el subdelegado reconoció que no existe ningún programa de empleo temporal, porque los programas del campo están destinados en el país a cultivos básicos como el maíz, frijol, trigo o arroz.