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Con su mirada felina y movimientos magnéticos, Yolanda Montes, conocida como Tongolele, cautivaba a todos en el escenario. Su presencia era imposible de ignorar, convirtiéndola en un ícono de la danza y el simbolismo sexual. Aunque tuvo numerosos admiradores, entre ellos algunos políticos, su corazón fue conquistado por Joaquín González, el cubano apodado “El mago del Tambor”.
En la década de los 50, se casaron en Nueva York. González, reconocido por su habilidad con la tumbadora y otros instrumentos de percusión, compartía con Montes una pasión por la música, que ella ya dominaba desde su adolescencia. Su amor perduró hasta la muerte de Joaquín en 1996, a quien Yolanda siempre recordó como “El amor de mi vida”.
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A lo largo de su carrera, Tongolele fue muy discreta sobre su vida privada. De su relación con González nacieron dos hijos gemelos, Ricardo y Rubén González Montes, quienes estuvieron a su lado durante sus últimos días debido a la demencia senil que padecía.
Pese a sus dificultades personales, Yolanda nunca dejó de estar vinculada a la danza. Apenas un mes después de dar a luz, regresó a los escenarios y continuó su carrera en la Tropicana de La Habana, Cuba, donde residió por un tiempo con su familia. En 1976, Joaquín comenzó a sufrir problemas cardíacos que lo llevaron a la colocación de un marcapasos, pero el 22 de diciembre de 1996, falleció en su casa, acompañado de su esposa.
Pese a que se le vinculó con otros artistas, nunca se confirmó una relación más allá de la que compartió con Joaquín.
Tongolele falleció ayer 16 de febrero a los 93 años, tras haberse retirado del espectáculo en 2015. La noticia fue confirmada por Televisa.
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