Torreón.— En un bodegón de esta ciudad, un grupo de de San Andrés Cohamiata de Mezquitic, Jalisco, trabajan en la elaboración y pegado de chaquira para la creación de un centro ceremonial representado por una venada de 6.5 metros de largo y alto, una pieza que será expuesta en Burning Man, un festival anual de Estados Unidos donde se presentan grandes obras luminosas e interactivas.

El calor sofocante del semidesierto obliga a los hombres wixárikas a trabajar con el torso descubierto. Trabajan en grupos y pegan la chaquira sobre la piel de la venada que se está creando a partir de lámina de metal hecha por herreros y hojalateros. Toda la estructura base del esqueleto de la pieza, de la venada, es herrería.

Leyla Brashka, artista lagunera y cabeza del proyecto, explica que la venada gigante está basada en la cosmogonía wixárika, donde el venado azul, llamado Kauyumari en su lengua, es un ser sagrado y espiritual.

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“La intención es enaltecer esta cultura, nuestras raíces originarias indígenas y ofrendar a la medicina del peyote en agradecimiento por la medicina que da”, ahonda Leyla.

La estructura es de metal y la piel se creará con madera, fibra de vidrio y chaquiras. Foto: Francisco Rodríguez / EL UNIVERSAL
La estructura es de metal y la piel se creará con madera, fibra de vidrio y chaquiras. Foto: Francisco Rodríguez / EL UNIVERSAL

El proyecto Kauyumari Centro Ceremonial, el único trabajo mexicano, fue uno de los 75 proyectos de gran formato de artistas alrededor del mundo aprobados para participar en el Burning Man.

“Para nosotros es un honor poder compartir con más de 70 u 80 mil personas que acuden cada año a este evento, la gran riqueza cultural que tiene México”, dice Leyla Brashka.

Actualmente trabajan 18 artesanos wixárikas, pero también escultores de herrería que dan formas artísticas, un ebanista que realiza los cuernos de la venada, un vitralista, diseñadores, arquitectos e ingenieros. En el fondo del bodegón fue realizado un enorme mural por el artista nayarita Erick Cisneros.

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La estructura es de metal y la piel se creará con los materiales originales de sus artesanías como madera, fibra de vidrio y chaquiras. También vitrales, botellas de vidrio, barro y espejos como chaquiras de mayor tamaño.

Julián Carrillo es el responsable de los wixárikas en el proyecto. Foto: Francisco Rodríguez / EL UNIVERSAL
Julián Carrillo es el responsable de los wixárikas en el proyecto. Foto: Francisco Rodríguez / EL UNIVERSAL

Leyla Brashka menciona que todos los involucrados están percibiendo un sueldo. En el caso de los artesanos wixárikas reciben 20 mil pesos por metro cuadrado, es decir, un aproximado de 400 mil pesos que se llevarán de regreso a su comunidad, asegura la artista lagunera.

“Es una escultura monumental que conlleva alrededor de 2 millones y medio de pesos para crearse, distribuidos en todas estas personas, estamos hablando que parcialmente pues una cuarta, una quinta parte, va a la comunidad”, comenta.

La artista explica que como es un centro ceremonial, se puede acceder a la venada a través de su pecho para entrar a su corazón y poder subir a su cabeza y ver a través de los ojos “para simbólicamente ver la visión de la venada”, dice.

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Hombres wixárikas pegan la chaquira sobre la piel de la venada. Foto: Francisco Rodríguez / EL UNIVERSAL
Hombres wixárikas pegan la chaquira sobre la piel de la venada. Foto: Francisco Rodríguez / EL UNIVERSAL

Actualmente el proyecto lleva 50% del proceso creativo y constructivo, y en estos momentos buscan apoyos de empresarios y donadores. Asimismo, crearon una campaña de GoFundMe, a la cual se puede acceder en la página web kauyumariceremonial.com.mx

Para la creación de la obra Leyla ha sumado la organización de talleres artísticos. Hace unos días, se presentó públicamente y se organizaron talleres de cerámica y de hilo.

La artista lagunera menciona que el centro ceremonial será una donación, pues después de que regrese de Burning Man, estará un tiempo en Torreón y dependiendo de las posibilidades, recursos y alianzas que se generen con otros estados, se llevará a compartir. Sin embargo, su destino final será en un sitio sagrado de la comunidad wixárika.

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Todo tiene historia

Julián Carrillo, el Marakame, responsable de los wixárikas en el proyecto, explica que por usos y costumbres siempre se han dedicado al arte wixárika y explica que el venado significa su espíritu.

Cuenta que todo tiene una historia, sobre todo lo relacionado al hikuri, el peyote, una medicina ancestral para su pueblo.

“Nuestros antepasados fueron a caminar en busca de hikuri, caminaron 15, 17 días y llegaron a San Luis Potosí y se quedaron sin comida, sin agua. Tenían hambre y alguien vio un venado. Alguien agarró una flecha, lo tiraron y ahí se cayó. Vayan a ver, cuando llegaron no estaba el venado, estaba la flecha metida en el peyote. Dejaron ofrenda, aquí nos quedamos, es lo que buscábamos”, relata.

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Añade que las autoridades tradicionales en San Andrés permitieron la salida para trabajar en la ofrenda. Tienen desde abril trabajando en la pega de la chaquira. Platica que su comunidad tiene cerca de 4 mil habitantes, de los cuales la mitad son artesanos.

Julián tiene su cita en el consulado el 1 de julio para obtener su visa y poder viajar a Estados Unidos a exponer la obra. “Va a quedar bien bonito. Se va a ver chingón”, dice.

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